viernes, abril 19, 2013

siniestro ciclista




¿Qué hacer ante un siniestro ciclista?
Accidentes con la bicicleta y responsabilidad patrimonial

Cuando hablo de responsabilidad patrimonial y de siniestros ciclistas no me refiero a la comunidad gótica que cabalga sobre negras bicis, qué va, sino a las situaciones en las que las administraciones públicas son económicamente responsables cuando, por su culpa, por su culpa y por su grandísima culpa, nos vemos implicados en un accidente con resultados desagradables para nosotros y/o para nuestra bici.

En octubre de 2012 dimos cuenta de un percance que sufrió mi bicicleta al caerle de lleno una acacia centenaria de la calle de Alcalá cuya reparación ascendió a 500 euros del ala y que, a día de hoy, me han sido reintegrados por parte del responsable de la mala conservación del árbol: en este caso, el Ayuntamiento de Madrid, que tiene contratada una compañía de seguros para estos casos. En las siguientes líneas os explicaré cómo tenéis que proceder si os sucediera algo similar (esperemos que no) y para que no os quedéis con el culotte al aire.


Que un árbol caiga sobre una bicicleta no es muy frecuente, pero a los que nos desplazamos en bici por la ciudad nos acechan otros predadores no menos peligrosos, como lo son las grietas, surcos y fallas que se producen por la mala conservación del firme, la voraz alcantarilla de rejilla que, agazapada, aparece justo tras el vehículo a motor que nos precede (mucho ojo en los ciclocarriles pegados al bordillo de las aceras), los aparcabicis de calzada postapocalípticos, las tapas de registro colocadas del revés y las que han terminado convirtiéndose en simas tras numerosas operaciones asfalto (de cuando había perras para ello), los escalones repentinos de la calzada, las vallas mal ubicadas y un sinfín más de irregularidades del firme que, por un mantenimiento escaso o inexistente, pueden arrojarnos violentamente contra el pavimento.

Estas situaciones suelen además llevar aparejados daños personales (hospitalización, días de baja, lesiones más o menos graves) en los que la reclamación se hace más compleja y para la que no estaría de más buscar asesoramiento legal y profesional. En cualquier caso, estos son los pasos fundamentales que, al menos en la ciudad de Madrid, habréis de dar en el momento de producirse el siniestro y en los días posteriores:

1.- Avisar de inmediato al 112 e indicar la ubicación del siniestro. Cuando se personen las emergencias (Policía Municipal, Samur, Cuerpo de Bomberos, etc.) es fundamental que nos aseguremos de que levantan parte del accidente, de lo que lo ha provocado y, sobre todo, que tomen buena nota de todos nuestros datos (nombre y apellidos, D.N.I., dirección, número de teléfono, marca, modelo y número de serie de la bici, etc). En caso de lesiones, exigir copia del parte médico del servicio de urgencias que nos atienda.

2.- Tomar fotografías, cuantas más mejor, de lo que nos ha provocado la caída y, si vemos que algún transeúnte más las está haciendo, pedirle una dirección de email de contacto para que nos puedan enviar las suyas y, si fuera necesario, para que pudieran acudir como testigos en caso de litigio. También hay que tomar fotos de nuestras lesiones y del estado en que ha quedado la bicicleta y los elementos que hayan resultado dañados (casco, gafas, guantes, luces, alforjas, etc.). Y no estaría de más que retratarais a los servicios de emergencia que hayan acudido por si a alguno de ellos se le ocurre declarar durante la instrucción del expediente que nunca intervino en el suceso (¡basado en hechos reales!).

3.- Llevar nuestra bici a un taller para que nos hagan un presupuesto de la reparación y del coste de los complementos lo más detallado posible.

4.- Iniciar el trámite de reclamación por responsabilidad patrimonial en cualquier oficina de registro del Ayuntamiento de Madrid, donde presentaremos una instancia normalizada en la que consten:

Los daños o lesiones producidos y su evaluación económica.
La fecha y lugar exacto en el que se produjeron.
La acreditación de la relación de causalidad entre los daños y el funcionamiento del servicio público (participación del SAMUR o Policía Municipal, por ejemplo).
Una declaración que manifieste que el interesado no ha sido indemnizado ni va a serlo, por compañía o Mutualidad de Seguros, ni por ninguna Entidad Pública o Privada.
Todos los documentos y medios de prueba que acrediten los daños alegados.

En el caso de la acacia asesina no tuve que esperar peritaje alguno para reparar la bicicleta. Al día siguiente del siniestro la llevé al taller para que evaluaran los daños y, en cuanto tuve el presupuesto, les dije que se pusieran manos a la obra y listo, lo que no quiere decir que esto siente jurisprudencia. Ante la duda, consultad siempre con los servicios municipales encargados de vuestro expediente para no incurrir en errores.

Si todo va bien, y pasados unos meses, la compañía de seguros debería ponerse en contacto con vosotros para rematar el finiquito de la indemnización y llegar de este modo a un final feliz del infeliz incidente.


Por favor, grabaos a fuego la parte fundamental de todo esto: si una fría noche sin luna vais ciclando por una calle cuyas farolas no alumbran y os vais al suelo por un boquete que se abre en el asfalto, nunca hagáis como Scarlett O’Hara cuando decía aquello de “ya lo pensaré mañana”. Llamad de inmediato al 112 y documentadlo todo porque, amigos... si no tenemos pruebas, no tenemos caso.

http://www.enbicipormadrid.es/2013/04/que-hacer-ante-un-siniestro-ciclista.html

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