viernes, diciembre 19, 2014

¿por què me gusta tanto?



kilian no ha podiso subir por vientos de màs de 90 km/h , ha llegado a la cota 6500, y dice que volverà







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¿Qué ocurriría si una persona comiera durante 30 días comida rápida y duplicase sus calorías? Esto fue lo que vimos en 2004 con Super Size Me, documental estadounidense, que terminó con el protagonista engordando 11 Kg, sufriendo serios problemas de salud y con daños irreversibles en su organismo. ¿Sucedería lo mismo si incluyésemos ejercicio físico en los 30 días de comida rápida?

Super Train Me muestra la evolución de David Moronta durante un mes, obligado a alimentarse 5 veces al día de productos de la famosa cadena de comida rápida, Mc Donalds, llegando a duplicar las calorías. Con el fin de contrarrestar toda la comida ingerida deberá someterse a un entrenamiento sólo apto para deportistas de élite. David tendrá que realizar duras pruebas físicas, metabólicas y psicológicas al principio y final del mes para observar los beneficios del ejercicio. De esta forma conoceremos los efectos de un intenso entrenamiento combinado con una dieta catastrófica para su salud. ¿Cuánto engordará? ¿Tendrá problemas de salud? ¿El ejercicio lo neutralizará todo?

https://www.atletas.info/viernes-de-cine-super-train/
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¿Por qué me gusta tanto si sólo hay que darle a los pedales?
Comentaba un padre, no recuerdo ya si en un tuit o en facebook, que su hija le había preguntado: “¿por qué me gusta tanto si sólo hay que darle a los pedales?”. Difícil de responder, pero ¿por qué nos gusta tanto? (¿y por qué son tan pocos los que se animan?).¿Qué hace que los que nos pasamos a la bici nos convirtamos en proselitistas implacables, capaces de superar a mormones o testigos en nuestro afán de difundir nuestra fe?. ¿Por qué utilizamos argumentos falaces para convencer sobre las ventajas de la bici como decir que con ella ganamos tiempo, ahorramos, mejoramos el tipito o salvamos el planeta?. ¿Por qué escribimos blogs sobre la experiencia de ir al trabajo en bici y no existen blogs equivalentes, hasta donde llega mi conocimiento, sobre la experiencia de hacerlo en coche, en bus o en tranvía?.

Ejemplos de falsos motivos por los que vas en bicicleta


Avanzo las respuestas que no me valen: la bici no es religión, la bici no tiene nada de experiencia mística, la bici no es la verdad (ya sea en términos de ecología, economía, salud, movilidad, estilo u otras líneas que marquen tendencia), la bici, por no ser, ni siquiera es una mentira (de la publicidad, de la cultura, del sistema educativo o de la ciencia). Nos hace falta una respuesta que explique la pasión que sienten los ciclistas y por qué son tan pocos los que dan el paso.

Y aquí va mi intento de dar respuesta. Desde la más remota infancia aprendemos a movernos encapsulados, fortificados, aislados del clima e inmóviles. En la bici todo esto cambia (y lo hace para que todo sea diferente). Aquí va la explicación:


Encapsulados

En el autobús del cole o en el coche “de papá” aprendimos a movernos encapsulados. Encerrados entre las paredes de un vehículo que nos separa del resto del mundo. Sus puertas, lunas, paredes, suelo y techo crean un espacio cerrado, distinto y propio. En él sólo podemos hablar con los que están dentro (y pitar a los que van fuera).En la bici estás fuera. Conectado. Eres parte de todo. Miras al que camina y te mira a los ojos, corregís vuestras trayectorias, intercambiáis algunas palabras, que pueden ser amables, no hay barreras entre vosotros. En la bici compartes la rueda del ciclista que te precede y te ayuda a pedalear, os convertís en tándem, la potencia de su pedalada reduce la potencia de la tuya, os saludáis, os turnáis, charláis, os picáis. En la bici eres tráfico y cada aspecto de él es relevante para tu velocidad, dirección y seguridad en un ejercicio permanente de conciencia plena. En la bici perteneces a los lugares en los que estás. No pasas, te incorporas.

Fortificados

Unas simples láminas de hojalata y un poco de publicidad con muñecos dummies han servido para convencerte de tu fortaleza frente al otro y te transfieren una idea falsa de seguridad, contra toda evidencia estadística. Meterse en el habitáculo es con diferencia la actividad más peligrosa que realizamos en nuestra vida. A veces la ilusión de seguridad se desvanece por lo que, si el presupuesto lo permite, pasamos del urbano al compacto o familiar y de estos al crossover en nuestro camino al todoterreno. Más volumen, más peso, más chapa, más alto, a ser posible, más caballos (por seguridad, claro).

La bici es lo contrario. Aquí estoy yo, mi cuerpo, sin artificios. Da vértigo y miedo. Para muchos, demasiado miedo. Para otros, no lo suficiente como para dejar de intentarlo. Si lo haces con insistencia, las percepciones empiezan a jugar en tu cabeza. A veces dudas de quién es el que está viendo gigantes y quién está viendo molinos. Donde antes estaban unos, ahora están los otros. Y ahora eres tú el que te ves fuerte, tanto que no necesitas ser agresivo.


Aislados del clima

El habitáculo protege de la lluvia, produce frío en verano y calor en invierno, para el viento y evita las salpicaduras. Allí dentro no piensas ni siquiera si brilla el sol o la luna.En la bici descubres que hoy te cubre un cielo azul, que las nubes pasan rápido o van más lentas, piensas en sus formas o en su color. Pedalear rápido o potente sube la temperatura corporal, pero también la puede bajar según la brisa (cuando es más húmeda, más rápida, frontal o lateral) y la pendiente. Ahora oscurece o ya amanece, aquella nube me dará sombra, la lluvia será suave y refrescante o torrencial. Cuando las bicicletas descubren lo que hay más allá del verano, saben que nada podrá detenerlas y se descubre un gran placer en ello. Para describirlo creo que la psicología utilizaría términos como confianza, seguridad, autoestima, realización, superación, satisfacción, logro, consecución de metas…, pero para describirlo con más exactitud, sin las mentiras de la ciencia, tienes que evocar un recuerdo: lo que sentías cuando jugabas a pisar los charcos.

Inmóviles

En el habitáculo viajamos sentados. Convertimos nuestro cuerpo en un objeto inerte para transportarnos. Somos un paquete. Si conducimos, se mueven levemente nuestros pies y nuestras manos.Pero cuando nos gusta conducir, lo queremos hacer con todo el cuerpo. Las piernas, las manos, las rodillas, la espalda, los glúteos, abdominales y cada fibra de tu ser se conjugan para tomar la curva, de cada uno de ellos solicitarás energía para afrontar la rampa, todos quedan irrigados por el incesante pulsar de un corazón que vibra con tu cadencia, todos quedan enganchados a los efectos estimulantes y sedantes de las endorfinas. Creo que lo haría aunque engordase.

Superada la infancia, pasarse a la bici no puede producir una sensación más extraña. Tras años en el habitáculo nos sentiremos vulnerables ante el clima, nuestro cuerpo se resistirá al esfuerzo, nos invadirá la inseguridad y el miedo y nuestros sentidos estarán desbordados. Muchos motivos para no continuar o, quizá, para lo contrario.


http://diariodeunbicioso.blogspot.com.es/2014/12/por-que-me-gusta-tanto-si-solo-hay-que.html?m=1

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