sábado, enero 28, 2012

Para los que atacan a la iglesia



Una religiosa de las Hermanas de la Caridad reparte bocadillos.

ojalà no tengas que ir a comer a su casa....


¿Hay en España algún comedor social regido por asociaciones de ateos o por sindicatos?


Actualizado 6 noviembre 2011


Un interesante artículo de opinión escrito por Paco Robles en Abc con el título Una comida diferente, está dando mucho que hablar. A raíz de los ataques contra la Iglesia a propósito de sus "privilegios" que goza en España, ataques que provienen de la izquierda más radical y laicista, este artículo refleja cuál es la realidad.

«Pagó la última ronda de unas cervezas que le habían sentado divinamente después de una intensa semana de trabajo, se lo habían pasado bomba despotricando del viaje del Papa, de la hipocresía de la Iglesia, de todo lo que les pedía el anticlericalismo que los unía como la amistad que se profesaban y que les servía para estar colocados en la misma empresa pública de la Junta. Se fue a casa para comer algo antes de echarse una buena siesta, pero de camino se encontró con un olor que lo llevó directamente hasta el paraíso efímero de su infancia. Un olor a cocido, a caldo humeante, el aroma que lo recibía cuando llegaba a su casa después del colegio, con su madre atareada en la humilde cocina donde la olla hervía sin cesar.

»Entró en un local que le pareció un restaurante modesto, pero con encanto; iba distraído, pensando en el Informe Técnico sobre Prevención de Riesgos Psicosociales de las Personas Expuestas a Situaciones de Disrupción Económica Familiar que le habían encargado en la empresa pública donde trabaja. En realidad, no era un restaurante; sino un autoservicio frecuentado por gente de toda condición. Había personas ataviadas a la antigua usanza, junto a individuos solitarios que vestían según las normas alternativas del arte povera. De pronto abrió los ojos y se quedó pasmado al comprobar que, quien le servía la comida en la bandeja, era una monja.

»Aquello era un comedor social y se vio rodeado de eso que nunca se nombra en los informes ni en los dosieres que prepara: pobres. Quiso retirarse; pero la monja no lo dejó. Le sonrió y le dijo que no se preocupara, que la primera vez es la más complicada, que no debía avergonzarse de nada, que el cocido estaba buenísimo y que, de segundo, había filete empanado; que no se perdiera las vitaminas de la ensalada ni de la fruta, y que podía rematar la comida con un helado de los que había regalado una fábrica cuyo nombre obvió. Se vio sentado a una mesa donde un matrimonio mayor, y bien vestido, comía en silencio, sin levantar los ojos de la bandeja. Enfrente, un tipo con barba descuidada sonreía mientras devoraba el filete empanado y le contaba su vida; había perdido el trabajo, el banco se había quedado con su casa, después del divorcio no sabía a dónde ir; menos mal que las monjas le daban comida y ropa, y que dormía en el albergue bajo techo. `Al final, he tenido suerte en la vida, compañero; así que no te agobies, que de todo se sale…´.

»No podía creer lo que estaba sucediendo. Nadie le había pedido nada por darle de comer, ni le habían preguntado por sus creencias. Se limitaban a darle de comer al hambriento, sin adjetivos. Al salir, no le dio las gracias a la monja que le había dado de comer. Pero no fue por mala educación, sino porque no podía articular palabra. Una inclinación de cabeza. Ella le contestó con una sonrisa leve. `Vuelve cuando lo necesites y, si no estoy, di que vienes de parte mía. Me llamo Esperanza´.

»Pregunta: ¿Hay algún comedor social regido por ateos o por los sindicatos?».


http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=18680

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Por un plato caliente
Por Maria Jesús Ibáñez
– 4 agosto, 2011Publicado en: SOCIEDAD

Matrimonios de ancianos y jóvenes en paro empiezan a acudir a comedores sociales.
Una religiosa de las Hermanas de la Caridad reparte bocadillos.

Una religiosa de las Hermanas de la Caridad reparte bocadillos.

Él camina con un yogur en la mano. Ella, con una caja de zapatos y una bolsa de supermercado en cuyo interior se adivinan unas piezas de fruta. Su aspecto es arreglado. Se diría que forman una típica pareja de clase media-baja, entrada ya en los cincuenta. A pasos cortos, se alejan de la iglesia de Sant Agustí, en el barrio del Raval de Barcelona, pero se paran cuando llegan a la primera esquina. Ella saca los zapatos de la caja -negros, con dos dedos de tacón- y se los prueba.

