QUINTA AVENIDA 2012-10-10. La fortuna en América de la familia Pujol dispara todas las alarmas
Stas Radziwill
Lo que siempre fue un secreto a voces es ya una verdad absoluta en Cataluña. La familia del expresidente Pujol se ha hecho muy rica muy rápido en la España Autonómica, y no ha podido ocultarlo más. Las imágenes difundidas el pasado verano del expresidente y su esposa inaugurando junto a su familia un inmenso y carísimo hotel en México propiedad de su hijo Jordi Pujol Ferrusola se extendieron por Cataluña como la pólvora, dejando a su paso un reguero de indignación e incredulidad. Si algo une hoy a nacionalistas y no nacionalistas en Cataluña es el rechazo creciente a la figura del expresidente, manchada por el patrimonio de su familia en el extranjero. A Pujol hoy muchos nacionalistas lo consideran un traidor, un oportunista que, envuelto en la señera, miró para otro lado y permitió a sus familiares enriquecerse mientras Cataluña perdía competitividad, prestigio e inversión extranjera.
La esposa e hijos del expresidente son viejos conocidos de la Inspección de Hacienda en Cataluña. Marta Ferrusola y su hija hicieron tremenda butxaca a través de su empresa Hidroplant, la cual plantó en su día la mayor parte de los parques públicos dependientes de los ayuntamientos controlados por CiU. A Josep Pujol Ferrusola, Hacienda le reclamó en 2004 mas de 18 millones de euros como tributos adeudados tras la venta a Indra de su consultora Europraxis –contratista de la Generalidad que encabezaba su propio padre-. Por su parte, Oriol Pujol Ferrusola está siendo investigado por Hacienda por el caso Campeón desde 2011. Con semejante palmarés, no es de extrañar que esta familia muestre tanto interés en reclamar una "Hacienda propia" para Cataluña controlada desde la Generalidad.
Enric O., simpatizante de la plataforma nacionalista Ómnium Cultural y experto en el mundo árabe, nos cuenta: "Al igual que Ben Ali, Gadafi y Mubarak, Jordi Pujol toleró que su esposa e hijos amasasen una fortuna desde su proximidad al poder. Lo malo es que esta práctica se extiende, como en el caso de los líderes africanos, no solo a la familia, sino también a su entorno inmediato. Macia Alavedra y Luis Penafreta, dos santones del expresidente y grandes budas del pujolismo, pasaron en 2009 por la cárcel acusados de asociación ilícita, blanqueo de capitales y de tráfico de influencias por cobrar comisiones ilegales. Salieron tras pagar un millón de euros de fianza". Y continúa asegurando que "es hora de que Cataluña tenga su propia primavera árabe y se rebele contra la cleptocracia que parece que nos gobierna".
Parapetado tras sus gafas de pasta, prosigue: "Desde CiU nos hicieron creer que éramos la Holanda del sur de Europa, cuando en lo que a comportamiento del poder se refiere, estábamos más cerca del África más corrupta. De hecho Jordi Pujol Jr., propietario entre otros de un Lamborghini, comparte con el hijo de Teodoro Obiang su pasión por los bólidos". Para acabar, nos dice que "les hemos perdido el respeto por completo. Marta Ferrusola, por sus prósperos negocios, está más cerca de Imelda Marcos que de patriotas como Martha Washington o Eleanor Roosevelt. Con este panorama en casa, ¿que autoridad moral tiene su marido para reclamar la independencia de Catalunya?". Y sentencia: "Creímos que Pujol era un padre de la patria, un George Washington, pero ha resultado ser un simple José Bono algo mas instruido".
Montserrat M., nacionalista declarada, nos cuenta: "Tengo 55 años y estuve en la plaza de Sant Jaume el día que Tarradellas salió al balcón, soy catalanista hasta el tuétano. Pero cuando vi las imágenes de Pujol y su familia bronceados y sonrientes inaugurando su hotel de lujo en México como si fuesen unos multimillonarios de Miami, el mismo día en que releí la noticia de la muerte de una señora en Tossa de Mar tras pasar por cuatro hospitales desabastecidos por los recortes de CiU, se me heló la sangre. ¿Por quién nos han tomado todos estos años? Al principio no quería creerlo, pero como catalana y nacionalista me sentí estafada".
