domingo, noviembre 15, 2009

vinagre y rosas





El primer single de Vinagre & Rosas - "Tiramisú de limón"

Hice un solo desafinado
con las cenizas del amor
las verbenas del pasado
gangrenan el corazón.

Acórtate la falda nueva
despiértate al oscurecer
túmbate al sol cuando llueva
no desordenes mi taller

Tiramisú de limón
helado de aguardiente
muñequita de salón
tanguita de serpiente.

De madrugada y por la puerta de servicios
me pasabas el hachís
al borde del precipicio
jugábamos a Thelma y Louise

Pero esta noche estrena libertad un preso
desde que no eres mi juez.
Tu vudú ya pincha en hueso,
tu saque se enredó en mi red.

Tiramisu de limón
helado de aguardiente
puritana de salón
tanguita de serpiente.

¿Dónde crees que vas?
¿qué te parece que soy?
no mires atrás
que ya no estoy.

¿Pero dónde crees que vas?
¿quién te parece que soy?
si miras atrás
mañana es hoy.

¿Dónde crees que vas?
¿quién te parece que soy?
puede que quizás
luego sea hoy.

Nena ¿dónde crees que vas?
¿quién te parece que soy?
no mires atrás
que ya me voy.

Que sepas que el final no empieza hoy...
Que sepas que el final no empieza hoy...


http://ciudadsabina.com




Joaquín Sabina rompe cuatro años de silencio con el álbum "Vinagre y rosas", que saldrá a la venta el próximo 17 de noviembre. El cantautor firma al alimón con el escritor Benjamín Prado las letras de diez de las catorce canciones del disco y cuenta con la colaboración de varios amigos, como Serrat o el grupo Pereza.


Coincidiendo con la publicación de "Vinagre y rosas", Sabina iniciará una gira de presentación del álbum, cuyo primer concierto será el 20 de noviembre en Salamanca, con todas las entradas vendidas. La gira pasará por Vigo, Zaragoza, Valencia, Pamplona, San Sebastián, Bilbao, Roquetas de Mar, Córdoba, Madrid, Barcelona, Granada y Málaga, para trasladarse a Sudamérica a partir del 20 de enero.
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n 'foulard' como atigrado al cuello. La chupa de cuero donde brilla el alamar de la cremallera. Las patas finas. Los vaqueros. Los botines. 'Sortijita' de oro en un dedo. Un ducados complicando su humo en la mano contraria. Y el whisky en procesión por la garganta, con mucho hielo costalero. El whisky como única respuesta a la sed, con su sable de alcoholes dentro. Joaquín Sabina trae la voz apretada en la faringe, no ronca exactamente, sino con un timbre de cristalitos de tapia.

Alrededor zascandilea una nube de gente que le abullona el paso. Y Joaquín abre los brazos para el saludo como un banderillero al quiebro. Calza 60 tacos bien cumplidos. Una biografía de muy distintas procedencias. Mucha música, mucho verso, retales de tantas faldas, canciones nuevas para estrenar invierno. Ahora son exactamente 13, las que dan cuerpo a 'Vinagre y rosas', su último disco.

En este altillo prestado de la calle Atocha, en el Madrid furtivo que alimenta razas, tribus, público en sus calles, está Sabina escuchando cómo ladran en los tejados los perros del fondo del tiempo. Vamos a hablar del disco para hablar en verdad de otras cosas. En un sillón de comercial, como lo fue Pessoa, pone las piernas en la postura del loto y en un zen de bajos fondos empieza entre dos risas su decir destrabucado.
'On the rock again'

'Mi tendencia natural es a quedarme en la cama en mi rincocito. Es decir, instalarme en la pereza'

- On the rock, again. A mi vejez, ya ves. - ¿No da vértigo volver a la carretera de este modo, con una gira en pabellones? - Yo es que las cosas las hago con un altísimo grado de inconsciencia. Mi tendencia natural es a quedarme en la cama, en mi rinconcito. Es decir, instalarme en la pereza. Y me obligo a ciertos retos no por necesidades comerciales ni del oficio, sino porque creo (de un modo judeocristiano) que hay que devolverle al público lo que te da. Aunque si pienso que me voy a pasar año y medio de gira en grandes escenarios me da un pánico atroz. Y me despierto de madrugada sudando porque sueño que estoy en pelotas sobre un escenario y se me han olvidado las canciones. Es la inconsciencia la que me pone en marcha. Pero ésta será la gira de mi despedida de Las Ventas, de La Bombonera en Buenos Aires... No del público, sino de los grandes espacios. Es un adiós a las misas concelebradas, por responsabilidad.

