miércoles, marzo 14, 2007

leucemia


hola tenemos, malas noticias,

cristina la hija de mi hermano fernando tiene leucemia

està en la zona de transplantes..

le ha dicho la mèdico a mi hermano que hay un 80 % de probabilidades de que
supere los 15 dìas primeros...

se supone que si pasa eso con quimio y radio terapia tendrà 5 años para tratarse

el transplante podrà hacerse de medula espinal o sangre de su hermana ,
padres o del cordòn umbilical de su prima que tiene celulas madre..
http://www.smartcellsespana.com/

.

Después del parto, la sangre que queda en el cordón umbilical y en la placenta
contiene multitud de células madre, de las que se originan el sistema inmune,
las diferentes células sanguíneas y otros órganos del cuerpo. Históricamente,
y todavía hoy, la sangre de cordón umbilical se descarta como desecho clínico
después del parto. Sin embargo, la sangre de cordón umbilical supone una excelente
alternativa para la obtención de células madre, comparado con otras fuentes
como son la sangre periférica o la médula ósea. Las células madre son importantes
porque mantienen la capacidad de diferenciarse en otros tipos celulares y regenerar
ciertos tejidos del cuerpo. La accesibilidad futura a estas células garantiza la
compatibilidad inmunológica total para el donante y en muy alto grado para otros
familiares directos.

La criopreservación y el mantenimiento de estas células asegura la disponibilidad
de este material en el momento de una terapia celular o de un trasplante.
La inducción de la diferenciación celular y la medicina regenerativa son campos
de ferviente investigación.

La aplicabilidad de esta tecnología se ha hecho patente en el tratamiento de
leucemias y linfomas, y existen trabajos de gran calado científico internacional
que indican la utilidad de estas células en el futuro tratamiento de multitud de
enfermedades y, a más corto plazo, el inicio de la terapia celular en dolencias
como la diabetes, infarto de miocardio, traumatismo óseo y medular y patologías
neurodegenerativas.

La recogida y almacenamiento de sangre de cordón umbilical es un proceso sencillo
que se realiza durante el parto, ya sea natural o por cesárea, sin interrumpir
en ningún momento la rutina habitual de los nacimientos. El ginecólogo, extrae
la sangre del cordón umbilical después de que éste haya sido separado del recién
nacido. Este proceso no es, por tanto, doloroso, intrusivo o arriesgado, ni para
el recién nacido ni para la madre.

hay una informaciòn en la web de jose carreras fundacion contra la leucemia,donde
informa que hay 4000 casos nuevos al año
http://www.fcarreras.es/

La leucemia mieloide aguda infantil (LMA) es un tipo de cáncer en el que la médula
ósea produce un gran número de células anormales.

Los cánceres que son "agudos", por lo general, empeoran rápidamente si no se tratan.
Los cánceres que son "crónicos", por lo común, empeoran lentamente. La leucemia
mieloide aguda (LMA) también se conoce como leucemia mielógena aguda, leucemia
mieloblástica aguda, leucemia granulocítica aguda o leucemia no linfoblástica aguda
también se conoce como leucemia mielógena, leucemia mieloblástica aguda, leucemia
granulocítica aguda o leucemia no linfoblástica aguda..

En la LMA, las células madre generalmente se convierten en un tipo de glóbulo blanco
llamado mieloblasto (o blasto mieloide). Los mieloblastos o células leucémicas de
la LMA son anormales y no llegan a madurar hasta convertirse en glóbulos blancos
saludables. Estos glóbulos son incapaces de realizar su trabajo habitual y se
acumulan en la sangre y en la médula ósea de modo que hay menos lugar para los
glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaquetas saludables. Cuando esto sucede,
puede presentarse infecciones, anemia o hemorragias. Las células leucémicas pueden
diseminarse fuera de la sangre hacia otras partes del cuerpo como el sistema nervioso
central (cerebro y columna vertebral), piel y encías. A veces, las células leucémicas
forman un tumor sólido llamado sarcoma granulocítico o cloroma.

Existen subtipos de LMA según el tipo de glóbulo afectado
Tratamiento de la leucemia mieloide aguda en niños

Existen varios tratamientos para la leucemia mieloide aguda (LMA). El mejor tratamiento
para los casos de LMA infantil, lo pueden proporcionar médicos experimentados que trabajen
juntos en equipo.

El tratamiento principal para la LMA infantil consiste en quimioterapia a veces seguida
de trasplante de médula ósea. En ciertos casos se podría emplear la radioterapia. La
terapia biológica también está siendo evaluada en ensayos clínicos.

El tratamiento para la LMA se divide ordinariamente en dos fases: inducción y consolidación.
Podría también usarse una tercera fase llamada intensificación. En la primera fase, terapia
de inducción, se usa quimioterapia para eliminar la mayor cantidad posible de células
leucémicas y tratar de que la leucemia pase a remisión, y no haya señales de leucemia.
Una vez la leucemia pasa a remisión y no hay ninguna señal de leucemia, se administra la
terapia de consolidación. El propósito de la terapia de post-remisión (consolidación e
intensificación) es el de eliminar cualquier célula leucémica que haya quedado. Su niño
podría recibir una o ambas fases de la terapia posremisión.

