jueves, septiembre 03, 2015

Mash , motos low cost


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Posted by Sameer Bhatia on Lunes, 24 de agosto de 2015


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Rey de la moto low cost
02-09-2015

Por Gloria Scola. Fotografías de Luis de las Alas

Propietario de la marca Mash y expiloto profesional, el francés Frédéric Fourgeaud planta cara a la industria asiática con sus modelos de bajo coste y estética retro. "Vive de tu pasión, haz lo que amas", es su lema en la vida y los negocios.

Si hubiese que destacar una sola cualidad de Frédéric Fourgeaud, esta sería la de magnífico anfitrión. Durante los dos días que quien esto escribe ha pasado en Borgoña con este empresario galo de 60 años, apasionado de las motos, afable, amante de la buena vida y gran conversador, el presidente de Sima (Sociedad de Importación de Motos y Accesorios) no ha podido mostrarse más cortés y dedicado. El resultado: un tour motero y gastronómico en un entorno precioso con un guía inmejorable.

Fourgeaud, nacido el 21 de febrero de 1955 en la región de Lemosín (en francés, Limousin, cuya capital es Limoges), expiloto internacional que ha participado en la Copa Kawasaki 400 y en la Enduro, entre otras carreras, compitió entre 1973 y 1984 (de los 18 a los 29 años) al más alto nivel. Después, siguió corriendo y, en total, sus espaldas suman 15 años de carreras. Pero lo extraordinario es que durante sus primeros años de competición, siendo un joven de tan solo 22 años, decidió lanzarse a la aventura emprendedora y abrió su propio concesionario de motos, Fourgeaud Motos, en Amiens, al norte del país. Cosechó un gran éxito y lo vendió 20 años después, en 1997, con los 42 ya cumplidos.

Fruto de aquella experiencia, fue invitado por Honda como propietario de uno de los mejores concesionarios franceses a un viaje a Canadá. Allí conoció al magnate del lubricante Motul, Ernst Zaugg, simpatizaron, y este le ofreció acompañarle a París para convertirse en consultor de su empresa mientras seguía con sus propios negocios de motos. Unos años después, ambos se asociaron para entrar en Ipone, otra compañía del sector. Fourgeaud se trasladó a Marsella y transformó una pequeña empresa en una clara competidora para Motul, el lubricante número 1 del mundo. Según recuerda, su socio Zaugg le advirtió: "Cálmate. Quiero ser número 1 también en el mercado francés". Pero Fred, como llaman a Fourgeaud sus amigos, le replicó: "No me pidas que me calme. Cuando yo hago negocios, quiero que funcionen y lo hago con espíritu ganador".

El hecho de que su socio fuera su propio competidor desembocó en que Fourgeaud vendiera a Zaugg su parte en Ipone en 2006, ocho años después de haber entrado en la sociedad. Pero quedaron como amigos: "Tengo mucho que agradecerle", reconoce. Tan solo un mes después, cuando los familiares de Marcel Seurat, fundador de la empresa de motocicletas francesa Sima fallecido en 2004, se enteraron de que había vendido Ipone, le llamaron para que reflotara su compañía. La situación era complicada. En el momento de su llegada, perdía un millón de euros al año. En 2007 ya tenía unos beneficios de esa misma cantidad, y en 2008 Fourgeaud decidió comprar la empresa al tiempo que mantenía su relación con Ipone, lubricante que recomienda a sus clientes –400 concesionarios franceses de motos–.


Emprendedor nato
Hace cuatro años, en 2011, creó Mash, su propia línea de motos low cost con un diseño muy cuidado que incluso atrae a los más acomodados. "Por ejemplo, la rica parisina que tiene un Porsche, pero no posee el permiso de conducir para una gran cilindrada, compra una Mash de 125 cc porque es cool", expone. Mash es una moto no cara, fiable y bella que le gusta a todo el mundo.

