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¿Por qué minimalista?
Una de las primeras preguntas que nos vienen a la cabeza al descubrir el barefoot o "running minimalista" es... ¿compensará el cambio, por qué hacerlo?.
Hoy os damos algunas claves:
Sensaciones.- Es más fácil descubrirlas que describirlas. Percibirás de forma agradable el terreno, algo que con zapatillas convencionales no es posible, descubrirás una forma diferente y placentera de correr y caminar. Las sensaciones suelen ser la causa principal por la que la mayoría de corredores que lo prueban no vuelven a la amortiguación.
Variedad y Protección.- La amplísima variedad de zapatillas minimalistas permite adaptar la protección a nuestros gustos y necesidades (suelas desde 1mm a 18mm de grosor). Con zapatillas minimalistas tus pies estarán libres pero a la vez protegidos de la contaminación, piedras y otros imprevistos.
Economia.- El catálogo de zapatillas minimalistas es muy amplio con unos precios que oscilan desde 10€ hasta 150€. La durabilidad, por norma general, es muy superior a las zapatillas amortiguadas ya que está condicionada única y exclusivamente a la resistencia de la suela y el textil -suele oscilar entre 1000-1500 kilómetros-.
Salud.- Hay que tener muy presente que "el milagro barefoot no existe". Sobre esa base podemos hacer referencia a numerosos estudios que señalan que la amortiguación artificial de las zapatillas no mejora la amortiguación natural. También debemos destacar que los pies y la musculatura inferior se fortalecen y elastifican progresivamente si realizamos una correcta transición con todos los beneficios asociados que esto supone.
Ampollas y Rozaduras.- Otra ventaja es la ausencia o limitación de ampollas y rozaduras. Las zapatillas convencionales comprimen los pies y exponen algunas partes del pie a los roces debido a las punteras estrechas a los abundantes refuerzos textiles. Las zapatillas minimalistas suelen tener amplias punteras para evitar que nuestros dedos contacten con zonas textiles de modo que se minimizan los roces y se facilita que los pies se expandan (lo que también evita molestas ampollas entre los dedos).
Engancha.- Puede ocurrir que una persona se desanime en el proceso de adaptación y abandone... ahora bien, una vez adaptado no querrás volver a calzar unas zapatillas amortiguadas, ¡no hay vuelta atrás!.
¿Parte negativa?:
Es curioso que buena parte de los escépticos y enemigos del minimalismo reconocen que lo óptimo sería correr descalzo o con la mínima protección pero ahora, después de muchos años con zapatillas amortiguadas, no es posible dar marcha atrás. Es decir, reconocen lo perniciosas que pueden llegar a ser las zapatillas modernas (alterando nuestra pisada, comprimiendo y debilitando nuestros pies...) pero se niegan a aceptar que es posible dar marcha atrás de forma segura y sencilla. Es muy común que justifiquen su postura haciendo referencia a "lesiones típicas" de los corredores minimalistas como las fracturas por estrés o metatarsalgias.
Para rebatir este punto bastan dos puntualizaciones:
1.- Nuestro organismo está preparado para "reprogramarse" si lo estimulamos convenientemente. Nunca es tarde para adoptar costumbres saludables.
2.- ¿Cuántos corredores minimalistas han sufrido fracturas por estrés o metatarsalgias y por qué?. Desconocemos el número (sospecho que no demasiado elevado) pero conocemos el motivo principal... la precipitación. Necesitamos tiempo para asimilar la "nueva técnica" (puede ser necesario incluir ejercicios específicos como escaleras, cuestas y otros para fortalecer los pies) y tiempo para que nuestro organismo realice las adaptaciones fisiológicas necesarias para protegernos naturalmente de los impactos.
El mayor enemigo del corredor minimalista novel es la precipitación, no la ausencia de amortiguación. http://www.zapatillasminimalistas.net/2012/05/por-que-minimalista.html
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