martes, agosto 04, 2009

el banco de los pobres


un banco en el que no preguntan tu historial pasado porque lo que les interesa es tu futuro..
un banco en el que no hay avalistas..
un banco que pertenece a sus clientes...

La meta del Banco Grameen es proporcionar microcréditos: grupos de cinco individuos reciben dinero en préstamo, con muy pocos requisitos, pero el grupo entero pierde la posibilidad de nuevos créditos si uno de ellos no logra cancelar. Esto crea incentivos económicos para que el grupo actúe de forma responsable, haciendo que el banco resulte económicamente viable.

La gran mayoría de los clientes (96%) son mujeres, situación inversa a la de los grandes bancos comerciales del país. El historial de pagos del banco es sorprendente también, con el 98,85% de los créditos que son devueltos (datos de agosto de 2006).
Fundado en Jobra (Bangladesh), en 1976 por el Professor Muhammad Yunus, premio nobel 2006

Bangladesh
tiene una población que es tres veces y media la española, ciento treinta y tantos
millones de habitantes. Y su superficie es como Andalucía. Tiene la densidad de
población más alta del planeta, 1.000 personas por kilómetro cuadrado. Y, al mismo
tiempo, tiene la renta per capita de las más bajas del mundo, una renta per capita que debe ser como uno partido por cuarenta de la renta per capita europea, de manera que una gran parte de la población de Bangladesh está sumida en la pobreza.
Tiene algunos recursos naturales, agrícolas, porque tiene un clima muy bueno.
Bangladesh se independizó en 1971

El prof yunus dice en la conferencia que pronunciò en granada
Vi como sufría la gente por no tener una cantidad pequeñísima de dinero. Tenían que
pedir prestado el dinero a prestamistas, a usureros. Y los usureros se aprovechaban y
convertían a estas personas prácticamente en esclavos, porque literalmente trabajaban
para los usureros. Lo poco que ganaban se lo quedaban los usureros y tenían muy
poco para sí mismos.
Si les podía proporcionar este poquito de dinero,probablemente las cosas iban a serles más fáciles. Por tanto, hice una lista de personas que necesitaban esta pequeña cantidad de dinero. La lista contenía 42 nombres cuando la terminé, finalmente. La cantidad total de lo que necesitaban era 27 dólares.Les di los 27 dólares a esas 42 personas y les dije que devolvieran el dinero que debían a los usureros. Les dije que podían seguir con su trabajo y guardar todo el dinero que generaban utilizando el dinero. Les dije que podían devolverme el dinero si lo querían, cuando estuvieran en condiciones de hacerlo..

Se me vino a la cabeza que en lugar de hacerlo yo con mi dinero, debía intentar
encontrar alguna solución institucional para que continuara aun cuando no lo pudiera
atender. Las personas habrían establecido su derecho, por lo que podrían recibir el
dinero cuando lo necesitaran.
Así que acudí al banco. Pensé que el banco era la institución adecuada para esto. Se
trataba del banco que estaba situado en el mismo campus donde daba clases. Cuando
propuse al director que debía dar préstamos a los pobres del pueblo donde vivíamos
todos, casi se cayó del cielo. No podía creer siquiera que lo había propuesto. Dijo:
“Es imposible. No se puede hacer”. Yo dije: “¿Qué tiene de imposible? Es una cantidad tan pequeña de dinero que tendrá que dar que no les hará daño”. Dijo: “No,
no es cuestión de hacernos daño. El dinero no es lo importante. No es la cantidad.
Es sólo que en principio no puedo dar el dinero a los pobres”. Dije: “Eso es muy
curioso porque se supone que se presta dinero a personas que lo necesitan, y ellos son los que lo necesitan”. Dijo: “No, aunque lo necesiten, no pueden conseguir un
préstamo bancario porque no son solventes”. Por tanto, tuve una gran discusión sobre
quién merece recibir un crédito y quién no, pero se mantuvo en su postura de que un
banco no puede prestar dinero a pobres porque no tienen solvencia.
Eso fue la lección más importante para mí. Fue mi primera lección de banca y se me
ha quedado.
Hablé con los altos directivos de los bancos.Decían lo mismo. Finalmente, se me ocurrió una idea que funcionó. Les dije: “Me ofrezco como avalista. Firmaré todos sus papeles, y darán el dinero a las personas que yo identifique y asumiré el riesgo. Así, todos sus reglas están aseguradas y me pueden dar el dinero”. Sonaba muy razonable, muy lógico. Seguramente a ustedes les parecerá muy razonable. Pero los bancos no se metieron enseguida. Tardaron otros tres o cuatro meses para decidirse. Hizo falta que escribiera muchas cartas, con planes de cómo iba a hacerlo y cómo el banco iba a responder.
Finalmente, en 1976, después de acordarlo todo, di el primer préstamo a la gente a
través del banco. El director del banco me advirtió de que el dinero nunca iba a
volver, por que cometía un error al dar dinero a los pobres. Por tanto, que me
preparara, que nunca vería ese dinero más. Yo dije: “Asumiré el riesgo. No tengo
idea de si el dinero volverá o no, pero creo que es legítimo hacerlo”. Y lo hice.
Afortunadamente para mí, se devolvió cada penique. No tuve ningún problema. Y
me encantó que fuera tan fácil porque todo el mundo me estaba metiendo miedo de
que no iba a funcionar. Cuando le dije al director: “Mira, me han devuelto cada
penique, ha funcionado”, éste dijo: “Bien, puede que haya funcionado en un pueblo,
porque es pequeño, y vas detrás de todo el mundo para que te lo paguen, pero si lo
haces en dos pueblos no te lo devolverán”. Así que dije: “Vale, lo intentaré en dos
pueblos”. Lo probé en dos pueblos, uno al lado del otro. Y seguía funcionando. No
le impresionó en lo más mínimo. Dijo: “Quizás lo debes hacer en cinco pueblos”.
Así que fui, y lo hice en cinco pueblos para convencerle de que funcionaba.
Funcionó, pero no quedó convencido. Seguía aumentando el número cada vez que me
parecía que ahora el banco iba a aceptar el hecho de que los pobres merecían recibir
préstamos porque me habían devuelto el dinero sin ningún problema. Cada vez decía
que no, que tenía que hacerse en otro número de pueblos...