Un tanto de lo mismo sucede con Fourgeaud. Posee la vis expresiva de los grandes actores franceses. Ya sea la de su admirado Gérard Depardieu, a quien ha conocido en alguna ocasión, o la del divertido Louis de Funès –quien, por cierto, rodó escenas de La gran juerga (1966), delante del ayuntamiento del bellísimo pueblo de Meursault, donde transcurre parte de la sesión de fotos de este reportaje–. Es onomatopéyico al hablar ("se me encendió una bombilla, ding, ding, ding...", o "escuché un click, click..."), y gesticula con gracia y simpatía. Pero, detrás de todo eso, se vislumbra a un gran hombre de negocios.

En las oficinas de Sima, en el polígono industrial de Levernois, en el distrito de Beaune, a 156 km de Lion, hace cuentas con su director general, Jean Michel Paquient, un hombre simpático que fue campeón de Enduro y que hace las veces de traductor francés-inglés durante la entrevista. En su despacho, grande y dinámico, con cristaleras y lleno de fotos, recuerdos, trofeos, acreditaciones a grandes premios y hasta un póster de la película Las 24 horas de Le Mans, protagonizada en 1971 por Steve McQueen, tiene una réplica de su primera moto, la Malaguti 50, que muestra con orgullo. "Mi pasión por la gasolina y las dos ruedas se encendió a los 14 años. Amo la velocidad, la independencia y el pilotaje; la sensación de ser libre y de conducir", declara entusiasmado.

Y de su pasión, hizo su vida, que está plagada de anécdotas. De pequeño, alguien le robó repetidamente las luces de la bicicleta y eso le llevó a convertirse en un businessman. "Sí, exactamente", ríe Fourgeaud. "Yo procedo de una familia burguesa de la provincia. Mi padre, al que le encantaban los coches y tenía un Ford Mustang de época, vendía explosivos, dinamita para los cohetes, y era propietario de una empresa de transportes. Y mi madre no era rica, pero su familia tenía algunos negocios en la madera y el carbón. Así que yo nací en la familia más acomodada del pueblo. Cuando tenía 12 años, mis padres se separaron. Mi hermano, que es dos años mayor que yo, se quedó con mi padre; era el favorito de mi abuelo, y además, quería mantener el confort, y yo me fui con mi madre a la ciudad de Amiens, en el norte, donde tenía algunos familiares. No le pidió dinero a nadie, hizo estudios superiores de matemáticas y se convirtió en profesora. Así que pasé de tener una gran casa a vivir en una madriguera de conejos", describe divertido. "Mi padre venía a verme cada 15 días, a veces con mi hermano. Cogía su flamante coche el fin de semana y se presentaba allí, en mi edificio, donde yo tenía una bici y todos los días me robaban las bombillas. Una vez, dos, cinco... Y al cabo de un tiempo fui yo quien empezó a cogerlas y a venderlas. Una vez puedes recibir el golpe, dos golpes, y luego... zas, tú das el golpe. ¡Así es la vida!"

A todo gas. El expiloto, en vaqueros, mocasines de ante negro y camiseta de Mash, conduce entre viñedos de Borgoña.
A todo gas. El expiloto, en vaqueros, mocasines de ante negro y camiseta de Mash, conduce entre viñedos de Borgoña.

Han pasado muchos años, y Fourgeaud, hoy, con un día a día más que acomodado, reflexiona: "Yo no pertenecía a ninguna clase social y tenía amigos de todo tipo: muy ricos y muy pobres. Mi filosofía es conocer a gente de toda condición. Encuentro el placer en las personas simple, y frecuentemente, los ricos no son tan simples. Pero, en realidad, para mí lo importante es lo que vale la persona, no su dinero. Y los valores que más admiro son la valentía, la honestidad y el respeto del otro".

Todo esto que predica se hace evidente en el trato que mantiene con su staff, con cuyos miembros muestra una relación amigable y de respeto durante nuestra visita. También se aprecia cuando encabeza la llegada a un restaurante del nutrido grupo que formamos; siempre amable, presenta y deja paso al fotógrafo de este reportaje, Luis de las Alas, a los importadores de Mash en España, Alfie Cervera y Malena Mayayo, y a quien suscribe. Desde el muy acogedor Le Caveau des Arches, en Beaune, al más sencillo Le Bouchon, en Meursault, donde cenamos al aire libre, pasando por Le Bistrot du Bord de L’Eau, en la Hostellerie de Levernois. Este último, un hotel de cinco estrellas miembro de Relais & Chateau desde 1991, con 20 habitaciones, cinco hectáreas de parque, pista de tenis y un campo de golf de 18 hoyos en el corazón de los viñedos de la Borgoña, a 47 kilómetros de Dijon (de donde proviene la célebre mostaza, que a Fred tanto le gusta) y que cuenta con una estrella Michelin.


