sábado, febrero 25, 2017

11 M el documental, ¿ conspiranoicos o no ?








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Un nuevo Dreyfus, Jamal Zougam ¿chivo expiatorio del 11-M?

Documental completo del cineasta francés Cyrille Martin sobre el 11-M. Doce años después alguien más se atreve a cuestionar la culpabilidad de Jamal Zougam.

"Y eso que Cyrille Martin ha dejado fuera episodios realmente dantescos, como:
Que desaparecieran las actas de recogida de muestras de los trenes.
Que se incineraran en el vertedero de Valdemingómez centenares de efectos procedentes de los trenes, muchos de los cuales podían perfectamente haber servido para determinar el explosivo utilizado en la masacre.
Que el gobierno español permitiera que los chatarreros terminaran llevándose a trozos el único vagón que se salvó del desguace, encontrado por Libertad Digital años después de la masacre.
Que se detuviera el 13-M a dos hindúes como supuestos implicados en la trama islamista.
Que la Policía ocultara al juez los registros informáticos del gimnasio donde Jamal Zougham estuvo la noche anterior a los atentados.
Que Jamal Zougham careciera de todo tipo de antecedente y fuera incluido en la lista de sospechosos habituales tres años antes de la masacre, por una sospechosísima serie de errores judiciales que tenían que ver con el número de teléfono de su madre.
Que los supuestos suicidas de Leganés esperaran disciplinadamente durante horas a que se desalojara a los vecinos de todos los bloques de viviendas colindantes, antes de hacer estallar el piso coincidiendo con el telediario.
Que Marruecos recibiera de las autoridades españolas la petición de traducir las supuestas llamadas de despedida de los supuestos suicidas de Leganés cuatro horas antes de que esas llamadas se produjeran.
Que se impidiera durante horas a la Policía Judicial el acceso a los cadáveres de los presuntos suicidas de Leganés, a pesar incluso de las órdenes de la juez Teresa Palacios.
Que en el desescombro del piso de Leganés aparecieran mezclados (y milagrosamente intactos) libros suníes y chiítas.
Que la supuesta carta de despedida de uno de los supuestos suicidas de Leganés estuviera escrita en árabe, pero firmada en caracteres latinos.
Que el único sospechoso que supuestamente huyo a la carrera del piso de Leganés, fuera absuelto en el juicio del 11-M.
Que el tribunal del 11-M se negara a que se examinaran las pruebas relativas a la posible implicación de los presuntos suicidas de Leganés en los atentados, de modo que los herederos legales de los presuntos suicidas no han tenido que indemnizar a las víctimas, porque no se ha determinado judicialmente la implicación de sus familiares en la masacre.
Que de todos los sospechosos detenidos por el 11-M, los únicos que tuvieran relación con Al Qaeda eran los dueños de la casa de Morata de Tajuña donde nos dicen que se montaron las bombas, y justo a esos no se les imputó nada y no fueron procesados ni enjuiciados.
Que apareciera milagrosamente vivo un presunto implicado en la masacre al que previamente los medios defensores de la versión oficial habían presentado como suicidado en Irak.
Que Marruecos se haya negado sistemáticamente a enviar ningún tipo de documentación oficial que avale, no ya la implicación, sino incluso la identidad de los supuestos suicidas de Leganés."

http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/el-documental-frances-sobre-el-atentado-del-11-m-14393/
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Un cineasta francés pone el 11-M patas arriba 13 años después de la masacre
Un cineasta francés de izquierdas, Cyrille Martin, reabre el caso con un documental en el que cuestiona la verdad oficial y que ya está disponible.

Libertad Digital2017-02-24
Lo ha hecho a través de un documental titulado Un nuevo Dreyfus, Jamal Zougam ¿chivo expiatorio del 11-M? que ha publicado en la red a través del canal de vídeos VIMEO. En esta plataforma estará disponible hasta el próximo 11 de marzo, día en el que se cumplirán 13 años de la masacre.