- Y regresas rockero. - Hay de todo en Vinagre y rosas. Pero es cierto, nunca he querido estar muy lejos del rock and roll. Es el folclore del siglo XXI en las ciudades. No se pueden hacer canciones, aunque sean de un género opuesto, que no tengan en cuenta ese sonido de baterías y guitarras eléctricas. Sabina tiene algo de mocito chulapo con pañuelo, de los que guardan bajo la anfeta de la risa la contraorden de una melancolía. Perfil de cierta gracia heráldica. Contorno de quetzal -ese pájaro de luz y miedos- en esta jaula con el techo a dos aguas donde hablamos. Y el pelo de romántico con luces de otro siglo.

Atrás dejó el veneno bien administrado de los perdedores, de cuando era 'squatter' en el Londres de los 70 y quemaba la ciudad como un potro suburbano del brazo de Raúl del Pozo hablando un inglés de los montes, de cuando iba a ser Gainsbourg en los cafés cantantes con onza de neftalina en el urinario. Sabina trasnochaba y fumaba y llevaba un bombín con lamparones para ir a la tele de entonces a cantarle a Tola y a Carmen Maura. Eran años de excesos e impulsos calientes, los 80 de los cantautores calaveras, el 'underground' de mercadillo, la crema de la intelectualidad con barbas de nazareno, cuando el talento se adobaba de pálidos insomnios y chapas de los 'Who' en la solapa.

'Como paisaje estético lo que estamos viviendo es algo atroz. Estamos rodeados de inmorales y estafadores'

- Yo prolongué mi juventud hasta los 50. No recuerdo haber pensado entonces que el tiempo pasaba o que no tenía ganas de algo. Y al llegar al medio siglo noté un cambio brusco y tardío en mi vida. Además, coincidió con el ictus que sufrí y con aquello que dijo Groucho Marx: '¡Cambio de pareja!'. Eso me salvó. Apareció Jimena, y mis amigos los poetas líricos (Ángel González, Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes, el editor Chus Visor, la escritora Almudena Grandes...) y el publicar el libro de sonetos... Y poner en cuarentena ciertas amistades... Todo eso ha sido mi salvadidas de los últimos 10 años.

- Antes todo era galope... - Antes todo era caos. Yo he sido muy disparatado, incapaz de tener costumbres o desarrollar hábitos. Ahora es la primera vez en mi vida que asumo una cierta rutina. Hasta entonces habitaba un delirio. Nunca sabía dónde iba a dormir, ni con quién, ni cuándo, ni tenía planes más allá del día siguiente. Pero aun así he trabajado mucho, he compuesto 400 canciones. Me sorprende tener tanta obra a mis espaldas viendo el caos absoluto en que me movía.

- La depresión. - Estuve dentro de un pozo muy feo durante algún tiempo, sí. Luego salí, pero sospecho que no de un modo definitivo. Se me quedó agarrá dentro. Queda el miedo a que despierte de nuevo. Fue muy jodido.

- ¿Y ahora? - Después de la nube negra vino una estabilidad que se traduce hoy en una tranquilidad doméstica que está muy bien para vivirla y disfrutarla, pero que no sirve de caldo de cultivo de canciones. Un horror, en ese sentido. Y entre mi tierra baldía y el mal de bellas faldas de Benjamín Prado probamos la pirueta de escribir a cuatro manos. Yo estaba en el dique seco, pero necesitaba escribir canciones. Mi amigo, a su vez, debía huir un rato. Así que tras una noche de copas le propuse que nos fuésemos a Praga, donde no me conoce nadie. Nos encerramos en un hotel sin mucha confianza en que aquello funcionase, pero ahí está. Pusimos en orden 11 de los nuevos temas...

'Con la literatura he ido siempre a compás. Me gustan los grandes poetas y también los 'alcorcones' del beso'

- En los que hay rabia. - Es que la rabia a uno no lo abandona. Y menos en tiempos de crisis, que son todos. El rock y la rabia comparten ADN.

- ¿Has visto qué hortera está todo? - Como paisaje estético lo que estamos viviendo es algo atroz. Creo que corremos un serio peligro, porque el descrédito de la política, cuando es tan brutal como ahora, abre puertas al fascismo, a los salvapatrias populistas. Mira Italia, con su historia, sus pintores, sus poetas, sus músicos y degenerada hasta quedar en manos de un tendero de ultramarinos de la peor calaña, ese pedazo de hortera que es Berlusconi. Ojalá que aquí no suceda algo parecido, pero existe la amenaza. Estamos rodeados de miserables, de inmorales, de codiciosos, de estafadores. Va a tener razón César Vallejo cuando decía lo de "español de puro bestia".

Jimena trae más tabaco y Sabina despliega más risa. Tiene el gesto del furtivo ante una rueda de reconocimiento. Las preguntas siempre le son sospechosas. Es hijo de madero y eso animaba mucho la juventud de los despeinados, sobre todo si tu padre te ajusta las mariposas después de estampar un cóctel molotov contra una sucursal de banco en Granada.