Paladar gourmet
Borgoña es la tierra de los vinos, de los escargots (caracoles que se comen con tenazas especiales para sujetar la concha y un tenedor muy fino de dos puntas), del bœuf bourguignon (buey y vino, dos productos emblemáticos de la región), de los huevos poché, y no es extraño que en las mesas colindantes de los restaurante que vistamos haya ejecutivos del mundo del vino. Fred, amante de los caldos (para las diferentes ocasiones elige un Chorey-Lès Beaune de 2012, un Paul et Marie Jacqueson de 2013, o el blanco Saint-Romain Village 2013), relata: "Hace tres semanas tuve la suerte de visitar las bodegas de Romanée-Conti [a 24 kilómetros de Beaune]. Fue una experiencia muy bonita, y, desde luego, es un vino excepcional". Romanée- Conti es probablemente el vino más prestigioso del mundo, y, sin duda, uno de los más caros (con un precio mínimo por botella que ronda los 1.200 euros).

Nuestro anfitrión, que lleva un año separado de su segunda mujer, con la que tiene dos hijos, reconoce no ser nostálgico. Tampoco de las carreras. "No miro al pasado. No echo de menos competir. Yo tenía las cualidades para ser un gran piloto, pero no era demasiado serio –ironiza pícaro–, y tenía ya mi propia tienda, que abrí con lo que hoy equivaldría a 150 euros. Las carreras me dieron notoriedad y me ayudaron a vender más. Hoy participo en algunos eventos clásicos como el que se organiza anualmente en Dijon, el Moto Légende, donde corro con mi vieja moto".

Cuando le pregunto sobre si alguna vez ha tenido un accidente grave, me enseña cicatrices por todo el cuerpo. "Operación de omoplato, la pierna me la he roto siete veces... Pero yo no lo dejé por miedo, sino porque ya era demasiado. Lo de ir al hospital no es para tanto. Sales de allí, te montas en la moto y ya. Pero llega un momento en el que ya has tenido demasiadas operaciones y dices: 'Ya es suficiente. No quiero sufrir más. Se acabó'", confiesa.

Él, que compitió con Giacomo Agostini, el piloto con más títulos de la historia, y conoció a Ángel –12+1 veces campeón del mundo– Nieto ("Sí, claro que lo conocí y me cae muy bien Nieto, pero es un poco anterior y llevaba una moto pequeña, de 125 cc, y yo corría en 400) hoy sigue la GP, e incluso en la década de los 2000 patrocinó con Ipone al piloto francés Regís Laconi, que ganó el Gran Premio de España. En cuanto a los de ahora, asegura: "Marc Márquez me encanta, no le conozco personalmente, pero me apasiona cómo se escapa, su pilotaje. Y también me gusta Pedrosa. Y Valentino Rossi, a quien sí he conocido en el circuito. Es fantástico. En los 80, los mejores pilotos del mundo eran franceses. Y luego llegó la generación de los españoles y los italianos, con mejor formación. Hay un gran trabajo de la Federación Española e Italiana porque inventaron escuelas de aprendizaje para que pilotos muy jóvenes pudieran ganar grandes premios. El resultado es que hoy los mejores pilotos son de esas nacionalidades", analiza.


Coleccionista
Naturalmente, posee una buena cantidad de motos (entre ellas, obviamente varias Mash, con las que hacemos parte de la sesión de fotos por los viñedos de Borgoña y una BMW negra adquirida durante nuestra visita), pero también de coches (Rolls-Royce, Lamborghini, Ferrari, un Mercedes 280 SL descapotable gris del año 85…) y de relojes. Aunque parte de esta colección desapareció para su desgracia hace dos años: "Mi hijo Jules hizo una fiesta en casa. Enseñó mis relojes a sus amigos y volaron siete u ocho, entre ellos un TAG Heuer Monaco. Qué disgusto. Sobre todo, por el valor sentimental", comenta contrariado.