Desde una cafetería de cristal y acero inoxidable del centro de Barcelona, apunta que ha llegado a la conclusión de que "mientras al escuchar Els Segadors, muchos oíamos el himno histórico de Cataluña, la familia Pujol y su entorno sólo oían el sonido de una caja registradora". Y prosigue: "No han tenido ni la decencia de invertir aquí ese dineral, lo han metido en México y la Argentina (Jordi Pujol Ferrusola es el mayor socio del Puerto de Rosario). ¿A esto lo llaman "fer país"? En estas manos pretenden que dejemos el destino de una Cataluña independiente?" Como se puede ver, la decepción con el expresidente es máxima.
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19/10/2012 16:00.A pesar de hacer todo lo que ha podido.Mas, ignorado internacionalmente
Alfons Quintà
Artur Mas está muy preocupado porque no obtiene ninguna muestra de tan sólo una minúscula simpatía por parte de ningún político o grupo político europeo, los cuales lo evitan, según informó a eldebat.cat una fuente de la Presidencia.
"El President Mas –dijo la fuente– ha hecho todo lo que ha podido para poder encontrarse o sólo fotografiarse con quién sea del mundo político internacional. El resultado ha sido nulo y nada indica que tenga que haber cambios". Irónicamente, añadió: "Queremos entrar en un club, el de los Estados, del cual ahora no nos saluda ningún miembro".
La fuente añadió: "En privado decimos que es por culpa del ministerio español de Asuntos exteriores, pero en realidad sabemos que no les hace falta. En todas partes, el rechazo de los contactados aparece de manera natural".
¿España no es Europa?
Consultado un embajador español amigo mío, éste me dice que "nuestra tradición es la de no meternos en este tipo de temas. Si alguna vez un gobierno extranjero nos preguntara nuestra posición, le haríamos saber que es la misma que cualquiera puede encontrar en un diario que reproduzca las posiciones del gobierno español. No hay ningún secreto que esconder. Pero personalmente creo que no es bueno mezclar la política interna, sobre todo en periodo electoral, con la del Estado, que somos todos. La política internacional tiene que ser siempre serena, sobre todo cuando se hacen declaraciones de adhesión a la Unión Europea. ¿O es que, por azar, España no es un miembro fiel y activo de la Unión Europea?".
Durante decenios, tanto la Generalitat cómo CDC no tuvo ni una apariencia de mecanismo real de política externa, ni tampoco una persona dedicada al tema. Era una prerrogativa que quería asumir de manera personal el propio Jordi Pujol, persona a quien pone muy nervioso ver que él, en realidad, no entiende ni pizca de política internacional, a pesar de que él se crea lo contrario.
En el pujolismo tardío, Pujol creó un embrión de oficina dedicada a este tipo de relaciones, así como algunas pretendidas "embajadas" que han resultado ser auténticas chapuzas. Por obra esencialmente de ERC, el Tripartito también se excedió en ello. La carísima y cien por cien inútil "embajada" de Nueva York y el papel del hermano de Carod, Apel·les Carod, al frente de la de París, son episodios que hacen llorar de vergüenza.
Obsesión fallida de Jordi Pujol
En su primer discurso de toma de posesión, en el lejano 1980, Pujol se refirió a la necesidad de tener una proyección exterior en cultura y relaciones comerciales. Aludió a París, que tenía que ser el paradigma de una comedia ridícula, con la Casa de Catalunya. Incluso los diarios nacionalistas no pudieron evitar admitirlo. El tema adoptó aires de vodevil.
Lo mismo pasó con la Casa de la Generalitat de Perpiñán, donde designó como jefa a Maryse Olivé, persona escandalosamente incompetente, capaz de falsear su minúsculo currículum. Olivé ha sido hace muy poco nombrada representante de la Generalitat en París. Se ha cumplido un adagio irónico anglosajón: "Cuando no puedas gestionar una empresa pequeña, inténtalo con una mayor".
