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sábado, agosto 06, 2011
USA de AAA to AA+/españa el àngel azul
USA DE AAA A AA+
S&P rebaja por primera vez la nota de la deuda pública de Estados Unidos
Uno de los supuestos pilares de la economía mundial, la solvencia crediticia de EE.UU., en duda tras anunciar S&P la rebaja de su calificación.
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Las agencias de rating, en el ojo del huracán
La peor semana de la Bolsa desde mayo de 2010
Juan Ramón Rallo Obama se merienda la triple A
2011-08-06
LIBERTAD DIGITAL2
La degradación de la calificación de la deuda de EE.UU. supone un jarro de agua fría tanto para la economía estadounidense, aún en frágil recuperación, como para economía mundial.
Si bien es cierto que los analistas no se ponen de acuerdo en las consecuencias exactas de esta rebaja, lo innegable es que añade dudas a una ya de por sí sombría perspectiva económica de EE.UU., que muestra un lánguido crecimiento y parece incapaz de rebajar los niveles de desempleo.
"La rebaja está motivada porque la consolidación fiscal acordada por el Congreso y la Administración se queda corta, de lo que sería necesaria para estabilizar la dinámica de deuda a medio plazo del Gobierno", indicó Standard & Poor's en un comunicado divulgado esta noche del que se hace eco la agencia EFE.
La noticia se había rumoreado a lo largo del día, con informaciones contrapuestas en las que se mencionaba que la agencia de calificación de riesgos había notificado al Gobierno estadounidense su rebaja y la supuesta repuesta de funcionarios del Tesoro quienes habrían encontrado "errores de cálculo" en el informe.
"Un juicio marrado por un error de dos billones de dólares habla por sí mismo", afirmó un portavoz del Tesoro de EE.UU..
En su nota, Standard & Poor's además remarcó que "podría rebajar la calificación a AA dentro de los próximos dos años" ya que "la efectividad, estabilidad y previsibilidad de los legisladores e instituciones políticas de EE.UU. se han debilitado en un tiempo de desafíos fiscales y económicos".
Tras semanas de negociación en el Congreso entre republicanos y demócratas para elevar el techo de la deuda finalmente se alcanzó un acuerdo en el último momento, el martes 2 de agosto, el mismo día en el que el Tesoro de EE.UU. había indicado que se quedaría sin fondos para hacer frente a sus obligaciones.
Con ello parecía haberse conjurado la temida suspensión de pagos de EE.UU., gracias a la aprobación de un plan de recortes del gasto de entre 2,1 billones y 2,4 billones de dólares en la próxima década.
Calificación estable para las demás
Durante la semana, otras agencias de calificación de crédito, como Moody's y Fitch que también habían alertado sobre la posible degradación de la nota de EE.UU., revelaron que mantenían su máxima nota "AAA" para la deuda de EE.UU.
Sin embargo, y pese al acuerdo, los mercados habían reaccionado con escepticismo al pacto alcanzado en Washington, y el Dow Jones de Industriales, el índice de referencia del parqué neoyorquino, acumuló esta semana un fuerte retroceso del 5,75 %, el mayor desde marzo de 2009.
La nueva calificación de la deuda de EE.UU. sitúa al país junto con las economías de Bélgica y Nueva Zelanda, y los medios estadounidenses ya han alertado que podría tardar años en recuperar la calificación AAA, tal y como ocurrió con Canadá y Australia.
"Es una decisión que cambia el juego. Con Europa en la situación en la que está, añadir a EE.UU. al problema es realmente malo para los mercados financieros internacionales", dijo Laura LaRosa, directora de la inversora Glenmade al Wall Street Journal
Para observar consecuencias habrá que esperar a ver lo que ocurre el domingo por la noche con la apertura de los mercados asiáticos, pero los expertos ya han alertado sobre la posibilidad de que el recorte de la nota de crédito genere una subida de los tipos de interés con la consiguiente subida del coste a un amplio abanico de préstamos, desde una hipoteca hasta los intereses de la deuda pública.
http://www.libremercado.com/2011-08-06/standard-poors-rebaja-por-primera-vez-la-calificacion-de-deuda-de-eeuu-1276431859/
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Rebaja EEUU
Obama se merienda la triple A
Juan Ramón Rallo
Al final, es el mercado, cada inversor individual, quien decide qué activos son los idóneos para no descapitalizarse, y si el despilfarro obamita continúa por sus fueros, bien podría terminar descartando a los bonos USA como activo de reserva.