Cyrille Martin confiesa que su intención es la de "reabrir el debate sobre el 11-M desde un punto de vista de izquierdas". Martin quiere así luchar contra "el racismo y la islamofobia" y parte de la sospecha de que el único condenado como autor material de la masacre, Jamal Zougam es, en realidad, inocente.

A lo largo del documental de hora y media, Martin desgrana el caso y las sospechas que condujeron hasta Jamal Zougam, una serie de sospechas que apuntan a que todas las pistas que dieron con los huesos del marroquí en la cárcel proceden de fuentes policiales sin identificar o de testimonios de dudosa veracidad, como el de las dos testigos rumanas que se desdijeron de sus declaraciones originales años después del atentado, para situar a Zougam al mismo tiempo en dos trenes distintos. Este testimonio, valió el ingreso en prisión y la condena a 42.000 años de cárcel para Jamal Zougam, pero para las testigos significó su reconocimiento como víctimas de la masacre –que no lo tenían– y el consiguiente acceso a una indemnización.

Declarado activista anti-OTAN, Cirille Martin dice que la sentencia del 11-M es fruto del "odio hacia la minoría musulmana" en occidente y por eso compara el caso Zougam con el de Alfred Dreyfus, el militar francés de origen judío que fue condenado injustamente por alta traición a finales del siglo XIX.

El argumentario que despliega Martin en su documental desgrana las contradicciones en las versiones de testigos y cuestiona el origen de las pruebas sobre las que se asienta la sentencia que dictó el juez Gómez Bermúdez. Pruebas como la mochila de Vallecas, los explosivos o la explosión en el piso de Leganés.

El cineasta francés divide el documental en ocho puntos fundamentales: la cobertura mediática, la instrucción, el juicio, la bolsa, los explosivos, Leganés, los testigos, la sentencia.

El documental, muy minucioso, destaca todos los puntos que en Libertad Digital y esRadio Luis del Pino ha ido desgranando a lo largo de estos años, y en el diario El Mundo el ya fallecido Fernando Múgica en sus Agujeros negros del 11-M. La prueba de la mochila de Vallecas –que él llama "extraña bolsa"– es la pieza clave sobre la que gira el caso, cuyo origen es difuso y sin confirmar, ya que apareció sin más.

Analiza otras pruebas como el Skoda Fabia, que fue encontrado con una orgía de pruebas islamistas. Según dice Martin en su documental, las huellas dactilares que se encontraron en su interior fueron atribuidas a personas completamente distintas según las diferentes versiones que circularon de los análisis.

Sobre la instrucción recuerda que las supuestas huellas dactilares de Jamal Zougam en la furgoneta que supuestamente transportó los explosivos, o las que se situaron en la casa de Morata de Tajuña donde se supone que se fabricaron las bombas, no existieron.

Finalmente, Martin, desmiente la tesis de que Al Qaeda reivindicara el 11-M, ya que el grupo que asumió la autoría suele hacerse responsable también de catástrofes naturales, por lo que carece de credibilidad.

No podía faltar el arma del crimen, el explosivo, que tampoco quedó claro en el juicio ni en la sentencia, ya que los peritajes hablaron de Tytadin, pese a que en la sentencia se dice que explotó goma2-ECO. También destaca Martin que durante tres años no se hicieron públicos los componentes de la dinamita que se analizó.

Las testigos rumanas o el episodio de la explosión en el piso de Leganés también se desgranan en este documental, exponiendo las lagunas en la vinculación de estas declaraciones y acontecimientos con la condena de Zougam.

Finalmente, Cyrille Martin analiza la sentencia, tras desgranar el rosario de pruebas de dudosa credibilidad que representan la columna vertebral del definitivo fallo judicial. El cineasta francés se confiesa estupefacto ante la rotunidad de una sentencia que da por buenas pruebas y testimonios que, según dice, no merecen credibilidad alguna.

