viernes, mayo 02, 2008

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un artìculo de la bici crìtica de Madrid

Jóvenes Verdes Madrid participa en la Bicicrítica del jueves 24 de abril
domingo, 27 de abril de 2008

Jueves 24 de abril. 20h00. Plaza de Cibeles, Madrid. Como cada último jueves del mes, cientos de ciclistas se reúnen para celebrar la BiciCrítica. Harán un recorrido de 10-15 kilómetros por el centro de la ciudad. Algunos usan la bici a diario. Otros se unen al grupo para disfrutar del efecto protector de esta Masa Crítica. Esta noche, todos contribuirán a recordar que los ciclistas existen, y que piden una ciudad adaptada a la movilidad no motorizada, con más carriles de bicis, y más respecto por parte de los vehículos motorizados. Todos consideran que el uso de la bicicleta aliviaría el problema de la movilidad en Madrid y reduciría la congestión automovilística, causante principal de la contaminación y el estrés urbanos.

La BiciCrítica es una organizada coincidencia, un pelotón sin cabeza. Cada participante contribuye a animar y difundir el movimiento. Hoy contamos más de 500 participantes. La mayoría vinieron con su bici. Otros con patines. Algunos originales vinieron con bicis curiosas. Equilibristas vinieron con monociclos. Gente va disfrazada. Un ciclista va arrastrando detrás de su bici una completa cadena HiFi, dando un toque musical al paseo. Dos Jóvenes Verdes, Catherine y Jonathan, se apuntaron al pelotón, con la bandera de la FYEG (Federation of Young European Greens) orgullosamente atada detrás de una bici.

La Masa Crítica empieza a moverse a las 20h30. Cada mes se elige un recorrido distinto, para dar a conocer distintas zonas de la ciudad, y demostrar que todos los barrios pueden ser practicados con dos ruedas. Este mes, la BiciCrítica pasará por lugares simbólicos como la Castellana, Ríos Rosas, Canal Isabel II, Cuatro Caminos, Plaza Castilla, dará una amplia vuelta por el Barrio del Pilar, acabándose en el centro cultural “La Piluka”.

El pelotón atraviesa las calles como una revolución silenciosa, proporcionando un respiro a la ciudad en un pequeño intervalo de tiempo y espacio. Se crea una burbuja llena de ruedas que se susurran proyectos de ciudades habitables, amables. Las calles de Madrid nos acogen calorosamente. En Cuatro Caminos, la rotonda nos invita a dar vueltas en ella, y parece llorar cuando la dejamos por Bravo Murillo. En Plaza Castilla, las torres parecen inclinarse ante nuestro paso. Los túneles se deleitan de poder durante unos minutos devolver el eco de los gritos de los ciclistas atravesándoles.

Las reacciones de las personas externas son muy diversas. Miles de ciudadanos miran el espectáculo, curiosos, perplejos, interrogativos. Preguntan de qué se trata, qué ocurre. Ciclistas se paran de paso para explicar a los peatones la significación de este movimiento. La mayoría de los conductores de coches que cruzamos nos mandan señales amistosas, o pitan en música en muestra de simpatía. Algunos otros irreductibles y adictos al transporte fósil intentan pasar por la fuerza a través del pelotón. Nos explican que tienen prisa por llegar a su destino. Gritan una serie impresionante de palabrotas. A menudo llegan a amenazar con salir del coche para explicarse con las manos, pero nunca llegan a salir de verdad. Es que fuera de sus tanques de acero, se sienten mucho menos potentes. La BiciCrítica es un paseo lúdico y festivo. Actitudes violentas no son bienvenidas. El conductor es un potencial ciclista, y por eso los ciclistas prefieren sonreírle y explicarle de qué se trata.

El recorrido se termina el en centro cultural de la Piluka. Cientos de ciclistas se toman juntos una merecida cerveza, y comparten experiencias e ilusiones. Poco a poco, algunos ciclistas se van despidiendo. Mini grupos se van formando por barrios de residencia, y los ciclistas vuelven juntos hacia su hogar, relajados, felices, y con ganas de apuntarse a la próxima BiciCrítica.

El uso de la bici es una solución privilegiada a los problemas de movibilidad urbana. La BiciCrítica, nacida en Madrid en 2004, cuenta cada vez con más participantes. Es una buena señal que poco a poco todo se andará. Sin embargo, mucho queda por hacer todavía, hasta que Madrid se convierta en una ciudad ciclista, como lo son otras ciudades del norte de Europa como Berlín, Ámsterdam o Brujas.

La bici no está todavía en lo hábitos de los madrileños. La mayoría de los participantes a la BiciCrítica no son madrileños, y se cuentan muchos extranjeros en el pelotón. La situación dentro de Jóvenes Verdes es muy llamativa: los dos Jóvenes Verdes presentes a la Bicicrítica de abril son los dos belgas de la sección de Madrid. Existía por lo cual una correlación de 100 % entre ser belga y participar, y una correlación de 100 % entre ser español y no participar. Peor todavía, la principal razón que evocan los Jóvenes Verdes por no participar ¡es el hecho de no tener bici!

Aquí conviene contar una anécdota de paso: Jonathan pinchó en Plaza Castilla, a la mitad del recorrido. Teniendo poco tiempo para cambiar su neumático, decidió seguir el pelotón corriendo, con la bici en una mano, la bandera atada detrás de la bici, y la mochila en su espalda. Corrió aproximadamente 6 kilómetros, acompañando el pelotón hasta su destino final. Nunca se hubiera podido inventar una solución más eficaz para que se vea la bandera de la FYEG. De paso demostró también que ya no vale la excusa de no tener bici para no apuntarse a la próxima BiciCrítica. Si alguien se anima a hacer la próxima BiciCrítica corriendo, Jonathan le acompañará con mucho gusto.

Existen buenas razones para pensar que la situación evolucionará positivamente en los años que vienen. Mientras tanto, un número cada vez más importante de ciclistas seguirá mostrando la vía cada último jueves del mes.

Próxima BiciCrítica: jueves 29 de mayo.

* Más información: http://www.bicicritica.es

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