Son usuarios, aunque inicialmente lo niegan, del servicio que las Misioneras de la Caridad tienen junto al antiguo convento agustino, un comedor social que cada día reparte comida caliente gratuita a casi 400 personas.

El hambre en Barcelona es cada vez más poliédrica. Los usuarios habituales del servicio «son prostitutas, alcohólicos y drogadictos, personas que duermen en la calle… Pero últimamente estamos recibiendo también a familias con niños, matrimonios mayores y jóvenes que acaban de perder su trabajo y que llegan a disfrazarse con andrajos para venir aquí», relata Josep Maria, voluntario del comedor. Junto al muro lateral de Sant Agustí, varias decenas de comensales atienden su turno en sillas plegables, sentados sobre sus mochilas o en un sofá azul que alguien debió colocar para hacer más cómoda la espera.

Ese perfil cada vez más desdibujado preocupa a quienes trabajan en el ámbito de la atención social. «Ahora es más difícil recuperar a las personas que se encuentran en situación de exclusión: si antes era complicado que entrasen en el mercado laboral, en estos momentos, con el paro que hay, es ya imposible», observa Enric Morist, coordinador de Creu Roja en Catalunya. Y advierte: «Este 2011, otras 800.000 personas dejarán de cobrar el subsidio de desempleo en España porque ya llevan dos años en el paro». La cantidad de familias que pueden verse en situación de riesgo va camino de aumentar.

Otro colectivo que crece y que también preocupa es el de «la gente con formación que ha perdido su empleo estos últimos años», explica Juana Martín, responsable de los departamentos de Ciutat Vella-Poble Sec y de Migración en Cáritas Diocesana de Barcelona. Muchos de ellos, precisa, proceden del sector de la construcción, «y no son solo simples peones o albañiles».

Salir adelante

¿Es posible salir adelante cuando has tocado fondo? «Conozco a mucha gente que lo ha conseguido, pero es necesario que acepten un acompañamiento, que no se dejen vencer y que la sociedad les dé también una oportunidad», responde Martín.

Otra fila de espera. Esta frente al colegio de las Hijas de la Caridad, en el Eixample barcelonés. Entre los turistas que encarrilan el último tramo a la basílica de la Sagrada Família, una veintena de hombres atienden por un bocadillo para el desayuno. Las monjas prestan el servicio sin ayuda de ninguna administración, simplemente «porque la congregación lo ha hecho así toda la vida», cuentan.

Entre los usuarios -cunde el recelo cuando el fotógrafo se les acerca-, un joven de apenas 30 años explica que lleva ya unos meses en el paro. Por lo que cuenta, debió dedicarse a las finanzas, aunque evita entrar en detalles. «¿Sabe usted lo que más me preocupa en este momento? Pues perder la razón y acabar como ellos». Y apunta con el dedo hacia un grupo de borrachos que ríen a carcajadas.
http://cosasdelavida.elperiodico.com/sociedad/por-un-plato-caliente-2/


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Comedores sociales, una opción cada vez más demandada

Administraciones públicas e instituciones benéficas disponen de comedores para que las personas con problemas económicos puedan almorzar todos los días de forma gratuita

Los comedores sociales abren sus puertas a todos. Hasta hace unos años, los usuarios habituales eran personas en riesgo de exclusión social, pero ahora son frecuentes también quienes se han quedado sin empleo e, incluso, familias enteras con graves problemas económicos. El último informe de Eroski Consumer sobre Ciudades y exclusión social contiene una tabla comparativa con información aportada por los ayuntamientos sobre número de comedores y comidas, plazas, servicios disponibles y precio. Gestionados por instituciones públicas u ONG, su fin es conseguir que todos los ciudadanos coman, al menos, un plato caliente cada día. En algunos centros, incluso, se entrega ropa a las personas más necesitadas y se prestan servicios sanitarios y asesoramiento para ayudar a salir de esta situación.

Por JOSÉ IGNACIO RECIO / AZUCENA GARCÍA
20 de enero de 2011

- Imagen: Rubén García Blázquez -

"En España todos pueden comer". Éste es el mensaje que lanzan los organismos y entidades encargados de comedores sociales para atender las necesidades de las personas en situación de exclusión social, a quienes se han unido en los últimos años los miles de desempleados que no pueden beneficiarse de ayudas familiares. Las repercusiones de la crisis económica han cambiado el perfil del demandante de estos comedores económicos. "Ya no vienen solo las personas en situación de exclusión social o inmigrantes sin recursos económicos, sino que son muchas las familias que demandan un plato caliente debido a sus graves problemas contables", afirman desde el comedor de las Hijas de la Caridad en el centro de Madrid.

