domingo, mayo 22, 2011

democracia real ya , vota hoy!

MANIFIESTO
Somos personas normales y corrientes. Somos como tú: gente que se levanta por las mañanas para estudiar, para trabajar o para buscar trabajo, gente que tiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los días para vivir y dar un futuro mejor a los que nos rodean. Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores. Unos creyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos consideramos apolíticos... Pero todos estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros… Por la indefensión del ciudadano de a pie. Esta situación nos hace daño a todos diariamente. Pero si todos nos unimos, podemos cambiarla. Es hora de ponerse en movimiento, hora de construir entre todos una sociedad mejor. Por ello sostenemos firmemente lo siguiente: - Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas. - Existen unos derechos básicos que deberían estar cubiertos en estas sociedades: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz. - El actual funcionamiento de nuestro sistema económico y gubernamental no atiende a estas prioridades y es un obstáculo para el progreso de la humanidad. - La democracia parte del pueblo (demos=pueblo; cracia=gobierno) así que el gobierno debe ser del pueblo. Sin embargo, en este país la mayor parte de la clase política ni siquiera nos escucha. Sus funciones deberían ser la de llevar nuestra voz a las instituciones, facilitando la participación política ciudadana mediante cauces directos y procurando el mayor beneficio para el grueso de la sociedad, no la de enriquecerse y medrar a nuestra costa, atendiendo tan sólo a los dictados de los grandes poderes económicos y aferrándose al poder a través de una dictadura partitocrática encabezada por las inamovibles siglas del PPSOE. - El ansia y acumulación de poder en unos pocos genera desigualdad, crispación e injusticia, lo cual conduce a la violencia, que rechazamos. El obsoleto y antinatural modelo económico vigente bloquea la maquinaria social en una espiral que se consume a sí misma enriqueciendo a unos pocos y sumiendo en la pobreza y la escasez al resto. Hasta el colapso. - La voluntad y fin del sistema es la acumulación de dinero, primándola por encima de la eficacia y el bienestar de la sociedad. Despilfarrando recursos, destruyendo el planeta, generando desempleo y consumidores infelices. - Los ciudadanos formamos parte del engranaje de una máquina destinada a enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades. Somos anónimos, pero sin nosotros nada de esto existiría, pues nosotros movemos el mundo. - Si como sociedad aprendemos a no fiar nuestro futuro a una abstracta rentabilidad económica que nunca redunda en beneficio de la mayoría, podremos eliminar los abusos y carencias que todos sufrimos. - Es necesaria una Revolución Ética. Hemos puesto el dinero por encima del Ser Humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro. Por todo lo anterior, estoy indignado. Creo que puedo cambiarlo. Creo que puedo ayudar. Sé que unidos podemos. Sal con nosotros. Es tu derecho.
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Movimiento 15-M
Las rastas de Rubalcaba
Pablo Molina
Si este sábado ven a un rastafari de barba rala con megáfono pidiendo una oposición que no nos mienta y animando a los congregados a visitar las sedes del PP, no lo duden. Es él disfrazado.


(2011-05-17) El socialismo del post-it
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(2011-05-10) Un país de funcionatas
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Todos los artículos de Pablo Molina

2011-05-20

Es indudable que en los primeros momentos del movimiento de manifestantes del pasado 15 de mayo había jóvenes sensatos, muchos apolíticos y algún liberal, que sinceramente protestaban frente a la realidad del ocaso de un régimen con evidentes signos de descomposición. No eran mayoría, claro, pero se les podía detectar fácilmente entre la fronda de rastas y otros atavíos étnicos de los grupos marginales que copan este tipo de protestas callejeras. Ahora han desaparecido todos y con razón.

En la primera fase de las protestas, cuando sólo se había esbozado el diagnóstico de lo que nos ocurre, el acuerdo era prácticamente general. Cualquiera de nosotros hubiera suscrito, en términos generales, los motivos que han llevado a esa parte de la juventud a salir a la calle para afear a la clase política sus desmanes.

Pero eso fue sólo al principio. En cuanto el núcleo duro de la algarada elaboró su catálogo de remedios, aquellos jóvenes sensatos, apolíticos o liberales volvieron a sus estudios y a sus trabajos, actividades que en general la parte más noble de nuestra juventud lleva a cabo de forma simultánea, porque lo último que desea alguien mínimamente formado es servir de cobaya a la izquierda para sus experimentos callejeros.

Para salvar a la sociedad española no se puede proponer como tratamiento una ración doble del veneno que la ha postrado en la UVI democrática, y eso es exactamente lo que pretenden los que todavía se mantienen acampados en la Puerta del Sol y en otras plazas céntricas de las grandes ciudades españolas. El hecho de que su recetario coincida prácticamente en su totalidad con el de las organizaciones políticas de obediencia marxista no es una casualidad.

Por eso Zapatero y su troupe se confiesan encandilados con esta chiquillería que, sin saberlo, les aplaude. Los que todavía se concentran en las calles no quieren que Zapatero rectifique sino que avance mucho más en la línea que ha llevado al país a la actual catástrofe, y eso es algo que la vanidad estratosférica de un personaje tan mediocre como el todavía presidente del Gobierno integra como un halago, por otra parte absolutamente merecido.

Esta movida coge a los Zetapés, las pajines y los tomases con dos o tres sueldos menos y más tiempo libre y los tendríamos en la Puerta del Sol durante al menos una hora diaria, el tiempo justo para recitar a los congregados su habitual compendio de chorradas antes de volver al ático de lujo en su coche oficial.

Son tal para cual, como supo desde el principio el gran Rubalcaba, un político que va siempre varios cuerpos por delante de la manada. Si este sábado ven a un rastafari de barba rala con megáfono pidiendo una oposición que no nos mienta y animando a los congregados a visitar las sedes del PP, no lo duden. Es él disfrazado.

Pablo Molina es miembro del Instituto Juan de Mariana.

http://www.libertaddigital.com/opinion/pablo-molina/las-rastas-de-rubalcaba-59791/

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