Desastres absolutos en París y Perpiñán
Fue Olivé quién promocionó como jefe de la sucursal de CDC en Perpiñán a Jordi Vera, antiguo dirigente de organizaciones terroristas marxista-leninistas. El pequeño microcosmo catalanista de Perpiñán ha ido a la baja gracias a un montón de pintorescos enfrentamientos con Vera. Éste ha acabado mal con todas las fuerzas políticas, pero siempre ha contado con una buena financiación, así como una magnífica relación con Germà Gordó, antiguo gerente de CDC y ahora secretario del gobierno de la Generalitat. Gordó tiene atribuidas por decreto de la Generalitat las relaciones con Perpiñán. Jurídicamente resulta incomprensible.
CDC, vista como la 'Lega Nord'
Consultado por teléfono un antiguo miembro de la cúpula parlamentaria italiana, la fuente, un amigo mío con quien hablo a menudo, me ha dicho: "En Italia estamos vacunados contra fenómenos como Artur Mas, porque son demasiado comparables a la fallida 'Lega Nord' de Umberto Bossi. Veo a Mas como la antítesis de lo que necesita Europa".
En cuanto a Francia, una alta fuente de CDC me dice: "Si Mas quiere ver a Hollande, lo primero que hará este será pedir información a sus servicios de información, que sin duda conocen bien el caso de Jordi Vera. Es algo elemental que yo siempre me había temido".
Desprecio por nacionalidades minorizadas
En cuanto a movimientos de nacionalidades minorizadas o de identidades diversas, me dice la fuente: "Pujol siempre las despreció. Él creía que sólo tenía que hablar con dirigentes estatales, algo que consiguió muy poco. Mas también ha estado en la misma línea: no creo que sepa que haya movimientos bretones, o corsos. Ahora todos ellos están en una hora muy baja".
Cuando Mas todavía era jefe de la oposición, el presidente del gobierno autónomo (en el exilio) de la Kabília (la región más amazigh de Argelia), Ferhat Mehenni, a quién había conocido en Argel, me dijo que quería conocer a Mas. Los presenté y nos reunimos en la sede de CDC en el Parlament. Mas bordeó de muy cerca la mala educación. No mostró interés alguno. Ninguna pregunta, ninguna sugerencia, ningún detalle. Fue una de las peores reuniones a las que he asistido en mi vida. Mehenni es un elemento importante en la lucha contra el fundamentalismo y a favor de la democracia en Argelia. Ha sido recibido al más alto nivel en muchos Estados democráticos.
Viajes caros y pintorescos de Pujol
Un aspecto pintoresco y final de la ridícula visión del mundo que siempre ha dominado en CDC son los inefables viajes al extranjero de Jordi Pujol, siendo presidente de la Generalitat. Nunca quise ir a ninguno, a pesar de haber sido invitado y la presencia de montañas de periodistas. Muchos de estos aportaban anécdotas jugosas y también ridículas. Era una comitiva tan inmensa –y, por lo tanto, cara– que las policías de los aeropuertos siempre se pensaban que se trataba del jefe de Estado de una gran potencia. De hecho, en cuanto a gastar dinero, la confusión estaba justificada. Después han venido los recortes, los nuestros.
Todo ello explica las aberrantes manipulaciones de la prensa subvencionada cuando algún diario internacional se refiere a Catalunya. Algunas traducciones y muchos titulares tiran de espaldas. La realidad es otra. Así, hace unos años, cuando Pujol estaba a punto de dejar de ser President, fui a almorzar con John Darntonn que había sido mi jefe en ‘The New York Times' y entonces era jefe de la sección de Internacional (unas cien personas).