Pero las cosas son cosas. Y se van reemplazando, según la filosofía Fourgeaud: "Yo soy epicúreo. Amo los placeres de la vida". Le pido un consejo para tener éxito en los negocios: "En la vida de la empresa hay que tener espacio para la pasión y la razón. Ambas son necesarias, porque si solo tienes pasión, puedes cometer errores. Hace falta ser apasionado, pero también razonable". ¿Y la suerte? "No existe. Todo el mundo tiene la suerte, la oportunidad, y no es importante. Cuando yo llegué a Sima, la caja estaba vacía y perdía dinero. A los cuatro meses, ya no había pérdidas. Uno siempre tiene la obligación de hacerlo mejor. Pero mi motivación nunca es el dinero, sino dormir bien. Y hacerlo mejor. En los negocios hoy puedes estar arriba y mañana abajo. Por eso hay que trabajar a largo plazo. Pero ahora eso no se estila. Ahora las empresas trabajan a medio plazo. Porque tienes la moneda, la paridad con el dólar, el mercado que cambia… En este momento, funcionan muy bien el lujo y el low cost, pero moverse con productos de precio medio es difícil. Antes reinaba el precio medio. Todo el mundo compraba cosas de precio medio que abarcaban el 80% del mercado. Hoy eso se ha acabado y la clase media tiene dificultades. Lo que funciona es el low cost y los vehículos de lujo. Pues bien, hay que adaptar el producto en función de la época, y por eso creamos Mash", reflexiona.

Mash, que en España se comercializa a través de Laotragencia Motors, cuenta con 12 modelos de distintas cilindradas: 125, 250 y 400 cc. "Nuestro importador español ha hecho un showroom fantástico y es muy bueno con las redes sociales. Juntos queremos conquistar a España", dice mientras alza su copa para brindar por ello.


Dream mashine
Creada en 2011, la marca de motocicletas y quads Mash (nombre tomado de la película satírica de Robert Altman de 1970 y de la serie de televisión de 1972, ambas sobre un grupo de médicos americanos que atiende a los heridos de la Guerra de Corea en el hospital móvil Mash 4077, basa su estética en esa década y fabrica sus productos en China. Sus características, según Fourgeaud, son "diseño, fiabilidad [motor japonés Suzuki en las de 125 y 250 cc] y servicio posventa. Yo pruebo todas nuestras motos. Primero diseñamos un prototipo, después enviamos las piezas y se hacen las copias y la moto pre-serie con la que realizamos los test. A los dos o tres meses, iniciamos la producción. Pero si algo no es perfecto, paramos. El precio que hay que pagar para triunfar es tener procedimiento. Esa es mi filosofía: calidad, personalización y servicio post-venta", enumera.

En España, Mash es comercializada por Laotragencia Motors (Alfie Cervera y su mujer, Malena Mayayo), con puntos de venta por todo el país y sede en Madrid (Heros 66, en la calle Martín de los Heros, 66, ocupando el espacio de la antigua librería ADI, cuyo excepcional mobiliario de madera se ha conservado) donde se exponen estos modelos de estética retro muy acorde con el local. "El producto más caro es la Von Dutch, moto personalizada y numerada que cuesta 6.000 euros. Los precios son los recomendados por Fourgeaud, que todos los importadores respetamos", explica Mayayo.

Mash cuenta con 12 modelos. De entre los de 125 cc, destacan la Seventy Five, la más vendida; la Scrambler, y la Café Racer que "con sus neumáticos más lisos, toma el nombre de las carreras que en la Inglaterra de los 60 hacían los rockers entre café y café", señala Mayayo. En cuanto a la Scrambler, cuya nueva versión de 400 cc llegará al mercado en septiembre (4.995 euros), añade: "Está inspirada en la estética de Steve McQueen en La Gran Evasión y su precio es de 2.245 euros, aunque todas tienen un precio parecido. Llevan el mismo motor, así que se diferencian más por la estética y el uso que se les va a dar".

Más información. http://www.mashmotorspain.com

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