domingo, febrero 12, 2012

11-M justicia, queremos saber!


Una Justicia empeñada en cerrar en falso el 11-M
La Audiencia de Madrid cierra una investigación que estaba muy cerca de aclarar los extremos más importantes de un caso que, eventualmente, habría obligado a la Justicia a revisar de arriba abajo todo lo investigado y juzgado hasta la fecha sobre el 11-M

El archivo de la investigación penal que estaba siendo llevada a cabo por la titular del juzgado 43, decretado este viernes por la Audiencia de Madrid, es además de un mazazo a las víctimas de los atentados del 11-M que exigen conocer toda la verdad de lo que ocurrió en ese fatídico día de marzo, una afrenta a la lógica por lo extemporáneo de su consumación y lo dudoso de los argumentos empleados.

La Audiencia de Madrid sostiene que el caso seguido contra el jefe de los Tedax, Sánchez Manzano, y una de sus subordinadas, ya era cosa juzgada al haber sido desestimada una demanda anterior en el mismo sentido presentada por un peculiar partido político en otra instancia judicial. Sin embargo, como acertadamente sostiene el fiscal actuante en la instrucción de la jueza Coro Cillán para oponerse al archivo, esa otra demanda, que ha servido para cancelar una investigación prometedora, pedía investigar únicamente la prueba pericial que se llevó a cabo para determinar la composición de los explosivos que estallaron en los trenes. En cambio, la instrucción de la demanda interpuesta por la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, a la que más tarde se adhirió la Asociación de Víctimas del Terrorismo, va mucho más allá tanto en el objetivo de la investigación como en la exigencia de las responsabilidades oportunas al principal imputado, el comisario Sánchez Manzano.

En efecto, las pesquisas del juzgado número 43 iban dirigidas a determinar la responsabilidad del jefe de los Tedax en cuestiones que trascienden la propia pericia de los explosivos. Hasta el momento de decretarse el archivo de la causa, la titular del juzgado 43 había obtenido ya sólidos indicios de la posible comisión de graves delitos como la destrucción intencionada de pruebas vitales para esclarecer los atentados, la falsificación de otros elementos probatorios como la famosa mochila de Vallecas o la aportación de un evidente falso testimonio ante el tribunal que juzgo los atentados del 11-M.

Bien habría podido la Audiencia de Madrid ordenar la cancelación de las averiguaciones en lo referido a la naturaleza de los explosivos utilizados en la masacre, único objeto de la demanda presentada por Alternativa Española. Sin embargo esta circunstancia tangencial, que en nada afecta al resto de solidísimas acusaciones que en la actualidad pesan sobre Sánchez Manzano, ha sido utilizada por ese órgano superior para cerrar una investigación que, gracias al impulso de las víctimas de los atentados y al tesón de una jueza, estaba muy cerca de aclarar los extremos más importantes de un caso que, eventualmente, habría obligado a la Justicia a revisar de arriba abajo todo lo investigado y juzgado hasta la fecha sobre el mayor atentado ocurrido jamás en suelo europeo.

Sin embargo aún queda una posibilidad para que este carpetazo no tenga carácter definitivo. De sustanciarse el oportuno recurso, será el Tribunal Supremo el que deba decidir si la investigación de un caso que arroja tantas sombras de duda debe proseguir su camino judicial. En caso contrario, pasará a los anales de la judicatura como el caso en que a las víctimas directas de la mayor masacre de nuestra historia se les impidió oficialmente conocer la verdad sobre lo ocurrido.

http://www.libertaddigital.com/opinion/editorial/una-justicia-empenada-en-cerrar-en-falso-el-11-m-63210/



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Peleando contra zombis

11 de Febrero de 2012 - 12:15:34 - Luis del Pino
Editorial del programa Sin Complejos del sábado 11/2/2012

Seguro que todos ustedes han oído hablar en las noticias, en más de una ocasión, de que tal o cual servidor de internet de algún organismo o empresa fue atacado por piratas informáticos, haciendo que dejara de funcionar.

Por ejemplo, el pasado mes de enero, después de que las autoridades americanas cerraran Megaupload (un famoso sitio web dedicado a la descarga de vídeos por Internet) los piratas informáticos lanzaron una serie de ataques contra diversos servidores, entre ellos los del propio FBI.

¿Cómo se realizan esos ataques? Para aquellos de ustedes que no entiendan nada de informática, vamos a poner un ejemplo sencillo: supongan que una gran multinacional tiene un servicio telefónico de atención al cliente y que alguien, con intención de dañar a esa empresa, se dedica a bombardear durante una mañana a ese servicio de atención al cliente con miles de llamadas con reclamaciones falsas. El resultado sería que el servicio técnico de la empresa quedaría colapsado, ¿verdad?

Bueno, pues eso es lo que hacen los piratas informáticos cuando lanzan uno de sus ataques: bombardear los servidores Internet con una avalancha de peticiones en un espacio de tiempo muy corto, lo que hace que el servidor se colapse durante horas, originando cuantiosísimas pérdidas económicas y de imagen a las empresas y organismos atacados.

