miércoles, julio 31, 2013

down by the river (manzanares )




120 adventurous racers - 120 Canyon bicycles , Canyon 120.000 km in six days for the Dansih Rheumatism Association
The Facebook supporters page of Hjælperytterne - https://www.facebook.com/Hjaelperytterne

The story on http://ww.canyon.com - http://bit.ly/Hjælperytterne

120 adventurous racers - 120 Canyon bicycles - more than thousand kilometers trough Sweden and Norway in six days and six lap - for a good reason. To get a lot of financial support and claim much-needed attention to the Dansih Rheumatism Association. We think, it's a great idea.




Por qué hacemos mtb ?


Kitsbow ( http://vimeo.com/kitsbow ) por qué hacemos mtb. Segundo episodio protagonizado esta vez por Brien Chartier.





En madrid la verdad es que no hay muchos rìos, tenemos un aprendiz el manzanares y para de contar. Hay una poblaciòn al lado de madrid que es el pardo donde se puede ir a correr al lado del rìo , aunque haga calor y para allì nos fuimos el king2 y yo tan contentos.
Se llega en menos de media hora , Saliendo desde nuevos ministerios por los tùneles de rios rosas e islas filipinas hasta la carretera de la coruña.Luego se coge la m30 y directo al pardo.
Aparcamos al lado del puente y decidimos correr por la orilla derecha rìo arriba. Cruzamos el puente, el king2 marcò territorio y salimos pitando. El sendero es estrecho pero puede circular una moto, como luego veremos.
Luego el sendero se suplica y se llega a un sube y baja que hace años era muy abrupto, pero que ahora se ha suavizado. Hay que subir hasta el nivel de la cerca del pardo y se baja otra vez a la orilla. Ahora se llega donde estaba antes el puente y ahora ha desaparecido. Lo que sigue estando es la fuente de agua potable, no tratada donde el king2 bebiò y se remojò.
Ya sòlo queda el ùltimo tramo donde nos adelantan 3 ciclistas y llegamos a piè de presa que està desaguando. Hay un pescador y los tres ciclistas. El king2 los esquiva y se remoja y bebe. Estamos menos de 1 minuto y volvemos por donde vinimos.
Hemos tardado como 15 minutos en llegara al final y tardamos otros 15 en volver.
Pero los ciclistas nos adelantan otra vez, viene otro ciclista de frente y es un incordio.
Decido seguir por la misma orill , pero ahora rìo abajo ( down by the river !)

El sendero al principio està pisado,vamos a la sombra y han cortado algùn àrbol caìdo que obstruìa el paso. Un sube y baja màs abrupto y entramos en zona de pradera de 1m . Ahora aparecen las colonias de cotorras. Se escaparon de casas de madrid , bajaron a la casa de campo y allì anidaron. Pero claro tuvieron que seguir conquistando territorio y lo hicieron rìo arriba. Ya han llegado a las puertas del Pardo. He puesto màs abajo un artìculo sobre el tema.
seguimos avanzando y llegamos a una bajada vertical con pasto caìdo resbaladizo. Mando al king2 delante y baja derrapando y deslizando las patas traseras como si fuera un tobogàn..
Ahora llegamos a una sabana africana con plantas que llegan al hombro con un arma secreta, las semillas que se pegan a la ropa , aunque sea de lycra.

Por fin vemos el puente del ferrocarril que cruza el rìo .Pasan trenes cada dos por tres. El king2 y yo llegamos a la base del rìo y el king2 se remoja tranquilamente. Hemos tardado media hora en llegar y la vuelta la hacemos cara al sol y vamos incluso màs ràpido. La ventaja es que no hemos visto a nadie por èsta senda.
En total hemos estado 1h y medio corriendo , con calor pero acabamos cansados.



.-..-..-.



Una plaga de cotorras dispara las alarmas
Las administraciones acuerdan elaborar un censo de esta ave para intentar frenar su rápida expansión
MIGUEL OLIVER / MADRID
Día 14/06/2010 - 13.17h
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Las cotorras argentinas se han convertido en un problema. Dicen de ellas que sólo hacen dos cosas: comer o reproducirse. Teniendo en cuenta que cada ejemplar vive una media de diez a doce años y que a lo largo de su vida puede llegar a tener medio centenar de crías, resulta fácil pensar que allá por donde van se convierten en los auténticos amos. En Madrid no son una excepción. La capital comienza a hablar de plaga y, por este motivo, las administraciones han decidido ponerse manos a la obra.