Martin ha autoproducido su película, que en Francia ha sido difundida con el apoyo de la cooperativa Les Mutins de Pangée, una productora de documentales conocida por su militancia izquierdista.


http://www.libertaddigital.com/espana/2017-02-24/un-cineasta-frances-pone-el-11-m-patas-arriba-13-anos-despues-de-la-masacre-1276593441/

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Javier Somalo
¿Se entiende mejor la infamia en francés?
Un nuevo Dreyfus recoge lo ya investigado, resumido y explicado en innumerables ocasiones por Del Pino y Múgica. La valiosa novedad es que lo haga.

2017-02-25
Un nuevo Dreyfus, es un documental realizado por Cyrille Martin que cuestiona la sentencia sobre los atentados del 11-M. Dicho esto, es inevitable verlo. No exhibe efectos especiales ni dramáticas recreaciones ni ha requerido de grandes presupuestos de producción. Sólo necesitaba una importante labor de documentación cinematográfica impensable en España. El vídeo habría sido imposible sin el trabajo realizado durante tantos años por el inolvidable Fernando Múgica –el primero en advertir el engaño– en El Mundo y Luis del Pino en Libertad Digital. Un nuevo Dreyfus recoge lo ya investigado, resumido y explicado en innumerables ocasiones –todo es poco– por estos dos periodistas. La valiosa novedad es que lo haga.

Si merece la pena ver este documental es porque hay una persona más que no se cree la versión oficial de los atentados y encima es francés y de izquierdas. Esto molestó sobremanera a Ignacio Escolar cuando su periódico entrevistó hace meses al autor por otro asunto y salió a la luz la preparación del vídeo en el que, para más inri, nos citaba como fuente de inspiración. Tanto escoció el asunto que la noticia se esfumó y cerraron capítulo con un editorial de contrición. Esta es la segunda razón por la que merece la pena verlo y difundirlo.

El trabajo de Cyrill Martin me ha ayudado a recordar una vez más que todo lo sucedido antes del 11-M debía servir para encajar las piezas en sólo tres días. El diseño fue magistral. Criminal pero magistral.

Por aquel entonces era difícil no haber tenido noticia de las 13 mochilas explosivas que ETA habría querido colocar en la estación de esquí de Baqueira Beret. Igualmente, era casi imposible no conocer la famosa furgoneta de Cañaveras cargada con 500 kilos de explosivos destinados a Madrid. Diez días antes de la masacre de Madrid, el 1 de marzo de 2004, pudimos leer en la prensa titulares como este: "ETA planeaba atentar hoy entre Alcalá de Henares y Madrid" (ABC). Según la Policía –o eso dijeron– esa era la zona marcada en unos planos hallados en la furgoneta junto a varios croquis de vías férreas. Por si faltaban antecedentes, a finales de febrero de 2004, el CNI hasta llegó a la conclusión –o eso dijeron– de que ETA ya estaba preparada para detonar bombas de forma remota con teléfonos móviles tras haber solucionado un problema técnico de desfase. De hecho, ya lo había intentado hacer en el cementerio de Zarauz contra la cúpula del PP vasco a la que habría volado por los aires si les hubiera funcionado el letal invento. Eso sí, ETA no usaba el teléfono como un simple despertador con tarjeta SIM –o sea, con tarjeta de visita–, que para eso ya están los temporizadores de toda la vida. De modo que la misma pista etarra nos llevaría a la islamista a través de esa tarjeta SIM de visita que se usó en un teléfono… al que nadie llamaría desde un lugar alejado para hacer volar los trenes. El señuelo se encontró en una mochila-bomba que jamás habría estallado porque faltaba la conexión eléctrica, que además no tenía metralla y que apareció en una comisaría como un níscalo en un pinar. Cuanto más cundiera la vía etarra más dura sería la caída.

También resulta difícil de olvidar el No a la Guerra español, el de las pegatinas en el Congreso, en los Goya, en las manifestaciones que acusaban a Aznar de criminal de guerra, el de aquella icónica "foto de las Azores". Por si fuera poco, cuatro meses antes del 11-M cayeron asesinados en Bagdad siete agentes españoles del CNI. A algunos no les quitó el sueño decir que lógicamente merecíamos un castigo. Estímulo-Respuesta.