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2011-08-06
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Dos mitos se derrumban con la rebaja de la calidad de la deuda de EEUU por la agencia de rating Standard & Poor’s (S&P). El primero, que existe una conspiración entre las agencias yanquis para degradar solamente la deuda europea y enterrar al euro como divisa rival en la dominación monetaria internacional; como mucho, del hecho de que la francesa (Fitch) le haya ratificado la triple A y una de las estadounidenses (S&P) no se haya bajado los pantalones, podremos colegir una mayor laxitud o cobardía, por decirlo suavemente, de nuestros pares, pero poco más. ¿Por qué se degradaba a la solvente España y no al insolvente EEUU? Fin de la milonga.
Segundo mito que cae: que los problemas de sostenibilidad fiscal del país no son una invención racista del Tea Party, ese movimiento ultraderechista que lleva por nombre un término tan reaccionario como el de una revuelta organizada contra la monarquía absoluta. El problema es real o al menos lo es para estratos crecientes de la sociedad y del mundo financiero. Toca revisar los dogmas de keynesianos, socialistas, izquierdistas y demás ralea del Gran Gobierno: no se puede gastar y asumir deuda ilimitadamente sin que haya consecuencias. Porque no, la rebaja no se debe a las refriegas entre republicanos y demócratas a propósito del techo de deuda sino, como por aquí mismo expusimos, a lo decepcionante del acuerdo alcanzado. Lean si no a la propia S&P:
A pesar del amplio debate que se ha abierto este año, desde nuestro punto de vista las diferencias entre las formaciones políticas se han mostrado extraordinariamente difíciles de reducir y, al final, el acuerdo resultante se ha quedado corto al no adoptar el programa fiscal integral que algunos analistas habían anticipado recientemente. Republicanos y demócratas sólo han sido capaces de acordar recortes del gasto discrecional muy modestos, delegando a un comité aparte la posibilidad de adoptar medidas de mayor calado. Por ahora, parece que los nuevos ingresos se han venido abajo y que sólo se han introducido cambios meramente cosméticos al Medicare y a otros programas sociales cuya contención nosotros y muchos otros analistas consideramos clave para la sostenibilidad fiscal a largo plazo.
Acaso lo sorprendente de la izquierda fue que durante tanto tiempo mantuviera a la vez dos proposiciones tan contradictorias: que EEUU merecía una rebaja del rating por su delicada situación financiera y que esa delicada situación financiera era pura invención del Tea Party para desprestigiar a Obama. Todo, claro, con el espíritu servil de justificar que el gasto público no tenía que tocarse ni allí ni aquí: allí, porque en verdad Estados Unidos era solvente; aquí, porque estábamos siendo injustamente penalizados por una agencia que no otorgaba la misma medicina al Impero.
Pero precisamente por derrumbar dos mitos muy de la conveniencia de la izquierda, es de esperar que asistamos, primero, a una negación sistemática de los cargos y, segundo, a una ofensiva sin cuartel, basada fundamentalmente en la propaganda, contra S&P. Porque ni un solo socialista se atreverá a poner en solfa los problemas reales de las agencias de rating: las enormes barreras de entrada que imponen las regulaciones estadounidenses y europeas; al contrario, lo que se les cuestionará es que todavía sigan guardando alguna independencia, rigor y vergüenza con respecto a los Estados que les dan de comer. Al tiempo, tampoco se tomarán en serio el certero mensaje de fondo de S&P y, si acaso, lo entenderán como una justificación no para recortar el gasto con la intensidad debida, sino para subir aún más los impuestos y lastrar con ello las posibilidades de crecimiento del país.