Como terapia preventiva, su niño puede recibir también profilaxis del sistema nervioso
central, en la que se administra quimioterapia sistémica en dosis elevadas, quimioterapia
intratecal o ambas al sistema nervioso central para eliminar las células leucémicas
existentes en él, o para prevenir la aparición de células cancerosas en el cerebro o
la médula espinal, aún cuando no se haya detectado cáncer en ellos. También se puede
administrar radioterapia al cerebro, además de quimioterapia, con este mismo fin.

El tratamiento puede tener efectos secundarios indeseables mucho después de haber terminado,
por lo que es importante que el niño continúe bajo control médico. La quimioterapia puede
acarrear más adelante problemas cardíacos, así como problemas del riñón y de audición al
terminar el tratamiento. La radioterapia puede ocasionar problemas de crecimiento y desarrollo.


http://www.oncologia2000.com/tumores/hematologicos/020501btxt.htm


TERAPIA DE INDUCCION

Los protocolos pediàtricos contemporáneos eficaces de la LMA se acompañan de tasas de
remisión completa de 75% a 90%. De aquellos pacientes que no entran en remisión,
alrededor de la mitad tiene leucemia resistente y la mitad muere de las complicaciones
propias de la enfermedad o de su tratamiento. A fin de alcanzar una remisión completa
suele ser necesario inducir una profunda aplasia de la médula ósea (excepción hecha de
la variante M3 LPA). Dado que la quimioterapia de inducción ocasiona una acusada
mielosupresión, la morbilidad y la mortalidad causadas por la aparición de infección
o hemorragia durante el periodo de inducción pueden ser significativas.

Los dos fármacos más eficaces que se emplean para alcanzar la remisión en los niños con
leucemia mieloide aguda (LMA) son la citarabina y una antraciclina. Los regímenes de
tratamiento de inducción que se emplean con más frecuencia en pediatría usan la citarabina
y una antraciclina en combinación con otros agentes como etopósido o tioguanina.
Por ejemplo, el régimen CCG DCTER utiliza citarabina, daunorubicina, dexametasona,
etopósido y tioguanina y se da en dos tratamientos de cuatro días cada uno separados
por un intervalo de seis días. El grupo alemán de Berlín, Francfort y Munster (BFM)
ha estudiado la citarabina y la daunorrubicina más etopósido (ADE) administrados en 8 días,
y el Consejo de Investigación Médica del Reino Unido (MRC, por sus siglas en inglés)
ha estudiado un régimen similar de ADE administrado durante 10 días. El MRC también
ha estudiado la citarabina y la daunorrubicina dadas con tioguanina (DAT). En un
estudio aleatorio en el cual se incluyeron niños y adultos y se comparó bien sea el
etopósido o la tioguanina dados con citarabina y daunorrubicina no se demostró diferencia
alguna entre los brazos de tioguanina y etopósido en cuanto a la tasa de remisión o la
supervivencia libre de enfermedad.

La antraciclina que más se ha usado en los regímenes de inducción en niños con LMA es
la daunorubicina, aunque también se ha empleado la idarubicina. En un estudio
aleatorio en niños con diagnóstico de LMA en el cual se comparó la daunorubicina con
la idarubicina (ambas administradas con citarabina y etopósido) se observó una tendencia
que favoreció a la idarrubicina, pero el pequeño beneficio de ésta en términos de la tasa
de remisión y la supervivencia sin complicaciones no fue estadísticamente significativo.
De manera similar, estudios en los cuales se han comparado la idarrubicina y la
daunorrubicina en adultos con LMA no han arrojado evidencias claras de que la idarrubicina
sea màs eficaz que la daunorrubicina. En ausencia de datos convincentes respecto a que
otra antraciclina produce resultados superiores a los de la daunorrubicina cuando se
administra en dosis de toxicidad equivalente, la daunorrubicina sigue siendo la
antraciclina de mayor uso durante el tratamiento de inducción en los niños con LMA.

La intensidad de tratamiento de inducción influye sobre el resultado global de la terapia.
El estudio CCG 2891 demostró que el tratamiento de inducción intensivo en tiempo
(cursos de 4 días de tratamiento separados por intervalos de sólo 6 días) dio lugar
a una mejor supervivencia sin complicaciones que el tratamiento de inducción de tiempo
estándar (cursos de 4 días de tratamiento separados por intervalos de dos o más semanas).
El grupo MRC ha intensificado el tratamiento de inducción prolongando la duración del
tratamiento con citarabina a 10 días. Otra forma de intensificar el tratamiento de
inducción es mediante el uso de citarabina en dosis altas. Mientras que los estudios
en adultos de edad mediana sugieren que la intensificación del tratamiento de inducción
con citarabina en dosis alta (2-3 gm/m2/dosis) tiene una ventaja cuando se lo compara
con el uso de la citarabina en dosis estándar, no se pudo observar un beneficio del uso
de citarabina en dosis alta comparada con la dosis estándar en niños (con una dosis de
citarabina de 1 gm/m2 administrada dos veces al día durante 7 días combinada con
daunorrubicina y tioguanina).

