jueves, diciembre 27, 2012

Guía básica de supervivencia para ciclistas en catàstrofes







Las bicicletas en un evento apocalíptico mundial. Guía básica de supervivencia para ciclistas

Las bicicletas, el medio de transporte más eficiente del Día Después


Las bicicletas son, a día de hoy, los medios de transporte más eficientes sobre la faz de la tierra, y probablemente lo continuarán siendo durante muchos años más. No necesitan ningún tipo de combustible para funcionar (salvo nuestra propia energía), ni tampoco de ningún tipo de infraestructura preparada para circular (carreteras o autopistas). Además, en el caso de las bicicletas de montaña, las ventajas se extienden hasta más allá de donde acaban los núcleos urbanos, pudiendo desplazarnos por la montaña de forma más o menos óptima sin mayores problemas.


El medio de transporte más eficaz ante un posible evento apocalíptico de repercusión mundial sería la bicicleta. Por ello, cada miembro de nuestra familia con la edad suficiente para pedalear debería tener una bicicleta con capacidad para circular fuera del asfalto entre sus pertenencias básicas, para poder desplazarse en caso de emergencia extrema. En el supuesto caso de tener que transportar bebés o mascotas, también resultaría obligatorio disponer de accesorios destinados a tal finalidad, como pueden ser los carritos o remolques para bicicletas tan de moda en los países del norte de Europa.

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La explosión de una posible bomba atómica llegua completamente por sorpresa, por lo que deberíamos estar atentos a los siguientes indicadores o preavisos de un ataque nuclear, según las recomendaciones oficiales de Protección Civil:


Interrupción de servicio en equipos electrónicos. Es de esperar que un ataque nuclear se inicie con un ataque de pulso electromagnético (EMP), o que la detonación de armas atómicas relativamente próximas a nuestra posición lo genere. Si se interrumpiesen el servicio de equipos electrónicos, luz, agua, telecomunicaciones o equipos operados por baterías (como los relojes de pulsera), cabe suponer que habría ocurrido un EMP.

Suspensión repentina y extensa de servicios de telecomunicaciones. Específicamente, la imposibilidad de establecer contacto con una área determinada (una ciudad, por ejemplo) o la interrupción de comunicación con un área determinada. Estas situaciones podrían ser indicativo de que dicha área ya habría sido atacada y/o destruida.

Interrupción general de las comunicaciones debido a la saturación de las centrales como consecuencia del enrutado.

Detonaciones fuertes, profundas y remotas. Destellos violentos en el horizonte. Trazas de misiles en las zonas altas de la atmósfera. Aparición imprevista y repentina de estrellas fugaces (componentes en re-entrada a la atmósfera).

A pesar de estos supuestos indicadores, lo cierto es que un repentino e imprevisto ataque nuclear contra una población puede resultar imprevisible. En caso de que nos tocase llegar a vivir tan surrealista situación, lo más importante sería mantener la calma y actuar con decisión. Como hemos visto anteriormente, la potencia de una bomba atómica es devastadora y poco podríamos hacer para salvarnos si en el momento de la detonación nos encontrásemos en la llamada Zona Cero (unos 20 kilómetros a la redonda desde el punto de impacto). De cualquier modo, nunca deberíamos perder la esperanza ya que no tendríamos forma de saber dónde ha impactado realmente la supuesta bomba y siempre tendríamos que seguir las siguientes normas básicas de supervivencia ante una hipotética explosión atómica cercana:


Si nos encontramos en el interior de un edificio:

Deberíamos permanecer en el interior. Las paredes, y especialmente los rincones, pueden constituir una protección eficaz en las zonas periféricas de la explosión nuclear. Si hay un sótano en el edificio, deberíamos bajar al mismo y colocarnos en un rincón junto a la entrada, aunque nunca directamente frente a ella. También deberíamos tener a mano mantas gruesas para cubrir a todos los miembros de la familia existentes y protegernos de la inminente onda de calor expansiva prevista tras la explosión. Protegidos por una gruesa manta, deberíamos adoptar una posición defensiva (agachados/as, cabeza entre rodillas y brazos cubriendo la nuca) y mantenernos lejos de ventanas, conducciones inflamables como tuberías de butano o gas natural, electrodomésticos, conductos eléctricos y muebles pesados. Después, solamente quedaría esperar pacientemente hasta que termine el ataque o se produzca una segunda explosión.

Si nos encontramos en el interior de un vehículo:

En el caso de encontrarnos a bordo de un barco o un avión, deberíamos seguir escrupulosamente las instrucciones de la tripulación, mantener la calma y ayudar a los demás en la medida de lo posible. Si fuese un vehículo terrestre (coche, motocicleta, autobús, etc) deberíamos salir a toda prisa del vehículo y buscar la protección de un edificio o de campo abierto. Nunca deberíamos permanecer en el interior de un vehículo ya que los materiales inflamables que contiene, como la gasolina o la misma batería eléctrica, pueden incendiarse tras la explosión atómica y causarnos la muerte. Además, los cristales de las ventanillas y otros elementos que constituyen la carrocería del vehículo podrían romperse y salir disparados en todas direcciones, causando serios daños e incluso la muerte.