Y después de esto, ¿qué? Es difícil de decir; la mayoría de analistas y el sentido común sostienen que, tras un cierto pánico bursátil, un leve debilitamiento del dólar y una revalorización del oro, habrá escasas consecuencias adicionales. Al cabo, de momento no se ha puesto ni mucho menos en duda la solvencia de un país que, a pesar de los pesares, sigue siendo, en su escala, el entorno institucional y económico más seguro y fiable del mundo. En momentos de tensión y depresión, los agentes suelen refugiarse en los activos más seguros para al menos conservar su capital; y el activo más seguro de todos sigue siendo la deuda estadounidense.
Sin embargo, no despreciemos las consecuencias que la rebaja del rating pueda tener en unos mercados ya muy revueltos por los acontecimientos de la última semana (estancamiento de EEUU e insolvencia de la Eurozona) ni, sobre todo, los riesgos a largo plazo de la progresiva insolvencia yanqui. Que de momento no peligre su posición no significa que el Gobierno estadounidense disponga de barra libre para seguir emitiendo deuda. Al final, es el mercado, cada inversor individual, quien decide qué activos son los idóneos para no descapitalizarse, y si el despilfarro obamita continúa por sus fueros, bien podría terminar descartando a los bonos USA como activo de reserva, del mismo modo que ha descartado a los bonos España. Algunos llevamos diciendo años que Europa y Estados Unidos, con su adicción al gasto y al endeudamiento desbocado, están jugando con fuego. Si la progresiva erosión de la solvencia de la economía más importante del mundo condujera a la desmonetización de su deuda pública, sólo nos quedaría el oro como activo de reserva. Pero una huida generalizada y masiva hacia el metal amarillo supondría el colapso del sistema financiero y la mayor de las crisis imaginables. Estamos todavía muy lejos de ese escenario, pero la irresponsabilidad del Zapatero estadounidense y de la prensa cómplice nos van acercando sin necesidad alguna hacia él.
Por una vez, y sin que sirva de precedente, la izquierda debería controlar su impulso natural de matar al mensajero y, más bien, acusar el recibo. No lo harán y por eso la recuperación mundial seguirá en vilo, al menos, hasta 2012. Por desgracia, con Obama en el poder, Estados Unidos no levantará cabeza, pues una crisis de mala deuda no puede combatirse con más y peor deuda. Y eso, más gasto y más deuda, es lo único que Obama puede ofrecer. Standard and Poor's no se equivoca por hacer lo que debe, sino por haberlo hecho con mucho retraso.
Juan Ramón Rallo es doctor en Economía, jefe de opinión de Libertad Digital y profesor en el centro de estudios Isead. Puede seguirlo en Twitter o en su página web personal. Su último libro es Crónicas de la Gran Recesión (2007-2009).
http://www.libremercado.com/c.php?op=opinion&id=60591
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El ángel azul
6 de Agosto de 2011 - 12:00:29 - Luis del Pino
"El ángel azul" es una maravillosa película de Joseph von Steinberg, estrenada en 1930 y basada en la novela "El profesor Unrat", del escritor Heinrich Mann. Fue la primera gran película sonora del cine alemán y el primer gran éxito de Marlene Dietrich, que saltaría a la fama gracias a su papel en el film.
La película narra el descenso a los abismos de un profesor alemán viudo. A sus 57 años, el profesor Immanuel Rath es un hombre aburrido, convencional y muy exigente con sus alumnos. Al ver que entre el alumnado circulan una serie de fotografías de una cabaretera llamada Lola-Lola, decide ir a ver el espectáculo en el que ella participa, con el fin de convencerla de que deje de corromper a sus pupilos.
Sin embargo, el viejo profesor se enamora locamente de aquella mujer que se gana la vida cantando en cabarets de mala muerte, y termina por hacerla, primero su amante, y luego su esposa. A partir de ahí, todo se va desmoronando a su alrededor. Primero es despedido de su puesto de profesor, ante el escándalo que suscita su matrimonio con una mujer de mala nota. Después, va gastando poco a poco sus ahorros en regalos para esa mujer que no le quiere, que le es infiel y que tan solo le utiliza como fuente de ingresos.