Al empezar la comida le dije que Pujol mandaba desde hacía 23 años. Al oírlo me dijo: "Hablemos de otra cosa, ya no me interesa". ¿Qué dirá cuando le diga que Mas todavía quiere hacer durar lo que siempre ha sido un populismo barato, sin pies ni cabeza, ni pensamiento, ni normas morales? Vaya, que, como también decía Franco, el mundo no sabe ver que somos su salvación.
http://www.eldebat.cat/cast/notices/2012/10/mas__ignorado_internacionalmente_64605.php
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18/10/2012 16:34.Cataluña, nuevo Estado de Europa
Víctor M. Sánchez
Si se proclamara un Estado Catalán soberano e independiente, los servicios de asuntos exteriores de la Generalitat buscarían rápidamente su reconocimiento internacional.
Presumiblemente, uno de sus primeros objetivos sería dirigirse a Bruselas y reclamar su "pertenencia" automática a la UE. Si se atiende a las declaraciones públicas realizadas hasta ahora, lo harían indicando que hasta ese momento, como territorio perteneciente a España, han conformado parte del territorio de la UE y tienen derechos históricos adquiridos a tal efecto como, por ejemplo, la Ciudadanía europea de sus nacionales, antes españoles y ahora catalanes.
¿Ser o no ser miembro de la UE? Esa es la cuestión que desencadena luego infinitud de consecuencias jurídicas y económicas. El "territorio comunitario" o de la UE es el espacio sobre el que están en vigor un conjunto de derechos y obligaciones que emanan de los Tratados de la UE y de la legislación creada por sus instituciones: la libre circulación de mercancías comunitarias, la libre circulación de personas y trabajadores comunitarios, el libre establecimiento de empresas europeas, la libre prestación de servicios por personas nacionales de un Estado miembro de la UE, etc. Se debe saber que, aunque se hable con frecuencia de "territorio de la UE", esto es una forma de hablar que puede llevar a confusión. Se trata, en realidad, de una expresión para designar la suma de cada uno de los territorios bajo soberanía de los Estados miembros. La UE no ejerce soberanía sobre ningún territorio.
Lo necesario para gozar de todas aquellas libertades antes citadas es ser nacional de un Estado miembro de la UE, o comercializar una mercancía fabricada en el territorio de un Estado miembro de la UE. Porque sólo las mercancías originarias del territorio de un Estado miembro circulan sin trabas por dentro del mercado común europeo. Y lo mismo sucede con la Ciudadanía europea, o la libre circulación de trabajadores. Si se es nacional de un Estado miembro, se dispone del derecho humano fundamental a moverse libremente por todo el "territorio de la UE" para buscar trabajo, estudiar, hacer turismo, o recibir o prestar algún tipo de servicio como, por ejemplo, los sanitarios o turísticos. En caso contrario, es decir, si no se es un territorio integrante de un Estado miembro o no se es un nacional de un Estado miembro de la UE, se erigen barreras severas a todas estas libertades. Las mercancías de un país no miembro de la UE pagan un arancel en frontera (el Arancel Aduanero Común); deben solicitar licencias administrativas de importación para su paso por frontera; pueden ser sometidas a restricciones cuantitativas a la importación, esto es, cuotas o volúmenes máximos de entrada de productos dentro del territorio de la UE; o se las puede obligar a ser almacenadas para cumplir con trámites de control de calidad, seguridad sanitaria, etc. Igualmente, si no se es nacional de un Estado miembro, para entrar, permanecer, residir, estudiar o trabajar en el territorio de la UE se necesita obtener un visado o autorización de entrada y el permiso de residencia correspondiente -de trabajo, de estudios, de turismo, etc.- que se concede ahora de modo muy selectivo.