El incremento de la tasa de desempleo, los problemas para pagar la hipoteca cada mes o la ausencia de vínculos familiares son las principales causas que han favorecido el incremento de la demanda de este servicio social, activado en las principales poblaciones españolas. Cada vez es más elevado el número de personas extranjeras y desempleadas, así como mayores con pensión no contributiva, que acuden a estos comedores para destinar al pago del alojamiento el ahorro en los gastos de comida, tal como explica Concepción Dancausa, delegada de Familia y Servicio Sociales del Ayuntamiento de Madrid.

Cada vez es mayor el número de personas extranjeras y desempleadas que acuden, así como mayores con pensión no contributiva

Avalan esta constatación los datos que maneja Cáritas Española en su último informe sobre los efectos de la crisis económica en los indicadores de pobreza y exclusión social, realizado en el segundo semestre de 2010. Este estudio revela que más de nueve millones de personas viven en situación de pobreza en España, al no superar sus ingresos los 6.000 euros anuales. También se pone de manifiesto que en 2007 el 34,9% de la población estaba en situación de integración precaria, mientras que a finales de 2009 la cifra se disparó hasta el 46,3%. En dos años, el nivel de población en situación de pobreza moderada pasó del 16% al 19,6%.

Entre los grupos sociales más afectados por la crisis, figuran las mujeres. Esta encuesta confirma que en los dos últimos años se ha acentuado el perfil femenino relacionado con la exclusión social, en especial en algunas de sus formas más severas, y ha afectado también a los hogares más jóvenes, a los inmigrantes, a los hogares con personas dependientes y a los núcleos familiares vinculados a entornos geográficos o urbanos más deteriorados.
Oferta de servicios sociales

Las personas que necesiten dirigirse a los comedores sociales pueden solicitar esta ayuda tanto en dependencias oficiales como privadas y de carácter religioso, aunque con pequeñas variaciones. La gestión de estos centros corre a cargo de las Administraciones públicas, sobre todo ayuntamientos, además de ONG, fundaciones, asociaciones benéficas y entidades religiosas, como Cáritas española, Franciscanos, San Vicente de Paúl e Hijas de la Caridad, entre otras. A través de estos canales solidarios, las personas con graves problemas económicos pueden cubrir las necesidades de alimentación más elementales.

En algunos centros se entrega también de manera gratuita ropa de segunda mano en buen estado y se cuenta con servicios sanitarios y médicos para primeras necesidades, además de trabajadores sociales cuyo objetivo prioritario es ayudar a las personas que acuden todos los días, por medio de información y asesoramiento, a superar esta situación. En todos los casos, se reparten comidas gracias a los alimentos donados por empresas de distribución, donantes particulares, restaurantes y bancos de alimentos, sin que falten tampoco las ayudas oficiales por parte de la Administración municipal, en forma de subvenciones económicas para los centros privados y las ONG.

El Plan de Actuación frente a la crisis de Cáritas ha ideado, además, una modalidad de comedor económico que plantea la posibilidad de que algunas familias "se lleven los menús a sus domicilios en unos recipientes adecuados". Su idea es proporcionar "un menú completo de calidad en condiciones dignas", crear un espacio de encuentro entre personas y de conexión con el sistema de servicios sociales, y apoyar procesos individuales de mejora de personas en situación de vulnerabilidad, explica Cáritas Diocesana de Bilbao.
Requisitos

Los requisitos para acceder a estos centros sociales no son los mismos en todos los casos. Mientras en las entidades religiosas su acceso es libre y sin ninguna restricción, los centros que dependen de los servicios sociales de las comunidades autónomas o ayuntamientos exigen la presentación de un carné en el que figure que el beneficiario cumple con una serie de requisitos básicos: ser mayor de 18 años, disponer de ingresos inferiores a la Renta de Garantía de Ingresos y aceptar las normas de funcionamiento de los comedores. Otros exigen estar empadronado en el municipio donde se presta el servicio y en los comedores de Cáritas se puede solicitar una tarjeta facilitada a las personas derivadas desde los equipos de acogida de la organización o desde los servicios sociales de base municipales.

