¿Quién mandaba el 11-M?
15 de Marzo de 2011 - 20:07:36 - Luis del Pino - 9 comentarios
Las declaraciones ante la juez Coro Cillán de los Tedax que participaron en la recogida de muestras el 11-M están poniendo de manifiesto las numerosas irregularidades que aquel día se cometieron:
- En primer lugar, en el proceso de recogida y/o traslado de las muestras participaron numerosos tedax de la Unidad Central que, sin embargo, no comparecieron después ante los instructores de las diligencias policiales para declarar. Ha sido sólo siete años después cuando hemos conocido de su participación en aquel proceso. ¿Por qué los instructores de las diligencias policiales no tomaron declaración en su día a esos Tedax?
- En segundo lugar, las muestras fueron llevadas a la sede de la Unidad Central en lugar de hacerse cargo la Brigada Provincial, como manda el protocolo. Quien dio la orden de romper el protocolo en ese aspecto es, según las declaraciones de los tedax, el propio Sánchez Manzano, que nombró a un tedax de la Unidad Central para dirigir las actuaciones en cada uno de los focos.
- En tercer lugar, en los trenes se recogieron cantidades ingentes de muestras , las cuales han desaparecido. No sirve la excusa de que las muestras destruidas carecían de valor probatorio, puesto que algunas de ellas eran muestras - como los frotis de los focos de explosión - que tienen un valor probatorio evidente y siempre se conservan.
- En cuarto lugar, en muchos casos las muestras se trasladaron sin esperar siquiera a que quienes las estaban recogiendo las catalogaran, identificaran y embolsaran. Según el inspector jefe que estaba a cargo de los tedax de Madrid, eso tuvo la consecuencia de que fuera imposible determinar en qué foco concreto se había recogido cada muestra. Lo cual, por cierto, plantea dos preguntas interesantes: si en realidad no se sabía de qué foco provenía cada muestra, ¿cómo pudo la jefa del laboratorio de los Tedax entregar seis semanas después aquel informe en el que se hablaba, foco a foco, de componentes genéricos de la dinamita? ¿Y cómo es posible que para el juicio se entregara una serie de muestras ridícula, pero con identificación de foco en muchos de los casos?
- Finalmente, ya sabemos que, para colmo, las muestras no se enviaron a analizar al laboratorio de la Policía Científica.
Las declaraciones de este lunes han servido para localizar a dos de los tedax que participaron en el traslado de las muestras (el de las muestras de Téllez y el de las muestras de Atocha) y a otro Tedax que recepcionó las muestras de Téllez al llegar a Canillas. El responsable del traslado de los restos de Téllez declaró ayer ante la juez, pero los otros dos ni siquiera fueron incluidos por el Ministerio de Interior en la lista de Tedax que tuvieron participación en el proceso de recogida de las muestras.
Según uno de los tedax que han prestado declaración, cuando le hicieron ver a Sánchez Manzano que se estaba rompiendo el protocolo, su respuesta fue: "Aquí mando yo".
En realidad, no me lo creo. Supongo que los que mandarían serían otros, por encima de Sánchez Manzano. Es impensable que el entonces comisario de los Tedax, por su cuenta y riesgo, decida saltarse el protocolo, llevarse las muestras a Canillas, ocultárselas a la Policía Científica y hacerlas desaparecer.
La pregunta es, entonces: ¿quién mandaba realmente?
Pero hay otra pregunta que me inquieta más: ¿cómo es posible que en solo unas horas se ponga en marcha una operación de ocultación de tal envergadura? Porque estamos hablando de actuaciones que tuvieron lugar en la propia mañana del 11-M.
¿Qué seguridad podían tener, quienes pusieron en marcha la campaña de ocultación, de que hallazgos posteriores no les iban a desmentir, o de que el Gobierno o la Justicia no les iban a perseguir en el futuro?
Yo quiero que Yoldi escriba más sobre el 11-M
14 de Marzo de 2011 - 11:02:16 - Luis del Pino - 34 comentarios
Acabo de leer el artículo de José Yoldi sobre el 11-M y creo que voy a disfrazarme de lector anónimo y a mandar a El País cartas de apoyo al periodista, para ver si le dejan escribir todos los días. Porque hay que reconocer que ni buscando encontraríamos a alguien que nos fuera de más ayuda a la hora de seguir generalizando entre la opinión pública las dudas en torno al 11-M.
Como un moderno Fray Gerundio de Campazas, se inventa Yoldi un enemigo inexistente y tonto, para luego refutarlo a placer. Así, presenta las denuncias sobre colocación de pruebas falsas en el sumario del 11-M como si fueran una campaña sistemática para tratar de meter a ETA con calzador en las investigaciones.