La pertenencia a la UE asegura también a sus Estados Miembros la participación en el complejo entramado institucional que da vida a esta organización: al Consejo de la UE asisten los ministros de los Estados miembros del ramo sobre los que se va a legislar (agricultura, medio ambiente, economía, etc.); el Parlamento Europeo está integrado por parlamentarios nacionales de cada Estado Miembro que se eligen cada 5 años dentro de cada Estado Miembro; los comisarios de la Comisión Europea, que presentan los proyectos de leyes comunitarias para su aprobación por el Parlamento y el Consejo, son nacionales de los Estados Miembros propuestos por los Estados miembros; también son nacionales de los Estados Miembros, propuestos por los Estados de la Unión, los jueces del Tribunal de Justicia de la UE; y el Banco Central Europeo es gobernado por un órgano en el que están representados los gobernadores de los respectivos Bancos centrales de cada Estado Miembro. Por consiguiente, ser o no ser miembro de la UE no es una cuestión superflua.
En Derecho internacional público, la cuestión de los efectos de una secesión con respecto a la pertenencia a las organizaciones internacionales a las que pertenece el Estado matriz es un tema que tiene una voluminosa práctica internacional. No está regulada en ningún tratado internacional específico, puesto que la Convención de Viena sobre sucesión de Estados en materia de Tratados (1978), además de no estar en vigor para España, indica que esta cuestión se rige por las reglas propias de cada organización relativas a la pertenencia a las mismas. ¿Cuál ha sido la práctica uniforme y constante hasta el momento en todas las organizaciones internacionales universales o regionales al respecto? La pertenencia del nuevo Estado a las organizaciones internacionales de las que era miembro el Estado matriz se rige por las normas específicas de cada organización internacional con respecto a la adquisición de la calidad de miembro, esto es, se rige por las reglas de adhesión. En todos los casos de secesión o separación, tanto la llamada secesión colonial, como los fenómenos de secesión no ligados a la descolonización, el nuevo Estado ha debido satisfacer las condiciones y procesos de adhesión a las organizaciones internacionales fijadas por sus tratados constitutivos respectivos. En cambio, el Estado matriz o predecesor ha continuado como miembro de la organización pese a la disminución de su territorio soberano. Así ha venido sucediendo desde la secesión de Paquistán con respecto a la India en 1947.
La India Británica era miembro originario de la ONU (1945). Tras la independencia de Pakistán con respecto a la India Británica, la India continuó como miembro de la ONU mientras que Pakistán tuvo que solicitar la adhesión y satisfacer el proceso fijado para ello en la Carta de la ONU. La Sexta Comisión de la ONU emitió un dictamen al respecto que no dejaba lugar a dudas: como regla general el Estado miembro de la ONU no deja de serlo porque cambie su constitución o sus fronteras, mientras que el nuevo Estado emergente debe volverlo a solicitar y ser admitido oficialmente como miembro según el procedimiento fijado por la organización. Y así aconteció, en adelante: en el caso de la secesión de Singapur (1965) con respecto a Malasia, el nuevo Estado solicitó la adhesión y el matriz continuó como miembro; la secesión de Bangladesh (1973) de Paquistán, tuvo el mismo resultado; se volvió a producir en la secesión de Eritrea (1993) con respecto a Etiopía; y en el más reciente de la independencia de Sudán del Sur (2011) con respecto a Sudán. No ha habido excepciones a esta regla, si bien es cierto que hay organizaciones internacionales técnicas, administrativas o financieras que permiten la adhesión de nuevos miembros de modo casi automático: a veces basta con notificar la voluntad de nueva adhesión en debida forma. Pero incluso en estos casos, por ejemplo, en la OIT, la UNESCO o la OMS, esta forma semiautomática de ser miembro de estas organizaciones se deriva de haber obtenido primero la categoría de miembro de la ONU, que no es automática. En definitiva, son las reglas fijadas por cada organización internacional para la adhesión de nuevos miembros las que determinan cómo accede un nuevo Estado, fruto de una secesión, a ser miembro de cada organización internacional de la que es miembro el Estado predecesor o matriz.
En el caso de la UE, la organización internacional más importante de Europa, las reglas aplicables para entrar a formar parte de la UE se encuentran en el art. 49 del Tratado de la Unión Europea (TUE), que luego se explica con más detalle. ¿No se aplicará esta disposición en el caso de secesión de Cataluña o de cualquier otro territorio perteneciente a un Estado miembro con respecto a la pertenencia a la UE? Tenemos ya un caso de referencia y dos pronunciamientos oficiales de la Comisión, también referida en el lenguaje de la UE como la “guardiana de los Tratados”. Confirman la práctica internacional general en esta materia.