Había que documentar antecedentes para ambas vías: la etarra y la islamista. Y las dos estaban perfectamente cubiertas para salir a escena en su momento justo. Pero no eran las únicas: había más de dos posibles salidas en el catálogo. Si alguien quisiera encontrar un hilo de investigación del 11-M ligado al narcotráfico lo encontraría. Si optara en cambio por una trama radicada en locales de alterne con implicaciones policiales, también lo hallaría. ¿Y en la extrema derecha? Por supuesto, también había madeja preparada para enredar. Y en Asturias, y en chabolas… Muchas de estas pistas estaban precocinadas por si alguien quería picar entre horas y aumentar así la confusión. Eran vías muertas, lugares en los que se han encontrado colegas de profesión y sus respectivas fuentes: unos llegando, otros saliendo y algunos viviendo. Nada que ver con aquellas que iban a conseguir los efectos perseguidos: el triunfo de la autoría islamista y, por supuesto, el estrepitoso fracaso de la etarra. Era crucial que se cumplieran las dos. Las intermedias quedarían colocadas en el terreno conspiranoico como demostración de lo ridículo de algunas investigaciones. Fue Javier Gómez Bermúdez el que narró ese acto del macabro sainete, el encargado de repartir mensajes a los muchos comensales con los que compartió mesa, mantel y a los que dirigió palabras de aliento antes de encerrarse a juzgar en esa soledad tan abarrotada de sombras.

"No sólo las autoridades sino el pueblo español tienen claro que ha sido obra de ETA", se escucha decir a un corresponsal francés en Madrid durante un informativo al que alude Cyrille Martin en su cinta. Esa era la clave. Cuanto más arraigara esta idea más posibilidades de éxito tenía el giro final, el golpe. Llegado el momento sólo había que cambiar el guión para que todo, absolutamente todo, pasara de las txapelas a los turbantes. El aparente rigor formal sólo necesitaba estar vivo unas horas. Cyrille Martin lo recuerda con acierto al evocar la cobertura de la cadena SER: "La noticia falsa de los terroristas suicidas y otras noticias desconcertantes aumentaron el ambiente de confusión durante los primeros días". Después habría que taparlo pero en eso ya hay muchos especialistas en España aunque últimamente estén a la gresca –o eso dicen– a cuenta del destape de las claocas. Pero si Martin asume que aquella noticia era falsa echo de menos que se pregunte por qué. ¿Lo hacía la SER a conciencia? ¿Cree que estaba manipulada desde fuera? ¿A qué conclusión llega Martin? Parece que lo reduce a la mera competencia editorial. Es simple, pero hasta en eso demuestra que conoce bien a todos los actores de su película.

Sorprende y consuela ver, fuera de esta casa, tan severo cuestionamiento de las prácticas de investigación judicial del 11-M: "Ningún testimonio contra Zougam es fiable y en realidad nadie vio a los miembros del supuesto comando en los trenes, ni a Zougam ni a los otros siete". En la pantalla, todas las pruebas falsas se van borrando de un gráfico enmarañado que la sentencia logró simplificar hasta llegar a un crimen cometido sin arma homicida, sin escenario –los vagones fueron destruidos antes incluso de que todos los cadáveres fueran identificados– sin testimonios o con testigos falsos, sin autor intelectual y con autores materiales muertos en circunstancias no documentadas, sin autopsia. Bueno, y con el omnipresente Jamal Zougam, a quien el autor califica como el nuevo Dreyfus.

Libertad Digital jamás fue a buscar una autoría determinada de los atentados por mucho que nos quisieran llevar a ello, que lo hicieron. La realidad nunca nos estropeó un titular y quizá por ello llegamos a ser tan molestos y ahora tan útiles. Cyrille Martin se declara más proclive a la versión que en su día esbozó Fernando Múgica: el aprovechamiento exterior de sendas tramas en PP y PSOE en torno a un atentado terrorista etarra próximo a las elecciones del 14 de marzo de 2004. En lo que estamos de acuerdo, y es lo único que me importa trece años después, es en que la sentencia no descubrió la verdad, la ocultó. Se consintió, mientras no se dirigía, la manipulación de pruebas, su desaparición y hasta su fabricación. Trece años después siguen vivas las mismas preguntas y ya hasta las formulan otros.