Se ha fabricado una imagen a conciencia, entre el canalleo y la anarquía, para recalar por último en un burgués de salfumán que tiene pupilas de magnitudes íntimas, como ciertos flamencos volcados hacia dentro. Gasta modales de andaluz secreto. Canta crímenes y baladas con una tristeza arterial y alma de forastero, sin dejar por eso de 'deshuevarse'. Tiene pinta de faquir. Quería ser Shakespeare, pero ha acabado en Machín con unas gotas de Johnnie Walker.

- Soy consciente de que muchos ven de mí la caricatura. Pero es que con gente delante no me gusta llorar. Prefiero reírme en conversaciones muy locas. Y si son literarias, mejor. Aunque a la vez estoy muy bien solo. Tengo una seria tendencia a la melancolía. Puedo pasar meses sin ver a nadie. Y me tomo en serio el proverbio chino que recomienda no contarle los males a los amigos, que les divierta su puta madre.
'Un tipo legal'

'No he perdido la responsabilidad política, pero cada vez firmo manifiestos con menos entusiasmo'

La carcajada pega en las cuatro esquinas del cuarto. A dos palmos de aquí, en su casa con billar y capotes de paseo, Sabina vive entre paredes empedradas de libros. Primeras ediciones de Joyce, de Vallejo, de Neruda, de Lorca, de Salinas, de Cernuda... Y en todos estampa su ex libris con lema: Perdonen la tristeza: "El de los libros es un vicio más noble que otros que he tenido. Con la poesía he ido siempre a compás. Pero no sólo me gustan los grandes poetas, también los románticos y posrrománticos malos como Villaespesa y Campoamor. Y sobre todos ellos, Espronceda. No me quedo en la primera división, disfruto mucho con los alcorcones de la literatura. Siempre tienen un verso genial con el que te tumban. Además, he comprobado que los poetas más exquisitos, cuando se beben tres copas, cantan y lloran por los boleros más enfangaos. ¡Y querrían haberlos escrito! Porque las canciones tienen algo bello que no pueden permitirse los poemas: cierta cursilería, un no sé qué hortera. Sólo así son hermosas de verdad".

Sabina es un tipo legal y extramuros hecho de compromisos y traiciones, de cortesías y faltas, de talento y fugas, de los que embisten por derecho y saben jugarse la boca arriesgando una opinión. Muy baqueteado en la protesta y el desánimo, pero sin doblar las manos en la arena. En este último disco cuelga una canción, 'Crisis', que ruge como un aullido. "Es un vómito, un tema casi heavy dentro de lo heavy que puede ser una", bromea. No es un carroza vestido de horas viejas. Vive sin teléfono y sin coche, que es la libertad más alta. Varias generaciones le corean. Él sigue agarrado al cigarrillo y a unas pocas ideas como a un asa.

- No he perdido el sentido de la responsabilidad política. Aunque desgraciadamente, cuando firmo un manifiesto o doy la cara por algo lo hago ya sin entusiasmo. Pero uno ha de ser coherente y decir sus desacuerdos si le dan ocasión. Desacuerdo que va contra todos esos que han hecho de este mundo un sitio peor. La fe en que aparezca una nueva izquierda postmuro de Berlín la he perdido. Leo los periódicos, salgo a la calle y no veo síntoma de que algo así pueda suceder hoy.

Sabina le pone al responso una brasa de cabreo y otra novena de whisky. Habla con el énfasis floreado del flaco listo. Y recuerda que en Praga iba en limousine a un burdel de mucho lustre donde los labios más urgentes, con una buena propina, pierden su prisa dos besos después. Su encaste trae un hierro de noches redentoras.
'A favor de la memoria y en contra de la nostalgia'

Vive en territorio de frontera, en los altos de Lavapiés. O en los bajos de Atocha. Depende. Allí donde la fiesta de la ciudad exhibe modales mestizos. "Me gusta la inmigración. Me gustan todos los acentos del idioma. Vivo justo en el límite entre el Madrid del magreb, el subsahariano y el de Quito. Es un gran laboratorio cultural. En Lavapiés está pasando algo, aunque los ediles no se enteren. De esta esquinita de Tirso de Molina no me muevo. Y si lo hago algún día será camino del mar".

- Si te asomas al espejo, ¿qué ves? - Un señor muy decadente. Lo que hay. No me gusta mirar atrás. Estoy a favor de la memoria y en contra de la nostalgia.

Y a Sabina le suena el gong de la risa bajo el foulard atigrado, con otra media estocada de whisky y un rastro de humo en la mano.

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/11/15/cultura/1258250297.html

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