El territorio de Argelia formaba parte integrante del territorio soberano de Francia -como lo son hoy en día Ceuta y Melilla con respecto a España-. Cuando Francia, junto con los otros miembros originarios de la UE, crean la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA, 1952), sus reglas se aplicaban íntegramente a Argelia como parte del territorio soberano de Francia. Tras una cruenta guerra, Argelia alcanzó en 1962 su independencia e inmediatamente dejó de ser parte del territorio comunitario, sin pasar a ser automáticamente nuevo miembro de la CECA. Francia, obviamente, a pesar de la importancia del territorio y la población perdida, continuó siendo miembro de la Comunidad. Más práctica. Más actual.
El 12 de febrero de 2004 la parlamentaria europea Eluned Morgan, originaria del País de Gales, realizó las siguientes preguntas para ser respondidas oficialmente por la Comisión en sede del Parlamento Europeo: "¿Puede la Comisión confirmar que si un Estado miembro se dividiera, por haber alcanzado una región la independencia democráticamente, sería de aplicación el precedente sentado por Argelia?(...) ¿Puede la Comisión confirmar si una nueva región independiente debería abandonar la UE y presentar a continuación su candidatura con vistas a la reintegración? Una candidatura de este tipo, ¿implicaría una renegociación de los tratados en una Conferencia Intergubernamental y el acuerdo unánime de los 25 Estados miembros?" La respuesta institucional a la pregunta escrita la dio el anterior Presidente de la Comisión Europea, el Sr. Romano Prodi, el 1 de marzo de 2004: "La Comunidad Europea y la Unión Europea se constituyeron mediante los tratados pertinentes entre los Estados miembros. Estos tratados se aplican a los Estados miembros (artículo 299 del Tratado CE). Cuando una parte del territorio de un Estado miembro deja de formar parte de ese Estado, por ejemplo porque se convierte en un Estado independiente, los tratados dejarán de aplicarse a este Estado. En otras palabras, una nueva región independiente, por el hecho de su independencia, se convertirá en un tercer Estado en relación a la Unión y, desde el día de su independencia, los tratados ya no serán de aplicación en su territorio. Según el artículo 49 del Tratado de la Unión Europea, cualquier Estado europeo que respete los principios establecidos en el apartado 1 del artículo 6 del Tratado de la Unión Europea podrá solicitar el ingreso como miembro de la Unión. Una solicitud de este tipo requiere, si es aceptada por el Consejo por unanimidad, la negociación de un acuerdo entre el Estado solicitante y los Estados miembros sobre las condiciones de admisión y las adaptaciones que esta admisión supone de los tratados. El acuerdo está sujeto a la ratificación por parte de todos los Estados miembros y del Estado solicitante."
En añadido, muy recientemente el caso de Cataluña ha generado doctrina oficial dentro de la Comisión. El 1 de abril de 2012 el partido catalán "Reagrupament" registró una Iniciativa Ciudadana Europea bajo el título "Fortalecimiento de la participación ciudadana en la toma de decisiones sobre la soberanía colectiva" firmada por el Sr. Joan Carretero Grau. Allí se solicitaba a la Comisión Europea que iniciara la tramitación de una ley de la UE que afirmara que, en el caso de que Cataluña -u otros territorios similares- se declarara independiente, el nuevo Estado resultante pasaría automáticamente a ser miembro de la UE y que sus nacionales continuarían siendo Ciudadanos de la UE. La petición aludía a la idea, ajena al Derecho internacional y al Derecho de la UE, de una posible "ampliación interna" de la UE que no pasase por el procedimiento fijado en el art. 49 del TUE para la adhesión de nuevos Estados a la UE. Analizada la solicitud y toda su argumentación jurídica, el 30 de mayo de 2012 la Comisión Europea rechazó de plano el registro de la iniciativa -documento C (2012) 3689 final, firmado por la Secretaria General de la Comisión Europea, Catherine Day- al considerarla "manifiestamente" fuera del ámbito competencias de la Unión. Estos son los fundamentos del rechazo: "Su iniciativa ciudadana propuesta tiene por objetivo garantizar que los ciudadanos de un nuevo Estado resultante de la secesión de una parte de un Estado miembro de la UE sigan siendo ciudadanos de la Unión. De acuerdo con el artículo 20 del Tratado de Funcionamiento de la UE, sólo las personas que tengan nacionalidad de un Estado Miembro son ciudadanos de la UE. La ciudadanía de la UE es complementaria, pero no sustitutiva, de la ciudadanía nacional". En la misma respuesta se indica que "no existe base jurídica alguna" en los Tratados de la UE que permita que la legislación de la UE aborde las consecuencias de una secesión de un una parte de un Estado miembro al margen del Derecho internacional general.