En España, si un médico tiene acento extranjero o necesita traductor, se le presupone mejor formación que al de la consulta de la esquina. Somos así. Hoy hay un francés más preocupado por lo que pasó que muchos españoles y que todos los políticos. Aunque la Verdad, como los niños, no vendrá de París, por si acaso, empecemos a preguntar: Qui a eté l’assasin? Qui l’a fait? Qui est coupable?

Javier Somalo es director de esRadio.

http://www.libertaddigital.com/opinion/javier-somalo/se-entiende-mejor-la-infamia-en-frances-81510/

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2016-03-13
Del Reino de la Mentira al Gobierno de la Cloaca
Federico Jiménez Losantos



Los treinta años del Referéndum de la OTAN, los doce años del 11M y el Caso López Madrid son dos aniversarios y un recordatorio actualísimo de la corrupción de las instituciones españolas, cada vez más difícil de sanear y cada vez más cerca de llevar a nuestro país por el camino de México y Argentina: la creación, gracias a la corrupción de la política, la justicia y la cúpula policial, de un narcoestado con el Ejército en guerra con la policía.

El referéndum de la OTAN en 1986 se hizo para que toda España rectificara lo que un ensoberbecido presidente, Felipe González, no quería rectificar: su demagógica oposición a que España siguiera perteneciendo, tras la preceptiva votación en Las Cortes, a la gran organización militar de Occidente durante la Guerra Fría. Se pasó del "OTAN, de entrada No", de 1982, que arañó todos los votos del PCE, al "Sí, por el bien de España" en 1986, prólogos ambos de dos victorias por mayoría absoluta que mostraron hasta qué punto la adhesión a un líder podía llevar, previa manipulación de los medios de comunicación, a apoyarle por una cosa y la contraria, sin que él tuviera que pedir disculpas ni una vez. Que rectificara el pueblo: él no.

Pasó lo mismo con el GAL: si tras responsabilizarse políticamente y pedir perdón por el criminal error –como hizo Thatcher por los cinco terroristas del IRA abatidos en Gibraltar, cuando dijo en el Parlamento "Yo disparé", se hubiera remitido al veredicto de las urnas, habría ganado igual. Pero él, o sea, Él, no podía admitir cosa tan fea y deshonrosa: España tuvo que tragar que el presidente jurase en el Tribunal Supremo (sin fotógrafos, porque según dijo el juez socialista Bacigalupo, "no se podía estigmatizar al presidente en época electoral"), que no sabía nada del terrorismo de su Gobierno Pero sin asumir los delitos, los respaldó y acompañó hasta las puertas de la cárcel de Guadalajara al Ministro del Interior y al Secretario de Estado de Seguridad, condenado por ellos. Luego, se largó a México. A los tres meses, los indultó Aznar, pero él se vengó con el vídeo de Pedro J. Modelo de asesinato civil que se repite desde entonces.

De la OTAN nació Filesa

El referéndum de la OTAN, prometido para sacarnos de ella y luego convertido en plebiscito para quedarnos, necesitaba mucho dinero para la propaganda. Ahí nació la primera empresa creada para captar fondos en dinero negro: Filesa. Por no pagar al contable, un chileno llamado Van Schouwen, acabó en la cárcel Josep María Sala, del PSC, porque Cataluña era, con Pujol ya en el Poder, donde los políticos cobraban a las empresas con mayor normalidad. A la salida de la trena (otros tres meses) lo hicieron Jefe de Formación del PSC. ¿Y por qué convirtió el partido de Maragall, Chacón e Iceta a un condenado por corrupción en maestro de conducta? Porque, según decían, Sala robaba para el partido y no para él. Diferencia notable con el pujolismo pero base de la corrupción transversalcatalana.