Para evitar ser detectados y detenidos, los piratas informáticos se comportan de manera bastante inteligente. Por ejemplo, en lugar de lanzar esos ataques desde sus propios ordenadores, lo que hacen es otra cosa: durante meses, utilizan todo tipo de técnicas para acceder a los ordenadores de personas normales que utilizan Internet, e instalan en esos ordenadores unos programas ocultos, que se quedan inactivos, a la espera de recibir las órdenes oportunas.

Cuando llega el momento de lanzar un ataque masivo, los piratas informáticos envían una orden a esos programas durmientes y, de repente, miles o decenas de miles de ordenadores, pertenecientes a usuarios normales y corrientes, se ponen a enviar una avalancha de peticiones al servidor Internet que el pirata quiera atacar. A esos ordenadores que participan involuntariamente en los ataques lanzados por los piratas informáticos se los denomina zombis.

En otras palabras: el pirata informático lanza sus ataques utilizando como zombis los ordenadores de personas comunes y corrientes, sin conocimiento de sus dueños. De ese modo, si la Policía trata de rastrear desde qué ordenadores se ha lanzado el ataque, se encuentra con esos zombis. Y de nada sirve, por supuesto, preguntar a los dueños de esos ordenadores, porque no tienen ni idea de lo que está pasando.

Eso obliga a las fuerzas de seguridad a realizar complejas investigaciones, para tratar de determinar quién es el verdadero cerebro de los ataques, quién es el que controla esos ordenadores zombis que son los que llevan a cabo, en último término, el ataque.

Ayer saltó la noticia de que la sección 17 de la Audiencia Provincial de Madrid ha decidido archivar la querella contra el ex-jefe de los Tedax, Sánchez Manzano, que la juez Coro Cillán estaba instruyendo. Los tres jueces de esa sección de la Audiencia no han entrado a valorar si el ex-jefe de los Tedax mintió o no, si manipuló o no pruebas o si respetó los protocolos de actuación en caso de atentado terrorista o se los pasó por el forro de sus caprichos. Se han limitado a archivar la querella diciendo que hace dos años otro juzgado ya había desestimado otra querella similar contra Sánchez Manzano, presentada (nadie sabe por qué) por el partido Alternativa Española.

En realidad, lo que ese otro juzgado hizo es desechar aquella extraña querella quince días después de su presentación, sin ni siquiera entrar a valorarla. Pero ahora se utiliza torticeramente ese hecho para proporcionar una bofetada judicial más a las víctimas del 11-M, que ven cómo les paralizan la causa por algo en lo que ellos no han tenido ni arte ni parte.

Esa decisión de la Audiencia Provincial ha causado una lógica consternación entre las víctimas del 11-M, que ven con desolación cómo se las cierra una puerta, otra más, para intentar averiguar quién cometió la masacre de Madrid.

Pero nos equivocaríamos si nos limitáramos a señalar con el dedo acusador a la sala que ha emitido un auto tan escandaloso. Esos jueces, esos malos jueces, no son otra cosa que zombis judiciales. No es entre ellos donde hay que buscar a quien verdaderamente toma las decisiones, a quien tiene en su mano la posibilidad de decidir si se investiga o no el 11-M.

A las víctimas del 11-M las llevan toreando ya ocho años, mintiéndolas sobre la autoría de la masacre, haciéndolas concebir luego falsas esperanzas en un juicio que terminó convirtiéndose en una farsa y dejándolas por fin intentar la vía judicial ordinaria contra los manipuladores de pruebas, para cerrársela de un portazo en cuanto la juez correspondiente demostró que estaba dispuesta a ir hasta el final.

Y en cada uno de esos pasos se ha utilizado a los zombis judiciales para hacer el trabajo sucio de engaño a las víctimas: primero Del Olmo, después Gómez Bermúdez y ahora la sección 17 de la Audiencia Provincial.

Ante eso, las víctimas del 11-M pueden seguir intentando recurrir, y pegarse de cabezazos contra el muro de una justicia sometida al poder político... o pueden, por el contrario, darse cuenta de que las están tomando el pelo, y de que quien manda abrir o cerrar cauces judiciales en este tema no son los jueces, sino las instancias políticas.

En lugar de perseguir zombis, a quien hay que plantear las exigencias es a la cabeza pensante, a quien tiene el poder de poner los recursos del estado al servicio de la verdad o de la mentira.

En estos momentos estamos dirigidos por un gobierno del Partido Popular que cuenta con mayoría absoluta. Un gobierno que dispone de al menos dos vías legales distintas para solicitar la reapertura del sumario del 11-M. Y que si no lo hace será porque no le da la gana.

Ahí es donde hay que dirigirse. Y pedir públicamente al ministro de Justicia que tome las medidas que tenga que tomar. Y ponerle en evidencia si no lo hace.

Todo lo que no sea eso, todo lo que no sea utilizar la fuerza de la opinión pública para exigir a los poderes públicos que aclaren quién cometió la masacre del 11-M es un esfuerzo inútil. Y, como decía Ortega y Gasset, los esfuerzos inútiles conducen a la melancolía.

Lo único que puede desbloquear la situación es que las víctimas del 11-M comprendan que no tienen por qué limitarse a pedir la verdad. Por la sencilla razón de que tienen derecho a exigirla. Pero no a los zombis, sino a sus amos.

http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/peleando-contra-zombis-10977/

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