Lo que él decía era
totalmente fabricado, una completa mentira, una postura sin fundamento.
Por tanto, me pregunté, ¿por qué no crear mi propio banco, un banco que trabaja para
los pobres? Así que me centré en eso, en averiguar cómo establecer un banco para los
pobres. Presenté mi propuesta al Ministerio de Hacienda de Bangladesh y no les
hacía muy feliz la propuesta porque pensaban que iba a crear más problemas para
ellos. Me explicaron que ya tenían muchos bancos y que todos creaban problemas
porque daban dinero a los ricos que nunca se ocupaban de devolverlo. Por tanto, ¿por
qué vas a establecer un banco para crearnos más problemas?

Les dije que no pedíamos dinero, por lo que no debían de preocuparse. Solo
queríamos su autorización. De todas formas, ésta tardó otros dos años. Nos
convertimos finalmente en un banco en 1983, y empezamos a trabajar poco a poco
para ampliarnos. Aprendimos muchas cosas, cosas que se dicen de una manera, se
creen de una manera, pero la realidad de la situación nos enseña una historia
completamente distinta.


Se trataba de prestar dinero a mujeres, sin tomar en consideración si fueran ricas o pobres. Mi alegación contra los bancos era que no sólo negaban préstamos a los pobres, sino que los negaban también a las mujeres. Y di ejemplos de las estadísticas del sistema bancario de Bangladesh. De todos los prestatarios de todos los bancos, ni siquiera un uno por ciento de ellos resultaba ser mujeres. Por tanto, les decía que algo no estaba bien en su sistema que no podía satisfacer las necesidades de las mujeres. Seguían quejándose de que no, no era verdad, que intentaban dar préstamos a mujeres, pero que las mujeres no venían a pedirlos.
Di ejemplos de sus reglas, según las cuales si una mujer quiere pedir un préstamo, si
acude al director con su proyecto, el director siempre le pregunta: “¿Lo ha hablado
con su marido?” Si ella dice que sí, luego el director le pregunta: “¿Apoya él su
proyecto?” Si le dice que sí, que apoya mucho su proyecto, entonces le dice: “Pues,
¿por qué no trae a su marido el lunes y podemos hablar del proyecto?”
Dije: “¿Por qué, el mismo director cuando acude un hombre al banco con su
propuesta no le plantea una pregunta similar: “Lo ha tratado con su mujer? ¿Apoya
ella su proyecto?” Y finalmente, “¿por qué no trae a su mujer el lunes y hablaremos
del proyecto?”
Decía: “Algo está mal en todo esto. Es asimétrico. No es idéntico. No es igual”.
Eso, por tanto, era lo que mantenía a las mujeres fuera del sistema. No pasó nada.
Sólo me escuchaban de puertas afuera, pero no hicieron nada al respecto.