Ésta es pues la posición de la UE en estas cuestiones. Un nuevo Estado fruto de la secesión de una parte del territorio de un Estado miembro quedaría fuera de la UE y debería presentar de nuevo su candidatura y superar las condiciones y el procedimiento de adhesión. Esta consecuencia jurídica primaria desencadenaría otras. Sólo podrían beneficiarse de los derechos vinculados a la Ciudadanía europea los catalanes que optaran por la nacionalidad de un Estado miembro -la española si así lo permitiera España y en las condiciones que ésta fijara-. Si vivieran dentro de la UE, y no lograran la nacionalidad española u otra nacionalidad de un miembro de la UE, decaerían inmediatamente sus derechos a circular, permanecer, residir o trabajar como ciudadano comunitario, en cualquier país de la UE, pasando a ser considerados como extranjeros. Obviamente, en un primer momento y también hasta lograr la adhesión, los productos manufacturados en Cataluña tampoco serían productos originarios de un Estado miembro, factor que impediría su libre circulación por el mercado europeo. Serían tratados inicialmente como cualquier bien procedente de un Estado no miembro de la UE: aplicación de aranceles y de restricciones cuantitativas a la importación al espacio comunitario. También desaparecerían de modo inmediato cualquiera de los fondos o subsidios europeos que guardaran relación con ser un territorio, empresa, sindicato, fundación, etc. nacional de un Estado miembro.
¿Para recuperar estos derechos, cuánto tardaría en ingresar en la UE una Cataluña independiente ? Depende de elementos objetivos y subjetivos. Cataluña debería seguir el procedimiento y cumplir las condiciones fijadas en el art. 49 del TUE. Primero, solicitar la adhesión. Entonces, los 27 miembros de la UE, incluida España, tendrían que autorizar a la Comisión Europea que iniciara la negociación de la adhesión. Cataluña entonces debería demostrar que cumple los requisitos económicos, jurídicos y políticos para ser miembro de la UE, y la Comisión, verificar la satisfacción de estas condiciones. En lo jurídico-político, las condiciones son ser un Estado democrático y de Derecho, capaz de garantizar los derechos humanos fundamentales, con especial atención a la protección de los derechos de las minorías presentes en su territorio (por relación a la minoría nacional catalano-española, o al pueblo aranés); y disponer de estructuras administrativas y judiciales que le permitieran cumplir con el Derecho de la UE -el actual sistema judicial es español, por ejemplo, y habría que crear uno propio-. En lo económico, Cataluña debería satisfacer durante un tiempo razonable los criterios económicos de convergencia que se aplican a los candidatos a la adhesión: a) una tasa de inflación que no puede ser mayor a un 1.5% respecto a la media de los tres estados de la Eurozona con menor inflación (excluyendo aquellos que sufran deflación) durante el año precedente al examen de la situación del país que quiere ser admitido; b) el déficit presupuestario de su administración pública no podría representar una cantidad mayor que el 3% del PIB al final del año precedente; c) la Deuda pública no podría representar una cantidad mayor que el 60% del PIB; d) y, luego, otros factores analizables serían el tipo de cambio y su estabilidad con respecto al euro, así como el tipo de interés de la moneda a largo plazo, siempre y cuando Cataluña creara su propia moneda. Y aún así, no bastaría.