Si nos encontramos en campo abierto:

Deberíamos buscar la protección de una zanja, arcén, depresión o cualquier otro tipo de hueco natural e introducirnos en su interior. En el caso de que observásemos que las paredes del improvisado refugio son blandas o se desmoronan, deberíamos huir inmediatamente del lugar ya que podríamos morir sepultados. En cualquier caso, deberíamos arrojarnos al suelo, boca abajo y lo más pegado posible al firme, y cubrir nuestra nuca y cabeza con los brazos. De igual forma, deberíamos evitar lugares cercanos a edificios o elementos que contengan materiales inflamables (vehículos, depósitos, canalizaciones, líneas eléctricas, etc), ya que la posible onda expansiva causaría destrozos inimaginables.

La protección sobre los efectos radiológicos:

Otra de las amenazas directas de una explosión atómica vendría derivada de la onda de choque radioactiva ocurrida durante la explosión y de la lluvia radioactiva inminente tras la misma. En el primer caso, únicamente podríamos protegernos de la onda de choque radioactiva estando lo más lejos posible del punto de detonación de la bomba, ya que se trata de radiación gamma y partículas físicas penetrantes que necesitan de varios metros de plomo para detener su implacable avance. En el caso de la lluvia radioactiva, que no es necesariamente lluvia sino deposiciones de polvo y humos que pueden tocarse y respirarse, deberíamos evitarlas a toda costa. Tendríamos que protegernos utilizando guantes, gafas, mascarilla, mantas y plásticos e incluso tapones para los oídos con el fin de evitar cualquier contacto físico con el veneno radioactivo. En el caso de haber tenido contacto con sustancias radioactivas, deberíamos depilar la zona de nuestro cuerpo en cuestión y lavarla en profundidad, evitando radicalmente el agua que haya podido quedar expuesta a la radiación y haciendo uso de agua embotellada y libre de residuos tóxicos.

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Los objetivos militares primarios de cualquier ataque a gran escala, ordenados por grado de importancia, serían los siguientes:


Silos nucleares en la tierra o bajo ella, en caso de que nuestro país sea una potencia nuclear.

Ciudades importantes y/o más grandes, con preferencia hacia los núcleos urbanos más poblados.
Aeropuertos y puertos útiles para las fuerzas aéreas y de la marina del ejército de nuestra nación y las de sus aliados. El primer blanco de un posible ataque nuclear va dirigido contra las instalaciones nucleares del enemigo y sus instalaciones de apoyo y despliegue.

Estaciones de radar, y especialmente los radares de largo alcance. Estas instalaciones incluyen radares meteorológicos y su ataque va dirigido a mermar la capacidad de detección de la potencia atacada.

Centrales de producción de energía eléctrica tales como centrales hidroeléctricas y centrales nucleares, con el objetivo de destruir la red eléctrica del enemigo y ocasionar más daños irreparables.

Nodos de comunicaciones, incluidos los destinados a las telecomunicaciones. Los nodos de radio, internet y televisión, así como las carreteras, autopistas y otros puntos de acceso más importantes y/o estratégicos de nuestra nación.

Instalaciones importantes destinadas a la fabricación de armamento y repuestos así como polígonos industriales y otras instalaciones de carácter aeroespacial.

Acuartelamientos militares de mayor importancia así como almacenes o depósitos de municiones destinados al abastecimiento del ejército de nuestra nación.

Polígonos industriales y otras áreas especialmente importantes para la industria de nuestro país, con el objetivo de mermar la potencia industrial de nuestra nación y su posterior recuperación.


El plan de huida: ¿Por qué trazar un mapa hacia zonas seguras?

Hay que disponer de un mapa a escala que abarque una distancia aproximada de unos 200-250 kilómetros desde el punto de nuestra actual ubicación hasta el punto más seguro que podamos trazar, una vez delimitadas las zonas a evitar. Esta distancia es la más recomendable en caso de múltiples focos de peligro y nos permitirá desplazarnos hacia el punto seguro haciendo uso de bicicletas en un plazo máximo de unos 2, 3 o 4 días,


Deberíamos marcar los puntos calientes a tener en cuenta en nuestra propia guía personal de supervivencia.

Trazar una ruta ideada para poder ser seguida en bicicleta y, en caso de problemas, caminando.
Evitar rutas que atraviesen carreteras, autopistas o núcleos urbanos.

Evitar rutas que representen una gran dificultad para personas no preparadas o sin una gran condición física.