Si en Filesa empezó la corrupción de los partidos al por mayor, de la que la saga barcenil del PP es sólo el último episodio (mañana, penúltimo), el referéndum de la OTAN mostró cómo manipular los principios desde los medios de comunicación. Para torcer el brazo a la superstición pacifista y a la demagogia antiamericana de la Izquierda, hubo que echar toda la carne en el asador. Y vaya si se echó. Todos los medios, incluidos los dos nacidos en la Transición y para la democracia, El País y Diario 16 (que vieron cómo dimitían sus jefes de opinión, Javier Pradera y yo), dieron todas las volteretas que exigía la rectificación del pueblo en nombre de González. Y se demostró que el periodismo de secta es tan obediente como el de interés. Después de aquello y de la campaña contra los que denunciábamos el GAL, España estaba madura para el 11M. Y lo sigue estando hasta el día de hoy.

De la conspiración republicana del GAL a la conspiranoia del 11M

Si el referéndum de la OTAN hizo de España el reino de la Mentira, el GAL y su fruto podrido, el 11M, mostraron la deriva hacia el Gobierno de la Cloaca, que, como demuestra el caso López Madrid, dura hasta hoy.

Cuando el GAL, un poderoso ejército mediático, capitaneado por Cebrián y el director de ABC (entonces Anson), con la entusiasta cobertura de La Vanguardia, buena parte de las radios y casi todas las televisiones, sostuvo que la acusación de algunos medios de que González era el responsable de los GAL era una "conspiración republicana" contra la Moncloa, la Zarzuela y la democracia. Una década después, los mismos medios (La Vanguardia y ABC cambiaron de director, según costumbre, pero no de obediencia a Cebrián), pero ya con el apoyo prácticamente total de televisiones y radios (salvo la COPE), periódicos de papel (salvo El Mundo) y nuevos digitales (salvo LD) montaron una campaña mucho más fuerte que la de la OTAN (no queríamos la Paz, primero; no queríamos a España, nos decían después) y todavía más salvaje que la del GAL, cuya prueba mafiosa al máximo nivel fue el vídeo de venganza contra Pedro J, emprendieron la más feroz campaña de desinformación y denigración de periodistas y políticos que ha visto Europa desde el incendio del Reichstag.

No abundaré en lo que he descrito en El Linchamiento y Los años perdidos de Rajoy. Hoy no sabemos, porque no se ha querido investigar, ni quién fue el autor intelectual ni quiénes los autores materiales de la masacre. Lo que sabemos es que las cloacas policiales de tiempos del GAL fueron las que actuaron en la destrucción de pruebas y creación de pruebas falsas del 11M. Y esa continuidad en la corrupción al servicio de la política del Gobierno de turno o de los partidos de Gobierno turnantes (PSOE y PP comparten responsabilidad, activa o pasiva, en el encubrimiento del 11M) es la que, doce años después del 11-M, hemos visto triunfar por todo lo alto.

Este 11-M, en esRadio y LD hemos seguido, tan solos como siempre pero con la compañía de Eloy Morán y Gabriel Moris, dos héroes cívicos, defendiendo la dignidad y la memoria de las víctimas. Y lo hemos hecho pidiendo una ayuda, una caridad, para que las víctimas de aquella masacre -y de la masacre de la verdad que la remató- no se sientan solas y puedan seguir persiguiendo a los agentes de las Cloacas que manipularon las pruebas del atentado, con la complicidad descarada de jueces y fiscales. Mientras, con el estúpido respaldo de los tontimedios de comunicación, los jefes de todos los partidos políticos, golpistas y golpeadores de hace doce años, rodeaban a Pilar Manjón, pieza clave en la manipulación del Gobierno de Rubalcaba y Zapatero tras el 11M. Y posaban para escenificar la supuesta "unidad contra el terrorismo".