El proceso de adhesión se cierra con un momento político culminante que crea siempre incertidumbre sobre el resultado final. No basta con querer ser miembro de la UE. Ni con que la Comisión certifique que se cumplen los criterios objetivos de admisión. Luego, la totalidad de miembros de la UE deben aceptar individualmente que el candidato forme parte de la Unión. La adhesión final queda sometida siempre a la ratificación de todos y cada uno de los 27 Estados miembros de la UE, satisfechos los respectivos procedimientos constitucionales de cada Estado. En estas cuestiones, las decisiones de cada Estado miembro se toman siempre guiadas por el interés nacional del momento y, por consiguiente, son hoy por hoy inexcrutables. Francia, por ejemplo, fue el Estado que más quiso retrasar la adhesión de España a la UE y la plenitud posterior de la aplicación del mercado interior, temerosa de la competencia de los productos agrícolas españoles para su propio sector agrícola.
¿Qué pasaría con España? Francia, con la secesión de Argelia, no dejó de ser miembro de la CECA. Y están todos los precedentes del plano universal anteriormente citados. La disminución del territorio soberano de un Estado, a no ser que se tratara de cambios objetivamente muy relevantes -pérdida de más de la mitad del territorio o de la población, o la descomposición total de un modelo federal, como en el caso de Yugoslavia-, harían que su identidad básica como Estado continuara, y por consiguiente, también su pertenencia a la UE. En la Conferencia de Helsinki de la International Law Association de 1996 se reafirmó esta idea general, muy respaldada por la práctica internacional, según la cual el derecho internacional hace primar la presunción de la continuidad de las obligaciones del Estado matriz. De hecho, el mantenimiento del status quo de España es lo único que aseguraría el propio funcionamiento político de la UE. De lo contrario, no podrían aplicarse las mayorías establecidas en los Tratados para aprobar actos legislativos en el Consejo de la UE, o en el Parlamento Europeo. Por supuesto, la economía española también sufriría. Quizá tendría que salirse temporalmente del "Euro" hasta reajustar sus variables económicas básicas (deuda y déficit). En este punto no se debe confundir salir del “euro” con salir de la UE. Esta moneda común entró en vigor, sustituyendo a las nacionales, en el 2002. Gran Bretaña y Dinamarca son miembros antiguos de la UE pero aún conservan su propia moneda que fluctúa de forma ordenada con respecto al Euro. La continuidad de su pertenencia a la UE –mercados abiertos, fondos europeos, créditos del BCE- la dejaría aparentemente en mejores condiciones iniciales para la recuperación de su economía. Recordemos además, que la UE no permite la expulsión de sus Estados miembros del seno de la UE. Sólo contiene un procedimiento para que éstos, si lo desean, salgan de la Unión. En conclusión, el Estado independiente de Cataluña sería un Estado europeo, como lo es Albania, Kosovo, Serbia, Moldavia, Montenegro, Noruega o Rusia, dado que esta condición geográfica no puede ser sometida a negociación, pacto o referendo. Pero Cataluña no sería inicialmente un Estado Miembro de la UE. Sería posible su entrada posterior, aunque para ello debería sortear el proceso fijado en el Tratado de la Unión Europea. Sólo por ese hecho, las relaciones económicas más básicas de este nuevo Estado independiente quedarían alteradas tras el alzamiento de fronteras comerciales, administrativas y sociales. Los estudios sobre el futuro económico de un Estado catalán independiente deberían partir de este escenario jurídico. España, por el contrario, permanecería en la UE.
Dr. Víctor M. Sánchez, Profesor Agregado de Derecho Internacional Público de la Universitat Oberta de Catalunya. Director del Máster Universitario en Derechos Humanos, Democracia y Globalización
http://www.eldebat.cat/cast/viewer.php?IDN=64557
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