No trazar una ruta demasiado larga o de más de 250 kilómetros desde el punto de origen al de destino, siempre que sea posible.

Anticiparse a posibles problemas y tener una ruta de escape alternativa, así como una ruta hacia otro punto seguro que parta desde el punto de destino al que nos dirijamos.
Desconfiar de cualquier grupo de personas, unidades militares o policiales que podamos encontrar durante nuestra ruta.

Procurar mantener siempre el sentido común, el orden, la ley y los valores que rigen a cualquier ser humano. Ante un acontecimiento apocalíptico sin precedentes, lo último que necesitaría nuestro planeta son personas de dudosa moral (asesinos, violadores, saqueadores y demás).


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El equipo esencial necesario para cada bicicleta


Alforjas o bolsas de viaje para bicicletas y ademàs de


2 cubiertas o neumáticos plegables de repuesto.

2 a 4 cámaras de aire de repuesto.

Un kit de reparación de pinchazos con al menos 10 parches y el pegamento necesario para la reparación.

Una bomba de inflado portátil compatible.

Una multiherramienta con troncha-cadenas.

2 pastillas o 2 zapatas para los frenos de la bicicleta, según sea su tipo.

1 cadena de transmisión compatible de repuesto.

2 a 4 eslabones de cierre rápido para la cadena de transmisión.

1 o 2 bidones de hidratación instalados sobre la bicicleta.



La sencilla regla de tres que afecta directamente a todos los seres humanos y que resulta muy fácil de recordar:


Los humanos no sobreviven más de 3 minutos sin aire (excepto personas entrenadas específicamente para ello).

Los humanos no sobreviven más de 3 días sin agua.

Los humanos no sobreviven más de 3 semanas sin alimentos.


Equipo guardado de forma ideal en el interior de una mochila de hidratación de alta capacidad de tipo Camelbak o similares.

El equipamiento de emergencia recomendado para cada una de los posibles supervivientes, sería:


El equipamiento esencial de supervivencia: Medicamentos


Pastillas anti-radiación (en caso de vivir un ataque termonuclear). Suministradas normalmente a la población en caso de emergencia por los servicios de Protección Civil.

Un botiquín de primeros auxilios completo.

Medicamentos analgésicos, antipiréticos, antibióticos y tranquilizantes.

Una manta térmica, como las utilizadas por los equipos de primeros auxilios.

Medicamentos específicos en caso de enfermedades crónicas: asma, diabetes, etc...

Productos de higiene personal (una pastilla de jabón, cremas tópicas, etc...



El equipamiento esencial de supervivencia: Alimentos


Tres raciones de emergencia de alimentos. Normalmente compuestas por barritas de alta densidad nutritiva, equivalentes a la ración diaria recomendada de nutrientes.

Pastillas potabilizadoras de agua.

Agua. Imprescindible para nuestra supervivencia, deberíamos disponer de la máxima cantidad de agua envasada que podamos transportar (en los bidones de hidratación, en la mochila técnica y/o en envases no transparentes).

Latas de conserva con una fecha de caducidad lejana en el tiempo.

Alimentos específicos en caso de ir acompañados de bebés y/o mascotas: pienso, papillas o leche en polvo, etc...



El equipamiento esencial de supervivencia: Ropa


Unas botas de montaña cómodas y a ser posible altas, aunque la temperatura sea elevada.

Las prendas mínimas para poder mudarse, compuestas por ropa de temporada y ropa de invierno, aunque la temperatura sea elevada.

Mascarilla (para protegernos del posible polvo radiactivo), gafas de protección, tapones para los oídos y guantes de látex o similares.

Un chubasquero plegable.



El equipamiento esencial de supervivencia: Útiles


Una brújula y un mapa previamente preparado con nuestra ruta de huida hacia zonas seguras.

Un rollo de esparadrapo, un rollo de alambre grueso, un rollo de cinta aislante o americana y unas cuantas bridas de plástico.

Un bolígrafo, un rotulador permanente y un lápiz.

Cerillas anti-lluvia y/o varios mecheros desechables.

Tijeras, cortauñas, varias agujas de coser, una bobina de hilo y un rollo de cuerda de alta resistencia.

Un martillo, unos alicates y varios clavos de tamaño más o menos grande.

Varias barritas luminescentes.

Una linterna de tipo dinamo sin baterías, protegida en el interior de una bolsa antiestática (disponible en tiendas de electrónica), a su vez envuelta en papel metálico o de plata e introducida y envuelta nuevamente en los elementos descritos, para conseguir una improvisada Jaula de Faraday.



El equipamiento esencial de supervivencia: Protección


Un cuchillo de caza, con filo cortante y a ser posible filo de sierra.

Si disponemos de permiso de armas, un arma y su munición, debidamente protegidas y fuera del alcance de la vista.





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