Arruinado, el profesor Rath termina aceptando un puesto de payaso en el espectáculo protagonizado por su mujer, que no duda en humillar a aquel vejestorio que ya se ha convertido en un simple engorro. Como tampoco se molesta ene esconder sus infidelidades a aquel hombre que ha arruinado su vida por ella.
Al final, el profesor Rath, perdida su vida, perdidos sus ahorros, perdido su orgullo, termina perdiendo la razón. La escena culminante de la película es aquella en la que el profesor, vestido de payaso, comienza a proferir gritos enloquecidos en mitad del escenario, durante una de las representaciones de su mujer.
Si esa escena en la que se manifiesta finalmente que el profesor ha perdido la cordura resulta tan trágica es, fundamentalmente, por el contraste entre aquel payaso patético y el profesor burgués que un día fue. Es la comparación entre esos dos estados, es el ver en qué deshecho humano se ha convertido quien antes era un hombre convencional, lo que hace tan emotivos los gritos alucinados del profesor Rath en el escenario.
Esta semana, España ha comenzado a balancearse al borde del abismo de la quiebra. La bolsa de Madrid ha perdido más de un 10% - la peor caída desde que en mayo de 2010 estuviéramos a punto de quedarnos sin financiación exterior - y la prima de riesgo ha llegado a alcanzar la cifra récord de 420 puntos. Es decir, mientras que el bono alemán a 10 años ofrece una rentabilidad del 2,3%, la rentabilidad del bono español ha llegado a ser del 6,5%. Casi tres veces más pagamos por nuestra deuda que los alemanes.
La situación es tan grave, que el Banco Central Europeo se ha visto obligado a intervenir en los mercados, comprando masivamente deuda española e italiana. Y el gobierno español, por su parte, ha cancelado una de las emisiones de deuda, prevista para el 18 de agosto.
España ya no es dueña de su destino económico, y ayer las autoridades comunitarias exigieron al ejecutivo español que acometa reformas drásticas, como única forma de evitar a nuestro país el caos económico.
Nuestra actual situación es pésima, todos lo sabemos. Pero lo que la hace doblemente trágica es, precisamente, la comparación con un tiempo no tan lejano, en el que España era algo muy distinto: el 16 de noviembre de 2003 (hace menos de ocho años), el periódico El País publicaba un artículo con el nombre de "Bono, bueno y tacaño" en el que comentaba que, por primera vez en la Historia, la deuda española estaba pagando un interés inferior a la alemana. En concreto, el bono alemán ofrecía por aquella época una rentabilidad del 4,48%, mientras que los bonos españoles se cotizaban un par de centésimas por debajo, en el 4,46%.
Hace ocho años, por tanto, los inversores internacionales percibían - gracias a la disciplina presupuestaria impuesta por el gobierno de Aznar - menos riesgo en la deuda española que en la de ese país, Alemania, que ha venido actuando tradicionalmente como motor de la economía europea.
Hoy, nuestros gobernantes se agitan espasmódicamente en el escenario, haciendo de patéticas comparsas de quienes deciden nuestro futuro desde fuera de nuestras fronteras.
Ayer lo éramos todo y hoy no somos nada. De la misma manera que el profesor Rath en "El ángel azul" comenzó su trágica decadencia en el mismo momento en que decidió cruzar el umbral del camerino de Lola-Lola, España inició hace ocho años su particular descenso a los infiernos, en el mismo momento en que cuatro bombas colocadas en los trenes de cercanías movieron a la opinión pública española a echarse en brazos de un gobernante, Zapatero, y de un partido, el PSOE, que han terminado gastando hasta el último céntimo de sus ahorros, que han humillado a los españoles en cada ocasión que han tenido y que han terminado convirtiendo en un despojo lo que antes era un país orgulloso de sí mismo.
La película "El ángel azul" termina de manera trágica. La pregunta es: ¿queda todavía tiempo para que España salga de ese abismo al que la maldad de otros y su propia candidez la han conducido?
http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/el-angel-azul-10097/
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