martes, junio 14, 2011

Los puentes hacia la derecha


Paco Bono
Los puentes hacia la derecha
Tiene narices esto de los indignados. Después de siete años de desgobierno socialista, van y saltan los rebeldes de izquierdas a la calle justo en el preciso momento en que la derecha se postula como relevo en el gobierno de una nación insostenible. Tan indignados como incultos y pobres de espíritu han resultado los tipos y las “tipas” (por esto del género y el número socialistas) que han vagado y aún ocupan los más variopintos rincones de España. Sus ilegítimas señorías se plantaron con la “democrática garantía del grito” donde les plació; ya fuera una plaza, las puertas del Congreso o unos grandes almacenes, cuyas puertas atravesaron para practicar un pacífico saqueo con el argumento falaz de que “ese tipo de empresas negocian, especulan y se enriquecen con los alimentos de “primera necesidad”. ¡Menudos mendrugos! ¿Para esto tanta cobertura mediática? Coincide que el otro día anduve yo por un gran centro comercial, un Carrefour, para más detalle, y me sorprendió gratamente su campaña anual de recogida de alimentos. Los clientes compraban y entregaban kilos de arroz, lentejas, garbanzos y demás a voluntad, para que luego Carrefour duplicara la cantidad donada por todos ellos. ¿Dónde se hallaban los altruistas indignados? Yo no los vi. Sin embargó sí observé como un grupo de jubilados cooperaban como voluntarios para que esa iniciativa fuera un éxito. De nuevo las parroquias, otra vez Cáritas, los de siempre, quienes con humildad y silencio dignifican la vida de cientos de miles de personas, los verdaderos damnificados por esta crisis económica y democrática, de principios y de valores, de humanidad y de espíritu, como ya dije al comienzo de este texto. Hablan de democracia los indignados... ¿Qué saben de democracia esos insensatos? Les diré algo, el intento de democracia en España fracasó cuando Zapatero y su actual cúpula alcanzaron el poder en el PSOE. Los dirigentes más ambiguos, no menos rancios, rencorosos, poco preparados y, con mucho, enemigos de España y de su “democracia real”, se pusieron como objetivo el finiquitar a la derecha para así ocupar el poder indefinidamente, tal y como llevaban haciendo durante décadas otros predecesores suyos en Castilla La Mancha, Extremadura o Andalucía. La técnica era sencilla, deslegitimar a la derecha, arrancarle su sentido democrático, ridiculizar sus valores, humillar a sus seguidores, perseguir a sus defensores. El famoso pacto del Tinell marcó un antes y un después en nuestra joven y herida democracia. Todo ha valido desde entonces para echar al PP de las instituciones. Cualquier acuerdo ha sido políticamente correcto si ha llevado como fin el aborto de todo gobierno de la derecha. Este es el triste concepto de democracia que defienden la mayor parte de las izquierdas en España. En cambio, para mí, como ciudadano, y no sin humildad, la democracia consiste en la posibilidad de cambiar gobiernos mediante las urnas, sin que ello suponga una tragedia para mi país y mis conciudadanos. La democracia ha de garantizar la alternancia civilizada, el cambio sin más frustraciones que las políticas. La democracia consiste en compartir unas reglas iguales para todos, para que todos podamos participar en idénticas condiciones en la oportunidad de llevar a cabo unas determinadas políticas. La democracia consiste en opositar, en denunciar la corrupción. Una nación cuyo sistema judicial está sometido a los políticos no puede fraguar como nación democrática, porque está en sí misma podrida. ¡He aquí la verdadera indignidad de España! ¡Indignante es lo que ha ocurrido con Bildu en el Tribunal Constitucional! ¡Indignante es el espectáculo de los etarras campando a sus anchas mientras los responsables de tal atrocidad pretenden dimitir para eludir sus sabidas responsabilidades! ¿No se puede decir que el Tribunal Constitucional está politizado? ¿No se puede afirmar que prevarica? Pese a quien pese se avecina un cambio en la España del “postzapaterismo”. La izquierda lo sabe, y hará lo indecible para arrojar al PP por los barrancos con la ayuda siempre inestimable de todos y cada uno de los enemigos de España, sean nacionalistas o no nacionalistas. Y es que a los ciudadanos que nos consideramos de derechas hace tiempo que se nos acabaron los complejos. Ahora tenemos voz mediática (Intereconomía, Libertad Digital...), ahora gozamos de la razón que siempre nos ha garantizado nuestro sentido común. Ha llegado el momento de sentar las bases de una verdadera democracia. Mas, para ello, se hace imprescindible que la izquierda entienda su significado, la respete y guarde con ella lealtad tanto a España, como a cada uno de los españoles que la habitan. ¡Qué mejor manera de demostrarlo que convocando unas elecciones anticipadas para jugar limpio y permitir que el pueblo soberano decida! Es hora de cruzar los puentes hacia la derecha. Ha llegado el momento de cimentarlos para que nunca más se tengan que romper para construir una nación. Paco Bono Más en http://www.somoslibres.es/
De: Paco Bono
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