Los nidos son de gran estructura
El objetivo no es otro que conocer al «enemigo»: saber dónde vive y, sobre todo, cómo se le puede hacer frente para controlar su impresionante expansión. Por este motivo, un grupo de trabajo —formado por Ayuntamiento de Madrid, Comunidad, Patrimonio Nacional y la Sociedad Española de Ornitología (SEO)— comenzará a elaborar a finales de este año un censo en profundidad para cuantificar el número exacto de cotorras que sobrevuelan los cielos madrileños y, de alguna manera, intentar frenar los «destrozos» que provoca entre la flaura y fauna autóctona de la región.
Lo dice muy claro José María Cámara, miembro del departamento de salud ambiental de Madrid Salud: «La cotorra argentina necesita ser vigilada». Los primeros estudios datan la presencia de este ejemplar exótico en Madrid desde 1985. Simpáticas aves de no más de 30 centímetros, cola larga, plumaje verde brillante y azul, pico amarillento y pecho gris. Su comercio como especie exótica en cautividad fue todo un éxito. Pero todo cambió desde que a un particular le dio por soltar una pareja en un campo de golf. Desde entonces, la agradable y cómica cotorra argentina se ha convertido en una amenaza y una pesadilla para las personas que conviven cerca de sus colonias. Sus vocalizaciones, graves y estridentes, ya no hacen tanta gracia.
Todavía no existen cifras fiables sobre el número de ejemplares que hay en Madrid. Sin embargo, sí se sabe cuáles son sus zonas preferidas para anidar. En la región abunda en Pozuelo de Alarcón, Majadahonda, Boadilla del Monte, Arganda del Rey y Chinchón. En la capital se deja ver con suma facilidad en Aravaca, la Casa de Campo, el parque del Oeste, la Ciudad Universitaria y el parque ferial Juan Carlos I.
Se trata de aves que se han adaptado con una asombrosa facilidad al entorno madrileño. Optan por los climas cálidos y templados, por eso, cuando llega el invierno en la capital, suele pasar mucho tiempo encerrada en el nido. Árboles como los pinos, eucaliptos, cipreses, plataneros y enredaderas son sus favoritos para instalarlos. Necesita que sean altos y, sobre todo, fuertes, para soportar el peso de estas construcciones hechas con ramas entrelazadas.
Peligro de desprendimiento
Uno de los grandes problemas que generan estas aves es que sus «hogares» pueden llegar a tener unas dimensiones considerables, con el consiguiente peligro que eso puede suponer en caso de desprendimiento. Se han dado casos de encontrar hasta 70 cámaras —en cada una de ellas viviría una pareja— en un solo nido. En la capital, por ejemplo, ya se han visto obligados a desmontar alguno de ellos. Sin embargo, las cotorras los vuelven a construir enseguida. «Estamos hablando de aves muy laboriosas», comenta José María Cámara.
Las administraciones, según ha podido saber ABC, no descartan ninguna medida para frenar la rápida colonización de la cotorra. Ni siquiera la eliminación anual de un porcentaje de los ejemplares. La introducción de la cotorra argentina, ya sea accidental o intencionada, puede llegar a ocasionar la destrucción del entorno, la pérdida de biodiversidad, daños a la agricultura y el desplazamiento de especies autóctonas. La suelta ilegal de este «invasor» es una de las mayores amenazas para las aves de la zona.
La presencia de cotorras afecta negativamente a palomas, urracas y carracas. La introducción de esta especie en los parajes naturales se debe al escape o liberación de ejemplares mantenidos en cautividad. El comercio de cotorras es frecuente en nuestro país, que ha importado un gran número de ejemplares en los últimos años. La población cautiva de la especie puede así seguir originando nuevos núcleos de población en libertad.
Las cotorras argentinas ocupan medios urbanos, frecuentando parques, jardines y arboledas dentro de las zonas habitadas y en su periferia. Se trata de un ave altamente sociable que se caracteriza por su fácil adaptabilidad al entorno.
Odiada entre agricultores
La especie se alimenta de semillas, frutos, flores, brotes de hojas y larvas de insectos. En zonas rurales también se alimenta de semillas. Es por eso que tampoco está muy bien vista entre los agricultores. Por este motivo, las autoridades apelan a la responsabilidad de los ciudadanos para que no compren estas especies animales que luego no puedan atender. Si se sueltan, pueden provocar un grave perjuicio para el entorno. Además, se pide que, en caso de encontrarlas en estado salvaje, no se les dé de comer. Si no se alimentan no tienen fuerzas para reproducirse. Éste puede ser el primer paso para controlarlas.

http://www.abc.es/20100612/local-madrid/cotorras-201006120903.html

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