jueves, septiembre 12, 2019

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El viento, enemigo 'anti Nairo', se alía con el colombiano para hacer 'un Formigal' y poner La Vuelta al rojo vivo
Quién le iba a decir a Nairo Quintana que el viento, el amigo de los ciclistas robustos, se iba a convertir en su mejor aliado. El colombiano, acatarrado a ratos, según le respondan las piernas, volteó La Vuelta como sólo los astros lo hacen. Intentó reeditar la hazaña de Formigal en 2016, cuando acompañado por el bailarín Alberto Contador hicieron trizas los sueños del todopoderoso Chris Froome.La jugada le salió a medias, no la pudo rematar con La Roja pero sirvió para ser segundo, justo por encima de su compañero Alejandro Valverde. Ahora Movistar podrá contar con dos bazas. Los peor pensados murmullan ahora un atasco por el podio olvidándose del premio gordo. Se han cansado de repetirlo Eusebio Unzué y Pablo Lastras en MARCA: sólo les vale el primer puesto, sobre todo cuando sus dos figuras ya saben lo que es ganar esta carrera.
La general sufrió un importarte ajuste gracias a la pericia de Quintana, que desde que un abanico le chafó un Tour de Francia ha aprendido a desenvolverse a las mil maravillas en este tipo de terrenos. El colombiano se montó en un furgón de fugitivos armado por el Deceunicnk que le llevó hasta Guadalajara. Faltó Valverde, a quien una rotonda le impidió pelear por ese corte. Nairo, eso sí, sufrió lo que no está escrito para reducir cinco minutos en un convoy lleno de percherones. Roberto Laiseka, que acompaña al volante cada día al director Javier Guillén, desveló que "en los 60 primeros kilómetros Nairo dio relevos de a kilo". Un esfuerzo que quizá lo acabe pagando. Pero su dolor provocaba felicidad, las pedaladas dolían menos.Roglic, contra las cuerdasEl líder, mientras tanto, maldecía tapado en un pelotón que no lo era como tal. Cerca de 30 unidades intentaban recudir los daños de una escapada enrabietada que, de la mano del Deceuninck, trabajaban para la gloria propia y la de Quintana, que soñó en verse ataviado de rojo sobre el podio de Guadalajara.Jakobsen tuvo un problema con su bici y aquel incidente redujo el nivel en la parte delantera. Astana, mientras tanto, trabajaba atrás para que López no se quedara sin podio facilitando a la vez la recuperación de Roglic, quien sufrió pero al menos escondido del viento.
Fue precisamente el viento quien impulsó a Nairo, un escalador de talla pequeña que rechaza cada vez que se pone a soplar. Él necesita calor y carreteras empinadas. Pero ayer parecía un huracán impulsado por el torbellino que crearon los hombres de Lefevere, quien celebraron en meta el triunfo de un Gilbert monumental. El belga, sin duda uno de los mejores ciclistas de la última década, festejó su doblete apuntándose una victoria trabajadísima de los suyos. La piña que crearon pasada la meta tenía su explicación.OTRA VEZ NAIROQuintana no sonrió el día de descanso en Lerma. Estaba dolido por su rendimiento en Asturias, donde le descolgaron. Para un ganador de grandes vueltas no es sencillo ver cómo te dejan tirado en la montaña, su terreno. Por eso, a falta de fuerzas, volvió a tirar de inteligencia para recortar el tiempo que no araña en ningún otro terreno."Estoy agradecido al equipo porque siempre estuvo ahí acompañándome. No es fácil rodar con esta gente de 70/80 kilos de peso y además estuve en cabeza desde la salida", recordaba orgulloso. Para él fue toda "una alegría poder hacer una etapa de estas, casi 'anti-Nairo', llana y con mucho viento, siempre con los mejores y defendiéndonos". Cuanto más se ceban con él, cuando él peores síntomas muestra, emerge de nuevo el carácter competitivo de un ciclista cuya mejor época ya pasó pero que ahora se encuentra ante la posibilidad de reconquistar la prueba donde se confirmó en los grandes escenarios hace ahora tres años. La vida da muchas vueltas. Y la Vuelta, también.


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