Cuando empecé mi trabajo quise asegurarme absolutamente de que la mitad de los
prestatarios fueran mujeres. Se trataba de una decisión a propósito del debate que
mantenía con los bancos en ese momento. Llegar a una decisión es probablemente
mucho más fácil que ponerlo en práctica, que es muy difícil. Me enteré de esto de la
forma más difícil, porque cuando iba a las mujeres pobres en los pueblos de
Bangladesh para convencerles a que recibieran préstamos de nosotros, nos miraban
con incredulidad: “Qué es lo que nos quiere dar?” Pensaban que estábamos
intentando meterles en algún lío, en algún tipo de problema.
Literalmente huían de nosotros. Era extremadamente difícil convencer a las mujeres
para que acudieran y recibieran el dinero. Una explicación que oía con frecuencia era:
“No sé qué hacer con dinero, ¿por qué voy a cogerlo?” Y, “no quiero meterme en
líos. Nunca he tocado dinero en mi vida. Esto crearía un montón de problemas para
mí.” Esa era una. Otra que era muy frecuente era que nos decían: “Mi madre me dijo
cuando murió que nunca debía pedir prestado nada a nadie”. Esto no se puede
discutir. Una vez que una madre haya aconsejado a su hija a que nunca debía pedir
prestado dinero de nadie, y ella lo sigue al pie de la letra, ¿de qué te vas a quejar?
Escuchábamos eso y empezamos a pensar que quizás debíamos formular una manera
de hacer frente a estas posturas, por lo que ideamos una respuesta a la segunda
explicación. Nuestra respuesta era muy directa. Decíamos: “Sí, su madre era una
persona muy sabia. Le dio los consejos correctos. Lo mejor que le podía hacer era
aconsejarle que no pidiera prestado nada de nadie, porque cuando murió su madre, en
ese momento no existía el Banco Grameen La única manera en que pudiera obtener
dinero era a partir de los usureros, y si pide un préstamo de un usurero su vida ha
terminado. Se convierte totalmente en esclava. Es la esclavitud. Así que le dio un
buen consejo. Pero, sabiendo que su madre era una persona muy sabia al darle ese
consejo, puede usted estar segura de que si estuviera viva hoy y si surgiera esta
cuestión hoy y la fuera a consultar, le aconsejaría enérgicamente a que se uniera al
Banco Grameen, porque sabría que el Banco Grameen es muy diferente de los
usureros”. Luego le dábamos la explicación de lo que era el Banco Grameen, lo que
eran los usureros y le decíamos,:“Piénselo. ¿Qué le hubiera dicho su madre si
estuviera viva hoy?” Y seguimos desde allí. Eso le hacía pensar, al menos, en lugar
de descartarnos totalmente de entrada.
De todas formas, tardamos seis años en llegar finalmente a un nivel en que el número
de los prestatarios varones y hembras se equilibrara. Nos ilusionamos muchísimo.
Finalmente lo habíamos logrado. Finalmente habíamos conseguido algo tan difícil.
Después empezamos a notar algo extraordinario. El dinero que llegaba a la familia a
través de las mujeres se traducía en muchísimo más beneficio para la familia que la
misma cantidad de dinero llegada a la familia a través de los hombres, en todos los
casos. No eran sólo unos casos así y otros de otra manera. De una forma muy
sistemática se ve el impacto de que la mujer sea la prestataria y trae el beneficio a la familia.