No se han realizado estudios aleatorios para evaluar el efecto de los factores decrecimiento
hematopoyéticos durante el tratamiento de inducción en pacientes pediátricos con LMA,
por lo que los posibles beneficios de estos agentes en los niños con LMA tienen que
extrapolarse de las experiencias obtenidas en adultos. El uso de factores de crecimiento
hematopoyéticos como el factor estimulante de las colonias de granulocitos y macrófagos
(GM-CSF) o el factor estimulante de las colonias de granulocitos (G-CSF) durante el
tratamiento de inducción en la LMA se ha evaluado en numerosos estudios controlados
con placebo con el propósito de reducir la toxicidad que se asocia con la mielosupresión
prolongada. El tratamiento con factores hematopoyéticos de crecimiento suele comenzar
al cabo de uno o dos días de terminada la terapia citotóxica y se continúa hasta la
recuperación de los granulocitos. Se ha observado una reducción de varios días en la
duración de la neutropenia con el uso bien sea de G-CSF o de GM-CSF. La mayoría, pero
no todos, de los estudios aleatorios mostró reducciones estadísticamente significativas
en la duración de la hospitalización y el uso de antibióticos en pacientes que
recibieron factores de crecimiento hematopoyéticos. No obstante, rara vez se han observado
efectos significativos sobre la mortalidad relacionada con el tratamiento o sobre la
supervivencia general.

Esta es la fase inicial del tratamiento específico. En la mayoría de los casos un
antibiótico de antraciclina (p. ej.: daunorubicina, doxorubicina o idarubicina) se
combina con citarabine (o citosin arabinosido, Ara-C). Ambos fármacos interactúan de
manera diferente para evitar la síntesis del ADN en las células leucémicas, deteniendo
su crecimiento y conduciendo a su destrucción. Un antibiótico llamado antraciclina se
administra, generalmente, durante los primeros tres días de tratamiento. La citarabina
se comienza al mismo tiempo pero se administra durante siete a 10 días de tratamiento.
Ambas drogas se disuelven en líquidos y se inyectan en una vena.

El objetivo de la terapia por inducción es liberar a la sangre y a la médula ósea de
blastos leucémicos visibles. Si los blastos aún son evidentes, puede ser necesario
un segundo tratamiento de quimioterapia para limpiar la médula. Generalmente se usan
las mismas drogas para cada tratamiento.

Cuando la quimioterapia es efectiva, se eliminan de la médula ósea tanto las células
sanguíneas desarrolladas como las células leucémicas, lo que resulta en una grave
deficiencia de glóbulos rojos (anemia), fagocitos (neutropenia y monocitopenia) y plaquetas
(trombocitopenia) en la sangre. Puede ser necesaria la transfusión de glóbulos rojos y,
frecuentemente, de plaquetas. La deficiencia de fagocitos (células que "comen" microbios)
permite que las bacterias y los hongos, normalmente presentes en la piel, la nariz,
la boca y el intestino grueso (colon), o transferidas desde otra persona o desde el
medio ambiente, produzcan infecciones durante este período. Debido a esto, a menudo
se necesita una terapia con antibióticos.

En la mayoría de los pacientes, después de varias semanas se reanuda la producción de
células sanguíneas normales y dejan de ser necesarias la transfusión de células y los
antibióticos. Los recuentos de células sanguíneas gradualmente regresan a la normalidad,
con lo que se vuelve a un estado de bienestar y no se detectan células leucémicas en la
sangre ni en la médula ósea. Esto se llama remisión. En este estado, las células leucémicas
residuales están inactivas. No interfieren con el desarrollo normal de las células pero
sí tienen el potencial de volver a crecer y producir lo que se llama recidiva de la leucemia.
Por esta razón, generalmente se recomienda administrar terapia adicional en forma de
quimioterapia con o sin infusión de células progenitoras autologas o el trasplante de
células progenitoras alogénicas.

Una excepción a esta modalidad es el tratamiento del subtipo promielocítico agudo de
leucemia mieloide aguda. En este subtipo, las células que se acumulan en la médula ósea
pueden ser identificadas como promielocitos, el siguiente paso en la formación de la
célula sanguínea después del mieloblasto. Una característica de esta forma de leucemia
mieloide aguda, es que las células leucémicas están estancadas en esta etapa de su desarrollo.
Un derivado de la vitamina A, el ácido retinoico, se administra antes de la quimioterapia.
El ácido retinoico es capaz de inducir a los promielocitos leucémicos a desarrollarse en
células maduras (neutrófilos). Reduce marcadamente la concentración de blastos leucémicos
en la médula ósea y con frecuencia se produce la remisión. Para que la remisión sea
duradera, se debe continuar con quimioterapia. Pero el ácido retinoico a menudo minimiza
los efectos secundarios de la quimioterapia porque los recuentos de células sanguíneas
pueden mejorar y el número de células leucémicas primitivas disminuye al iniciarse la
quimioterapia.

http://www.monografias.com/trabajos18/leucemia-mieloide-aguda/leucemia-mieloide-aguda.shtml#tratam
en fin esperemos que tenga suerte

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