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lunes, diciembre 14, 2009
la talla importa...
En èsta zona,tropical la talla del pecho de las mujeres es de forma natural mucho màs grande de la que estamos acostumbrados a ver en europa.
Esto se refleja en los maniquìes de ropa y en la costumbre de llevar inmensos escotes...
Para què sirve?
su utilidad se refleja en el siguiente video
http://www.facebook.com/video/video.php?v=1302220239795
como empiezan desde pequeñas a manejar el tema...
http://www.facebook.com/notifications.php#/video/video.php?comments&v=1300701158535
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Un asunto tomado a pecho
Por Lucy Lorena Libreros, Reportera de El Pais
“Blancas colinas.
Cuerpo de piel, de musgo,
de leche ávida y firme.
¡Ah, los vasos del pecho!”.
Pablo Neruda.
Los senos se están tomando muy a pecho. Cualquier reunión social, fila de banco o almuerzo se convierte en escenario de discusión sobre por qué las mujeres con poco busto se dejan seducir por la generosidad glandular que hoy exhiben muchas colombianas, convencidas de que es el gancho perfecto para obtener el éxito.
Y la encargada, en buena medida, de elevar el ‘rating’ de la polémica ha sido la serie ‘Sin tetas no hay paraíso’, que retrata la historia de una joven que hace hasta lo imposible con tal de aumentar de talla de ‘brasier’ y sentir la aceptación de los hombres.
Sin embargo, el anhelo de Catalina, protagonista de esta producción del Canal Caracol, no es una realidad aislada: cada año, según estiman los cirujanos plásticos colombianos, en el país se llevan a cabo un promedio de 60.000 procedimientos de mamoplastia o aumento de busto.
Bien lo dice Jéssica, antagonista de la controvertida serie: “Hoy en día son importantes un buen par de tetas, no importa si son de mentiras, de goma, de madera o de piedra”.
El culto que se le brinda a esta zona del cuerpo femenino en el país se debe, según el sexólogo y psicólogo clínico Fernando Calero de la Pava, a que en “nuestra sociedad se ha quedado gravitando una idealización de los senos, propia de la adolescencia de los hombres, que los ven como un símbolo sexual”.
Opinión que comparte la psicóloga Marta Lucía Llanos, cuando afirma que, así como para ellas es un mito de placer el tamaño del miembro masculino, para ellos lo es el del busto.
“Está asociado con una especie de fetiche muy antiguo, según el cual, el erotismo y la fertilidad guardan una estrecha relación con el pecho de las féminas, y eso mismo es lo que se han encargado de explotar los medios de comunicación”, asegura la especialista.
Ajena a estas consideraciones históricas, la abogada Socorro Trujillo, de 52 años, asegura que en sus tiempos de juventud ese “destape desmesurado” que se ve hoy no hubiera tenido lugar.
“No sólo tenía que ver con recato, sino con la elegancia y con eso que las abuelas llamaban estar bien puestas. Las modas tampoco estaban hechas para mostrar y, antes que el busto, los hombres se derretían más por unas piernas bonitas”, recuerda la caleña.
Otra es la mirada que sobre el asunto guarda María del Mar Restrepo, con 15 años recién cumplidos, quien casi no logra convencer a su papá de que le regalara de cumpleaños una cirugía de aumento de senos.
“Cada que le mencionaba el tema entraba en ‘shock’, me decía que no tratara de madurar a la fuerza y que el costo de una cirugía prefería pagármelo en un viaje a Estados Unidos”, relata la joven estudiante.
Pero ella seguía empecinada, hasta que, luego de seis meses, consiguió el apoyo de sus padres, quienes invirtieron más de cinco millones de pesos para darle gusto. La única condición fue que no se las colocara muy grandes para que “no me viera muy vulgar”. Fue así como de la talla 32 pasó a la 34 C.
María asegura que su complejo comenzó cuando notó que sus amigos de clase y del conjunto residencial donde vive preferían a las chicas “más dotadas. Yo estaba muy plancha, parecía un niño”.
“Me sentía la más fea, incluso, una vez llegué a mi casa llorando porque escuché cuando un pelado le decía a uno de mis amigos: “María del Mar es una desconfiada, dejó los senos guardados en la casa”.
Llegado mafioso. Más allá de un tema de baja autoestima, en opinión de Daniel Samper Ospina, director de la revista Soho, esta devoción, si bien no es nueva, fue jalonada fuertemente por la cultura mafiosa que se enquistó desde la década de los 80 en Colombia.
“Más que un culto a los senos, se pudiera decir que es un culto a los senos plásticos, porque ese es el concepto estético que maneja el narcotraficante. Este se basa en que lo mejor es lo más grande, así pasa con sus carros, sus casas y, por supuesto, con el busto de sus mujeres”, sostiene el periodista bogotano.
Así lo considera también Jorge Molina, sociólogo de la Universidad Nacional, de Bogotá, quien opina que a través de los medios de comunicación y el mundo del narcotráfico se creó el anhelo de mujer voluptuosa. Un híbrido entre la sensualidad latina y la belleza nórdica.
“Mientras el mundo miraba a Milán o París, para seguir patrones de belleza internacionales, en Colombia mirábamos hacia Miami pues algunos traficantes, empezaron a importar el estilo de vida de la Capital del Sol, con sus casas, carros y hasta la belleza de sus mujeres”, sostiene el docente universitario.
El escritor caleño Umberto Valverde plasmó una percepción similar en su más reciente libro ‘Quítate de la vía perico’.
