jueves, agosto 13, 2009

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¿Por qué no se caen las casas japonesas?
La respuesta hay que buscarla en los soberbios métodos de ingeniería antisísmica civil del país y en la inercia constructiva de los japoneses, que desde la Edad Media usan la madera -resistente y flexible- y, ahora, hormigón en sus estructuras atendiendo a la elasticidad de ambos materiales para resistir temblores de tierra.

"Las estructuras de Japón son de un sobredimensionamiento tan increíble a primera vista que parecen salidas de otro planeta. Comparadas con las de España, pensaríamos que alguien ha querido pegar un 'pelotazo' a cuenta de la estructura", afirma el arquitecto Eduardo Arroyo, del estudio NOMAD.

La tradición de actividad sísmica en Japón les ha enseñado que "con el bambú y con papel de arroz se pueden construir estructuras flexibles y articuladas que funcionan excelentemente en caso de seísmos", señala el profesor de arquitectura Jesús Aparicio. En la primera parte del siglo -tras el terremoto de 1923- los edificios se empezaron a construir con acero, pero a partir de las segunda guerra mundial en Japón pasaron a usarse "grandes y masivas estructuras de hormigón conocidas como arquitectura brutalista".

"En un edificio, todo lo que no sea rígido ha de poder deformarse o vibrar y todo lo rígido ha de poder desplazarse", explica el arquitecto Eduardo Arroyo
Elasticidad, simetría, peso y movilidad

También se tiene en cuenta la simetría en el diseño de los edificios, ya que cuanto mayor sea esta, el inmueble se comportará como un todo ante las vibraciones, resistiéndolas mejor.


Otro factor determinante es la distribución vertical del peso. Cuando se construye un bloque de viviendas, se procura que los pisos inferiores sean los que soporten la mayor carga. Además, cuanto más amplia sea la base del edificio, mejor resistirá los embates del seísmo.

Además, es obligatorio dejar espacios libres entre medianeras para permitir que los edificios cimbreen sin que se golpeen para que, en caso de temblores, puedan oscilar libremente y, si hay derrumbe, "evitar el efecto dominó", dice el arquitecto Jesús Donaire.

"El arquitecto japonés aprende desde la Escuela a desenvolverse con naturalidad en un medio donde el terremoto es parte de su existencia", explica, al "igual que uno nórdico debe aprender a combatir el frío, el africano el calor y el caribeño el viento".

"Las estructuras de Japón son de un sobredimensionamiento tan increíble a primera vista que parecen salidas de otro planeta"

Los japoneses están acostumbrados a los riesgos de grandes movimientos telúricos. El ocurrido en Kobe, en 1995, es recordado por sus terribles consecuencias. Entonces un temblor de 7,2 grados de magnitud en la escala de Richter arrasó la ciudad acabando con la vida de 6.500 personas, hiriendo a otras 45.000 y destruyendo 200.000 edificios.
Cuando un edificio tiembla...

Durante un terremoto, los edificios sufren una deformación estructural "sobre todo de carácter horizontal, y es por eso que parece que bailan o 'vibran' a ritmo de la aceleración sísmica, como un movimiento de caderas", señala Arroyo. "En un edificio, añade, todo lo que no sea rígido ha de poder deformarse o vibrar y todo aquello que sea rígido ha de poder desplazarse con holgura para no romperse".

"El arquitecto japonés aprende desde la Escuela a desenvolverse con naturalidad en un medio donde el terremoto es parte de su existencia", dice Aparicio

La población japonesa está sobradamente instruida para afrontar los temblores y las autoridades disponen de cuerpos de rescate especializados. En todo el país hay tiendas que venden 'kits' de emergencia y artilugios para fijar el mobiliario de las casas y evitar que salgan despedidos.
¿Y en España?

Si la tierra temblara en España con la fuerza con la que lo hace en Japón muchos edificios caerían abatidos "como naipes". Si ocurriera en una zona declarada como no sísmica -casi todas a excepción de Almería y Granada-, "los edificios menos "elásticos" estructuralmente caerían, no así los de rigidez extrema -formato 'bunker'- que sí podrían sin embargo inclinarse", señala Arroyo.

Con terremotos como el de Japón "sufriríamos unas duras consecuencias, sobre todo en los edificios tradicionales e históricos, que fueron construidos con estructuras masivas y rígidas, pensadas para contrarrestar la fuerza de la gravedad", afirma Jesús Donaire. "En las estructuras de acero, las consecuencias serían menores".

La normativa anti-terremotos, vigente desde 1994, asegura que las viviendas construidas a partir de este año son completamente resistentes a sacudidas de tierra. Con el nuevo Código Técnico, "uno de los más complejos y restrictivos del mundo", asegura Arroyo, la normativa española se ha cubierto definitivamente las espaldas.

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/08/11/suvivienda/1250004405.html

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