Yoldi sabe que no es así: sabe perfectamente que lo que sospechamos (y decimos) quienes investigamos la masacre es que el 11-M no fue ningún atentado terrorista - ni de ETA, ni de AlQaeda - sino un golpe de estado. Entonces, ¿por qué insiste Yoldi en su conspiranoia etarra? Pues porque no escribe para dar su opinión, sino para invocar un prietas las filas entre sus lectores.
Y ahí es donde entra en juego la utilidad de Yoldi para nosotros: evidentemente, un prietas las filas como ese sólo puede encontrar eco entre los lectores más desinformados o menos racionales. Pero El País - aunque el señor Yoldi parezca no darse cuenta - también lo lee gente racional e informada. Con lo cual, la actitud simplista de Yoldi lo único que hace es acrecentar las dudas entre el sector más ilustrado de su audiencia, que no puede evitar hacerse una pregunta muy sencilla, aunque sea de modo inconsciente: ¿por qué este hombre se sale por la tangente con el manido rollo de que no fue ETA, en lugar de responder a las incógnitas concretas que "los conspiranoicos" plantean, como por ejemplo dónde están las muestras de los trenes o por qué no hay metralla en el cuerpo de las víctimas?
A la gente racional no le gusta que traten de convencerla con argumentos irracionales, y suelen tender a pensar que quien responde de manera irracional es porque carece de razones.
Además, cae Yoldi en el error de descalificar de manera involuntaria a su lector potencial. Empeñado en lanzar el mensaje emocional de que si alguien tiene dudas sobre el 11-M, entonces es que, además de imbécil, es un friki y una mala persona, lo que consigue es predisponer en su contra a buena parte de aquellos que más proclives serían, precisamente, a aceptar una explicación racional que saliera de sus labios.
Porque lo cierto es que más de la mitad de los votantes socialistas tienen dudas en torno al 11-M, según las encuestas. Y a esos votantes socialistas (muchos de los cuales leen El País), no les gusta - como a cualquier otro ser humano - que les insulten. Ni se sienten malas personas, ni tampoco imbéciles o frikis, y lo único que hacen es plantearse dudas bastante normales. Así que cada vez que Yoldi insiste en ese mensaje de descalificación, consigue que una parte de sus lectores se acerque un poco más a las tesis de quienes - acertados o equivocados en nuestros análisis - tratamos al menos de situar el debate en el terreno de lo racional.
Normalmente, todos los escritos de Yoldi suelen pecar de ese simplismo al que hago referencia y que tan útil nos resulta a la hora de socializar la duda, pero he de reconocer que hoy se ha superado a sí mismo.
Porque hoy mete en el saco de la conspiranoia las iniciativas judiciales que las propias víctimas del 11-M han emprendido contra los que pudieron manipular pruebas en el sumario, retratando esas iniciativas de las víctimas como una persecución contra el comisario Sánchez Manzano. Y vuelve a recurrir a la tecla sentimental, para decir que ese empecinamiento propio de prestidigitadores "causa dolor a las víctimas". O sea que, según Yoldi, las víctimas del 11-M emprenden iniciativas judiciales para causarse dolor a sí mismas. Una descripción muy racional.
Malo es que Yoldi trate a sus lectores como si fueran imbéciles, pero que caricaturice a las víctimas (dado que sólo alguien irracional se empeñaría en causarse dolor a sí mismo) resulta un poco excesivo. Incluso para Yoldi. Y eso también lo perciben muchos lectores de El País, porque no es necesario hacer muchos esfuerzos de imaginación para comprender que, si algunas víctimas emprenden iniciativas judiciales contra los que manipularon pruebas, es, precisamente, porque lo que le causa dolor a esas víctimas es no conocer quién las masacró aquel 11 de marzo.
Como digo, voy a escribir anónimamente a El País, sugiriendo que Yoldi se prodigue más. A lo largo de los últimos años, es esa actitud displicente y no racional de los muchos yoldis que hay en la órbita del Gobierno lo que nos ha permitido - de manera lenta, pero inexorable - ir volcando la opinión pública a nuestro favor. Porque después de leer a alguno de los diversos yoldis que pugnan por tocar la corneta del prietas las filas, la inquietante pregunta que uno se plantea inevitablemente es: ¿a qué se debe ese miedo a discutir sobre el 11-M de manera racional?
Para desgracia de aquellos que un día creyeron poder tapar el 11-M con una historia irracional e inverosímil, los españoles - a derecha y a izquierda - son mucho más inteligentes de lo que Yoldi se imagina.
http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/
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