Mientras en algunas entidades el acceso es libre, otras exigen acreditar la condición de necesidad

Es posible rechazar a los demandantes que muestren alguna adicción al alcohol o sustancias tóxicas. Para evitar estos contratiempos, los demandantes deberán cumplimentar previamente una solicitud para acceder a las instalaciones, facilitada en ayuntamientos, barrios o centros sociales. Ésta deberá complementarse con una fotocopia del DNI, una fotografía y un justificante que acredite que se es beneficiario de la pensión o que se está en situación de desempleo. Otro tipo de comedores son los destinados a las personas mayores de 65 años o pensionistas que superen los 60, que en este caso deberán acreditar su condición a través del DNI.

En cualquiera de los casos, las normas pueden variar de un centro a otro en función de su naturaleza y ubicación geográfica, aunque en la mayoría se reparten las tres comidas diarias. Otros tantos se centran sólo en el almuerzo. No obstante, todos coinciden en una oferta gastronómica que consta de 2 o 3 platos, postre, pan y bebida (agua o vino). Eso sí, los horarios de acceso son muy rígidos y es frecuente que los demandantes puedan pasar varios minutos en la cola de espera, si bienen ocasiones se plantean varios turnos para atender a un mayor número de personas, gracias a la ayuda de personal voluntario, que comparte tareas con personal remunerado

http://www.consumer.es/web/es/solidaridad/economia_solidaria/2011/01/20/198389.php
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Comedores sociales Madrid

Los Comedores Sociales son servicios destinado a cubrir las necesidades básicas de alimentación, ofreciendo, además, un espacio digno que sirva de punto de acogida y referencia para un posterior seguimiento de cualquier intervención encaminada a la integración.

Comedor Social Virgen de La Candelaria

Comedor Social Santa María Josefa

Comedor para Personas de Origen Extranjero

Comedor Social Santa María de la Cabeza

Comedor Social del Centro de Día Luz Casanova

Comedor Social Ave María

Comedor Social Hijas de la Caridad

Comedor Social Plaza Eliptica. Comunidad de Madrid

Comedor Social San Francisco

Comedor Social Santa Isabel. Comunidad de Madrid

Comedor Social Santa Pontíficia y Real Hermandad del Refugio

Comedor Social Catalina Labouré


http://www.madrid.es/portales/munimadrid/es/Inicio/Ayuntamiento/Servicios-Sociales/Inmigracion/Guia-de-recursos-para-la-poblacion-inmigrante?vgnextfmt=default&vgnextoid=fbb47e8686e9d210VgnVCM1000000b205a0aRCRD&vgnextchannel=d33d9ad016e07010VgnVCM100000dc0ca8c0RCRD&idCapitulo=5512254
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07/09/2011

Cáritas. 7 de septiembre de 2011.- Durante el pasado mes de agosto tuvieron lugar en Algeciras y Chiclana sendos actos de reconocimiento a la labor solidaria que Cáritas realiza en dichas localidades de la Diócesis.

En Chiclana el reconocimiento a Cáritas se materializó en el transcurso de la Semana Cultural que la Asociación de Vecinos “Valle Soto” celebra anualmente. Al acto asistieron Manoli Mota y Rafael Cubero, directora y secretario de Cáritas Chiclana, que recibieron la placa conmemorativa y un donativo de 700 euros. La directora de Cáritas en Chiclana agradeció el reconocimiento por el trabajo a favor de los más pobres y excluidos, que hizo extensivo a los voluntarios y colaboradores anónimos de Cáritas en Chiclana. Del mismo modo, los representantes de Cáritas entregaron al presidente de la Asociación de Vecinos, Valentín Marín, un pin con el logotipo de Cáritas en señal de agradecimiento por el apoyo que esta entidad presta a Cáritas y a otras entidades sociales a lo largo de todo el año.

Por otra parte, en Algeciras, Cáritas, a través de su director en dicha localidad, Juan de Dios Regordán, ha hecho público su agradecimiento a la Asociación de Vecinos “Casita de Las Palomas” de la Barriada de San Bernabé por dedicar su convivencia anual a reconocer el trabajo que el Comedor Social “Virgen del Carmen” de Cáritas desarrolla con los más excluidos de Algeciras. Dicha Asociación y, con la colaboración de otras entidades comerciales de Algeciras, ha entregado a Cáritas un donativo en efectivo de 414,50 euros y alimentos para el comedor.

http://www.caritas.es/

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