martes, septiembre 08, 2009

supervivencia cañones de guara desenlace

seguimos con el desenlace de la historia real de supervivencia en los cañones de guara, en resumen
salimos sin plano, sin brùjula sin agua y sin conocer el terreno a ahcer una excursiòn a piè y cuando queremos volver, dando un rodeo, nos encontramos encajonados sin salida entre unos barrancos, se hace de noche, nos quedamos sin agua y se forma una tormenta con rayos, uno de los cuales cae cerca de mì...
el relato hasta ahora, està en éste enlace

http://ceciliobenito.blogspot.com/2009/08/historias-de-superviviencia-2-canones.html




El ataque del jabalì... ( padre)


ahora la prioridad era perder altura lo màs ràpido posible, para evitar el riesgo de los rayos y buscar un lugar para pasar la noche.
La tormenta poco a poco fuè remitiendo , pero tambièn habìa menos rayos con lo que no podìamos ver por donde bajàbamos y la oscuridad màs absoluta nos envolvìa.
el terreno calizo y permeable a pesar de la lluvia caìda estaba seco porque el agua se filtraba en la tierra y no encontràbamos un charco para aplacar nuestra sed. Nos tenìamos que contentar con recoger las gotas de lluvia que quedaban adheridas a las hojas de las plantas.
poco apoco el terreno se fuè haciendo màs fragoso con barrancos y decidimos buscar un lugar para pasar la noche. Ya se ha pasado la medianoche, encontramos una cornisa en pasillo de un metro y medio de ancho, con una pared a la espalda y un barranco al frente y con grandes piedras planas que tenìan oquedades llenas de agua.
Parecìa el lugar ideal para esperar, nos pusimos a cuatro patas y como animales saciamos la sed, sorbiendo el agua de los charcos, que estaba limpia por ser recièn caìda.

Ya màs relajados nos acomodamos con la espalda a la pared , mojados por fuera por la lluvia y con la piel empapada en sudor , hombro con hombro para pasarnos mutuamente el calor corporal.Adormilados fueron pasando las horas, cuando a eso de las 3 de la madrugada, mi compañera màs atenta me avisa susurrando,de un sonido extraño y cercano, del final de la cornisa. No se ve nada, pero se adivina una sombra amenazadora que gruñe y resopla...
Un escalofrìo nos recorre la columna, el ùnico animal que puede ser, que es , es un jabalì !, hemos escogido uno de los pocos puntos donde hay agua, en la parte alta de la sierra y que seguro que el jabalì lo utiliza como zona para dormir.

La situaciòn es peligrosa , no podemos escapar , detràs , la pared, delante el precipicio, la cornisa de sòlo metro y medio, en un lado el jabalì y si pretendemos escapar corriendo, el jabalì corre màs y nos puede desgarrar fàcilmente con sus colmillos afilados como puñales .
Optamos por lo ùnico que podemos hacer, levantarnos y dar un par de gritos
¡FUERA! ¡FUERA!
como farol, claro..
el jabalí decide no atacar, retrocede y desaparece gruñendo en la noche.
Aliviados pero con las pulsaciones a tope , nos volvemos a sentar en nuestro bastiòn defendido con ondas sònicas.

Ya no podemos dormir y las horas que faltan hasta el amanecer, las consumimos en un duerme vela , exhaustos por el esfuerzo y por la tensiòn .


Las luces del alba se encienden lentamente como una bombilla accionada por un reostato de potencia .
Poco a poco vemos donde estamos,con el precipicio mortal delante y ya somos conscientes de lo cerca que hemos estado de no contarlo.

Repartimos la pastilla de glucosa en 2 partes y empezamos la bajada . Creìamos que estàbamos cerca de la civilizaciòn , pero tardamos màs de una hora en bajar hasta el llano, èsta vez sin barrancos que nos cortaran el paso.

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