domingo, agosto 07, 2011

habla español....

La Torre de Babel

7 de Agosto de 2011 - 13:05:11 - Luis del Pino


Editorial del programa Sin Complejos del domingo 8/7/2011

"Toda la Tierra tenía una misma lengua y usaba las mismas palabras. Los hombres, en su emigración hacia oriente, hallaron una llanura en la región de Senaar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: «Hagamos ladrillos y cozámoslos al fuego». Se sirvieron de los ladrillos en lugar de piedras y de betún en lugar de argamasa. Luego dijeron: «Edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámonos así famosos y dejemos de estar dispersos sobre la faz de la Tierra».

Pero Yahveh descendió para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban levantando y dijo: «He aquí que todos forman un solo pueblo y todos hablan una misma lengua, siendo este el principio de sus empresas. Nada les impedirá que lleven a cabo todo lo que se propongan. Pues bien, descendamos y allí mismo confundamos su lenguaje, de modo que no se entiendan los unos con los otros». Y así, Yahveh los dispersó sobre toda la faz de la Tierra y cesaron en la construcción de la ciudad."

Esta es, como ya habrán adivinado ustedes, la historia de la famosa Torre de Babel, narrada en el Libro del Génesis. Básicamente, el mensaje que traslada esa historia es que la unidad de idioma confería a la Humanidad un inmenso poder. Para destruir ese poder, y evitar que los hombres llevaran a cabo su plan de construir una torre que llegara hasta el Cielo, Dios acabó con esa unidad de idioma que permitía a los hombres entenderse. Privados de la capacidad de comunicarse, debido a que ahora hablaban lenguas distintas, los hombres se vieron así obligados a abandonar su proyecto y terminaron dispersándose.

El mito tiene, posiblemente, un origen muy antiguo. Existe, en concreto, una leyenda sumeria, "Enmerkar y el señor de Aratta", compuesta 1500 años antes que el Libro del Génesis y que contiene ya dos de los elementos principales de la historia de la Torre de Babel: la construcción de una torre (que en el caso de la leyenda sumeria es un zigurat) y la referencia a la pérdida de la unidad de idioma.

El punto central del mito es precisamente éste: el poder que confiere a los hombres el hablar el mismo lenguaje y la utilización de las divisiones lingüísticas como manera de acabar con ese poder. Se trata de un mito con una enorme fuerza simbólica, como demuestra el hecho de que esa misma idea está presente en la mitología de muchas otras culturas primitivas. En concreto, ese mito de la intervención de los dioses para dividir a los hombres por medio del lenguaje aparece también en la mitología de tribus de Kenia, de California, de Australia, de Alaska, de Guatemala y de la India.

A lo largo de las últimas décadas, en España estamos viviendo un proceso de desintegración lingüística a gran escala. Desde la Transición, administraciones públicas de todos los partidos han dedicado ingentes esfuerzos y recursos económicos al fomento de las divisiones lingüísticas en todos los frentes: desde la educación hasta los medios de comunicación, pasando por los mecanismos de ingreso en la función pública y el trato de los ciudadanos con la administración.

A pesar, por ejemplo, de las encuestas que indican una preferencia mayoritaria de los padres por la educación en castellano, en muchas regiones españolas se ha conculcado sistemáticamente el derecho de elección de idioma, en un intento consciente de fomentar lenguas para las que no existía demanda social.

Se trata de una planificada fragmentación lingüística que choca de lleno con las previsiones existentes para el idioma español. El español es, en estos momentos, la segunda lengua mundial por número de hablantes nativos, por detrás solo del chino, y el número de hispanohablantes crece a razón de un millón por mes. Estados Unidos ha adelantado ya a España en número de hispanohablantes y antes de que termine el siglo el idioma más hablado en la primera superpotencia mundial será, no el inglés, sino el español.

Por tanto, los intentos por destruir el español como idioma común de nuestro país no tienen ningún sentido, ni desde el punto de vista de la capacidad de comunicarnos con el resto del mundo, ni en términos económicos, ni tampoco desde la perspectiva de los intereses estratégicos de nuestro país.

Aunque no son las consideraciones económicas o estratégicas las más importantes a la hora de analizar el efecto que esa fragmentación lingüística tiene.

En realidad, todo está escrito desde hace mucho tiempo. Y es el mito de la Torre de Babel, junto con esos otros mitos similares presentes en otras culturas, el que mejor explica el efecto deletéreo de esa fragmentación: la división idiomática sirve, principalmente, para destruir el poder que la unidad de idioma confiere a quienes la disfrutan.

En nuestro caso, la fragmentación lingüística disminuye el poder de los ciudadanos frente a quienes nos gobiernan, y disminuye también nuestro poder como país frente a otros países de nuestro entorno.

Los españoles deberíamos, en ese sentido, comenzar a hacer caballo de batalla de la recuperación del español como idioma común. Deberíamos empezar a ser abiertamente beligerantes contra los intentos de imponernos una fragmentación lingüística artificial. No sólo porque la defensa de los derechos individuales así lo exige, sino también como simple medio de autodefensa: autodefensa de los ciudadanos frente al Estado, autodefensa de los españoles en un contexto internacional que se prevé duro y difícil .

La fragmentación lingüística tan sólo resulta útil para aquellos que quieren manipularnos, desde dentro o desde fuera de nuestras fronteras.

Y ya es hora de que aprendamos a defendernos y recuperemos el poder que hemos perdido. Es hora de volver a Babel y construir entre todos la torre de nuestro futuro.

http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/la-torre-de-babel-10102/

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