Por Santiago Abascal
Odian nuestra civilización, odian nuestras libertades y nuestra  democracia. Odian la igualdad entre hombres y mujeres y la libertad de conciencia. Odian, en definitiva, todo lo que representa nuestra civilización milenaria, la civilización cristiana, y pretenden destruirla para implantar la barbarie
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Ayer Barcelona se unió a la triste lista de ciudades golpeadas por la barbarie islamista. Igual que los vecinos de París, Niza, Bruselas, Estocolmo , Berlín y Londres, nuestros queridos compatriotas de la ciudad condal sufrieron en sus carnes el horror de la yihad islámica, de los fanáticos intolerantes, de los que invocan el nombre de Alá  para justificar su orgía irracional de sangre y odio.
Desde aquí, mi más sinceras condolencias a las víctimas y los familiares. Para ellos todo nuestro apoyo y nuestro trabajo humilde para evitar que sucesos como estos se repitan en nuestro suelo.
Lo que en VOX tenemos claro es que esto que vivimos no son capítulos aislados de violencia, ni, como algunos tontos útiles del globalismo tratan de hacernos ver, una consecuencia de la política occidental en Oriente Medio o una consecuencia del calentamiento global.
Nuestros políticos, tanto los del gobierno como los de la oposición, no son capaces de decir esto. Y por ello utilizarán eufemismos. Hablarán de terrorismo internacional, sin hacer referencia a su raíz islamista. Como si ignorar las causas del problema nos ayudase a combatirlo. Y estarán más preocupados de evitar la supuesta islamofobia que de evitar nuevas matanzas en nuestro suelo.
A buen seguro, durante una semana o dos tendremos mensajes lacrimógenos de todo tipo y color. Nos llenaremos de consignas y de banderas y quizá convoquemos una manifestación en la que nos pintaremos las manos de blanco y lloraremos compungidos.
Y, dentro de muy poco, los políticos habrán olvidado los atentados. Y de nuevo estarán enzarzados en sus temas. En problemas inventados por ellos y que solo a ellos  les importan. Asuntos irreales ajenos a la vida de los españoles, como son el debate sobre el estado plurinacional, la memoria histórica, las leyes de adoctrinamiento sexual o la turismofobia.

1) Pérdida de la nacionalidad y expulsión de España y de Europa de todos los criminales implicados en actividades yihadistas o de los que propaguen ideas fundamentalistas.
Mientras tanto, nosotros en VOX seguiremos insistiendo en los problemas reales de los españoles . Y seguiremos hablando sin complejos y proponiendo medidas para luchar contra la implantación del fundamentalismo islámico en nuestro suelo. Medidas que son de justicia y de sentido común y con las que – estamos convencidos – la inmensa mayoría de los españoles están de acuerdo. Medidas que hoy reiteramos por enésima vez:
2) Prohibición de financiación de mezquitas en suelo nacional por aquellos países que no permitan la construcción de iglesias en su territorio y la plena libertad religiosa.
3) Oposición radical a la entrada de Turquía en la UE, para evitar que en ese país se catapulte la yihad y que la UE, en un acto suicida, deje de tener fronteras reales con Siria e Irak
4) Endurecimiento de las penas, incluyendo la cadena perpetua real para los yihadistas
5) Control efectivo y puesta en valor de las fronteras, para evitar que entren, entremezclados con los refugiados, terroristas islamistas.
6) Cierre inmediato de todas las mezquitas fundamentalistas y expulsión de los imanes predicadores del odio.
7) Suspensión de relaciones diplomáticas y comerciales con regímenes que apoyen el terrorismo y el fundamentalismo islámico
8) Incremento del presupuesto en defensa, inteligencia y en fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.  Apoyo a todas las iniciativas internacionales que tengan como objetivo terminar con el Estado Islámico
Estamos convencidos de que, tarde o temprano, se impondrá la cordura en la vieja Europa. Estamos  seguros de que la determinación vencerá a la cobardía, de que la razón se impondrá a la locura y de que la civilización derrotará a la barbarie islamista.
Somos Occidente, la cuna de la civilización, de la democracia y de la libertad. Y nosotros, además, somos España; la Nación que luchó siete siglos para expulsar a los invasores musulmanes de nuestra tierra.
Una vez más estos miserables no podrán con nosotros.