En primer lugar, si la madre es la prestataria invariablemente el beneficio del
préstamo iba directamente a los hijos. Nunca se veía nada distinto. Era muy obvio.
No tengo tiempo para entrar en detalle, pero el impacto de los ingresos de la madre en los hijos y las hijas de la familia es muy visible.
Otra cosa que se nota es que ella maneja el dinero que recibe del banco con
muchísima precaución, muchísimo cuidado. Eso viene de la propia experiencia que
tiene como mujer en una familia pobre. Desarrolla una habilidad, la habilidad de
gestionar recursos escasos en la familia. A ella siempre se le da una cosa muy
pequeña, pero las exigencias que tiene que satisfacer con esta cosa tan pequeña son
enormes. Así que tiene que estirar todo con mucho cuidado para que pueda satisfacer
tantas demandas de la familia como sea posible con el pequeño recurso que tiene.
Así pues, cuando recibe el dinero aporta esa habilidad especial que ya tiene para
trabajar con esa pequeña cantidad de dinero. Gestiona el dinero con la máxima
habilidad que pueda aportar un ser humano. Y es maravilloso cómo lo hace.
Tiene una visión a más largo plazo. Quiere abandonar la pobreza, la miseria y la
indignidad de vivir en la pobreza. Siendo mujer es más sensible a la humillación de
ser pobre que si fuera un hombre, por lo que intenta salir de la situación de la pobreza
en que se encuentra de una manera muy sistemática. Se ven los pasos que intenta dar.
Intenta seguir los principios muy estrictamente para que nunca pierda ningún
beneficio del préstamo que ha recibido..
Cuando veamos a una mujer recibiendo un préstamo, preguntamos ¿qué hace con ese
dinero? La gente se pregunta. No tienen ninguna especialización, no han ido a
ninguna escuela, no tienen ninguna formación. Básicamente son mujeres analfabetas.
¿Cómo pueden gestionar un negocio? Cuando a uno se le pone delante de un reto le
surgen las ideas, ideas que puede manejar. Una mujer que ha dicho repetidas veces
que no sabe nade, que no podría nunca utilizar el dinero, por lo que por favor no se le diera el dinero, cuando se entera de que su vecina se ha unido al Banco Grameen y se ha comprado una vaca y está criando la vaca, vendiendo la leche y ganando dinero, de repente su mente se pone en marcha. Dice: “Yo lo puedo hacer mejor que ella.
Siempre sabía que podía hacer las cosas mejor que ella. ¿Por qué no me compro una
vaca y demuestre que lo puedo hacer mejor?” Funciona a través del ejemplo, viendo
cómo lo hace otra persona.
Introduje el préstamo para la vivienda en 1984 y tuvo una gran acogida por parte de la gente. Es una cantidad muy pequeña. Cuando empezamos, estos
préstamos sólo eran de 100 dólares y paulatinamente se han ido aumentando hasta 300
dólares. El actual préstamo para la vivienda está entre 300 y 600 dólares. Ésta es una enorme cantidad de dinero para ellos, y construyen bonitas casas con este dinero.
Cada ser humano está dotado con una enorme capacidad, una enorme potencialidad,
pero la sociedad no permite que ésta salga. Utilizo el ejemplo de un árbol bonsai. Es
un árbol grande y alto, pero al ponerlo en una pequeña maceta, sólo se convierte en un
árbol pequeño. No crece más porque no tiene el apoyo para crecer. Las semillas son
las mismas, pero debido a que el apoyo es muy pequeño no crece. La pobreza y los
pobres son iguales. Los pobres son iguales que cualquier otro ser humano, con toda la
capacidad que tiene cualquier otra persona, pero no tienen el apoyo de la sociedad.
No tienen el mismo apoyo que los demás. Por tanto, son pequeños. Y los miramos
como un poco negligentes, ‘mira, no han crecido, son pequeños’. No nos sentimos
responsables. La pobreza no es creada por los pobres. La pobreza es creada por el
sistema que hemos creado alrededor de ellos.

Nuestra banca se basa en la confianza. No nos basamos en garantías. Nuestro sistema no está basado en un instrumento legal tampoco. No existe un instrumento legal entre el prestador y el prestatario. Intente convencer a un banquero convencional de que le dé un préstamo pero que no le pida que firme nada. Tendrá miedo.
cobramos intereses, para poder cubrir los gastos. El
tipo de interés comercial de Bangladesh está en un 15 o un 16 por ciento. El Banco
Grameen presta dinero con tres tipos distintos de interés. Uno es un 20 por ciento,
que es un préstamo para actividades generadoras de ingresos y es un interés simple.
Cuando los bancos comerciales cobran un 15 o un 16 por ciento de interés se
compone trimestralmente. Luego, cobramos un 8 por ciento para el préstamo-
vivienda, que representa una cantidad significativa en nuestra cartera. Eso es muy por debajo del tipo de mercado. Y luego ofrecemos un préstamo para los estudiantes,
para los estudiantes del Banco Grameen que cursen estudios superiores a un interés del 5 por ciento.
¿Un límite superior para un préstamo? No existe. La única limitación en el Banco
Grameen para entrar es ser pobre.
Normalmente los préstamos son de un año, pero se pueden ofrecer por tres meses, seis meses, nueve meses, quince meses, dieciocho meses, o cualquier número de meses o incluso años. La mayoría de los préstamos, sin embargo, son actualmente de un año. El préstamo-vivienda es de 10 años, por lo que una vez que saque un préstamo para una vivienda se paga en plazos semanales durante 10 años
Por primera vez, las mujeres han podido establecer su condición de ser propietarias.
En el contexto de Bangladesh, las mujeres no son propietarias de nada. Cualquier
cosa que es de la familia pertenece al marido. Una mujer no puede decir
prácticamente que tiene nada suyo, y aunque lo tenga, tiene un miedo a muerte de
reclamarlo.

http://es.wikipedia.org/wiki/Banco_Grameen

http://www.grameen-info.org/

http://209.85.229.132/search?q=cache:ArTRUWrmtQ4J:www.iacat.com/10-Sociopolitica/yunus/ConferenciaMagistral.pdf+grasmeen+granada&cd=2&hl=es&ct=clnk&gl=es&client=firefox-a

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