O sea, que el partido de Rajoy, cercado el 13M en Génova 13 y que durante años criticó a ZP por ocultar las pruebas de la masacre que le llevó a la Moncloa, posando junto a Pilar Manjón, la gran enemiga del PP en la teatralización de la Izquierda tras el 11M, la que sigue culpando de la masacre a Aznar, la que ha aprovechado este 11M, junto a Pablo Iglesias, para defender a los titiriteros proetarras, como hicieron ayer con Otegui y harán mañana y pasado mañana.

Pero, al cabo, Manjón es coherente. Iglesias, que dice ahora que no hay que utilizar políticamente a las víctimas del terrorismo cuando hace poco presumía del cerco a las sedes del PP, es también coherente en su desvergüenza. Y Snchz,que ha visto a un separatista catalán heredar la corrupta UGT de Méndez, es coherente en su pavorosa incoherencia, y posa con Manjón, que al cabo es criatura de Rubalcaba. Hasta cierto punto, es normal que el beneficiario de un crimen oculte las pruebas o disimule en público su alborozo. Lo que uno no se explica o le revuelve el estómago, es que, dentro de la general aceptación del reino de la Mentira y del Gobierno de la Cloaca, el PP y Ciudadanos posen para cerrar con siete llaves el sepulcro de la verdad del 11M. Y que las víctimas oficiales del terrorismo, con Mari Mar Blanco, ay, de mascarón de proa (no sé qué pintaba en el aniversario del 11M) posen junto al Rey escenificando no sé qué, o sí sé qué: que, si se repite la masacre -y por qué no se va a repetir, si sale gratis- esta vez no nos pillará desunidos: la taparemos todos juntos.

Estrambote de cloacas y carpetazos

Conectado directamente con la degradación de las instituciones, que, como se ve, viene de antiguo, está el caso López Madrid. Este viernes, tras la filtración a medios afines a Podemos (perfecta triangulación con las cloacas de Interior y la Moncloa) de unos mensajes al margen del caso investigado y fuera del sumario pero que han hecho mucho ruido y dejado en mal lugar a la Reina y, de paso, al Rey, la jueza dió carpetazo a la denuncia de la dermatóloga López Pinto contra este vidrioso personaje que ha hecho de su amistad con Felipe VI y la Reina su escudo personal, empresarial y judicial.

El carpetazo se produce y todos los medios han reparado en ello, tras la filtración citada y las filtraciones y bulos sobre otros mensajes atribuidos a la Reina, que nadie ha visto, que nadie sabe si existe o si están manipulados pero de los que todos hablan, apartándonos del caso que, de momento, no se juzgará. Y ello pese a que el único testigo dizque hindú (si el 11M salió bien, para qué cambiar) que vendió los móviles que, según la policía, usó la dermatóloga para acosarse a sí misma antes de apuñalarse, dice que no fue Pinto la que los compró. Por supuesto, el carpetazo del viernes no cierra el caso. Apelarán los presuntamente acosados y apuñalados, apelará el presuntamente acosado y seguirán circulando los mensajes, que de muy buena fuente irán llegando y que irán degradando a la Corona, institución que, en apenas dos años, había recuperado mucho crédito ante la opinión pública y es clave en la redefinición del mapa político y de la democracia.

Yo no entro siquiera a discutir quién es el acosado y quién apuñaló a quién. Lo que me parece inaceptable es lo que denunció la Guardia Civil y tapan los que, como en tiempos del referéndum de la OTAN, del GAL o del 11M, son sensibles al halago del dinero o temen salirse del rebaño opinativo. Es intolerable en un Estado de Derecho que un multimillonario, que presume de aldabas en Zarzuela y financia con dinero negro al partido de Rajoy, pueda contratar a comisarios en ejercicio para defender sus intereses, incluso siendo honorables. Si la policía se alquila, y hace mucho que una parte de ella está en alquiler, este Gobierno de la Cloaca, vástago del Reino de la Mentira, desembocará, fatalmente, en Narcoespaña. Aún puede evitarse, pero cada vez queda menos tiempo.

http://www.libertaddigital.com/opinion/federico-jimenez-losantos/del-reino-de-la-mentira-al-gobierno-de-la-cloaca-78394/

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