“Con la llegada del narcotráfico apareció el sobredimensionamiento de la imagen femenina, pues para el mafioso exhibir una mujer exuberante es sinónimo de poder”, asevera.
No es exclusivo. Pese a que esta realidad se pasea a diario por su consultorio en la Clínica El Chicó, de Bogotá, para Ernesto Andrade, cirujano plástico y uno de los profesionales que integra el equipo médico del programa Cambio Extremo, la adoración de los senos no es exclusiva de Colombia.
Resalta que desde la época de los romanos, de los griegos y hasta del Renacimiento, el busto tenía una connotación importante, incluso artística, pues era símbolo de maternidad.
“No es propio de los colombianos. Si nos comparamos con el resto del mundo, estamos lejos de ser unos abanderados de los senos de silicona. Los primeros lugares en la materia se los llevan Estados Unidos, Brasil y Francia, país este donde tienen asiento cuatro fábricas de implantes mamarios. Colombia estaría en el puesto quince”.
También desmiente la apreciación generalizada de que Cali sea la capital de los senos postizos, como sostienen muchos.
“No es que las caleñas se operen más. Lo que sucede con ellas y con las paisas es que, por su forma de ser y por el clima, buscan tener senos de tallas más grandes. Por eso, el fenómeno pareciera más notorio”, dice Andrade.
Sus palabras las respalda con cifras: “Del total de implantes mamarios que se venden en el país, el 52% los utiliza Bogotá. Le sigue Medellín, con un 25% y Cali, con un 23%”.
Samper Ospina no se muestra muy convencido de esa tesis. “No se puede negar que existe una relación directa entre las ciudades que fueron más golpeadas por la mafia y la preferencia por los senos grandes por parte de las mujeres que viven en esas regiones. Por eso, Cali y Medellín aparecen como dos de las ciudades más permeadas”, comenta.
En opinión de la caleña Marilym Patiño –quien interpreta a Paola en la serie que emite el Canal Caracol– a pesar de que estaba bien de busto, no se pudo resistir a la tentación de someterse a la mamoplastia, “porque eso hace parte de la cultura de las caleñas que le damos mucha importancia a nuestro cuerpo. Fue un error porque un par de senos no es lo más importante”.
El caso de María Adelaida Puerta, protagonista de la novela, no es distinto. Según la joven de 25 años, la presión que recibía de su familia y sus amigos en Medellín, por su menuda figura, era muy fuerte.
“No me decían abiertamente que me operara, pero me hacían críticas por mi delgadez. Me acomplejé y me tapaba para que no se notara que era muy plana”, cuenta.
Fruto de ese ambiente es que en ciudades como Pereira, una emisora local, Olímpica Stéreo, rifó entre sus oyentes dos implantes de senos.
“Fue tal la acogida que al concurso se inscribieron más de dos mil mujeres de todas las edades”, cuenta Fabián Gómez, Dj de la estación radial.
por puro gusto. Los consultados coinciden en que no todas las mujeres que recurren al quirófano, para aumentar su ‘pechonalidad’ están motivadas por la cultura traqueta.
“La gran mayoría de quienes buscan operarse los senos quieren verse más agradables, es como maquillarse las uñas o hacerse el ‘blower’”, puntualiza el médico Andrade.
Ese es el caso de Mónica Reyes, una fisiotetapeuta que asegura haber recurrido a las bondades de la estética para mejorar su apariencia. “Lo hice por sentirme mejor, pues soy alta y era muy plana, así que una talla 34 me caía muy bien”, dice.
Para la psicóloga Llano, mientras la mujer tenga claros sus valores y autoestima, puede asumir esta cirugía sin problemas, contrario a cuando recurre al procedimiento porque de esto depende sentirse aceptada, deseada o bonita. Entonces, se deja de ser un sujeto para convertirse en objeto”.
Las razones para operarse
Según el cirujano plástico Ernesto Andrade no es cierto que la mayoría de las mujeres recurran a los implantes por problemas de autoestima. Éstas, según el médico, son en su orden las razones que llevan a las colombianas al quirófano:
Verse mejor: Ya se sienten bonitas, pero creen que un poco más de busto les ayudaría a verse mejor.
Por la flacidez y falta de tamaño con que quedan los senos después del periodo de lactancia. Una cirugía devuelve la firmeza y la postura del busto.
Por falta de autoestima, especialmente luego de haber sido abandonadas por la pareja.
La cirugía
5 ó 6 millones de pesos puede costar una cirugía, dependiendo de la prótesis. 20 minutos demora el procedimiento de la mamoplastia. 4 días es el tiempo que toma la recuperación de la paciente. 16 años, edad mínima para una operación de aumento de senos.
Las ‘yayitas’
Natalia París
Tatiana de los Ríos
Sofía Vergara
Carolina Cruz
Carla Giraldo
Sandra Muñoz
Sara Corrales
Alejandra Azcárate
Andrea Guzmán
Pamela Anderson
’La Cicciolina’
Sofía Loren
“Sí hay paraíso”
“No se necesitan senos grandes para triunfar. Una mujer no se debe operar para ser un símbolo sexual”. Pilar Smith, presentadora.
“Los senos grandes no son una prioridad en mi vida, creo que las mujeres valemos más por lo que llevamos dentro”. Juliana Gálviz, actriz.
“Me gusta mi cuerpo como es. La verdad es que sin tetas sí hay paraíso, porque la belleza es pasajera”. María Adelaida Puerta, actriz.
http://www.elpais.com.co/paisonline/notas/Septiembre022006/tende.html
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