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SI ERES USUARIO DE BICICLETA, LEELO;
Después de estar dos días sumido en la tranquilidad de mi pensar, voy a lanzar este escrito seré conciso, sólo os pido tomaros un minuto y leerlo.
El día 26 a las 8.50 aproximadamente de este mes de Junio, estuve a punto (cuando digo a punto fue muy cerca) de visitar la MUERTE. Sabéis que no soy muy asiduo a escribir nada en este portal y cuando lo hago es siempre meramente para informar de algún suceso. Esta vez no, esta vez me he tomado mi tiempo para reflexionar sobre el ciclismo de carretera y en vez de escribir en el mismo instante en que me pasó lo que os voy a explicar, he preferido hacerlo con la mayor tranquilidad.
Bien, como cada dos o tres días por semana vengo haciendo me decidí por salir a entrenar un rato junto con mis amigos de grupo, si bien habíamos quedado a l’Aldea. Me dirigí saliendo de casa por la carretera C-12 dirección Tortosa por el puente del Bimil-lenari. Todos sabéis que cuando empieza a subir, el arcén es muy ancho, pero una vez llegados a la parte por la cual ya cruza el río, la carretera se estrecha peligrosamente. En ese tramo un ciclista de carretera no puede subirse al refugio peatonal ya que la bici no está preparada para ello.
En el momento en que entré en susodicho estrechamiento un camión de la empresa HIERROS DOMINGO se me iba acercando por detrás y al oírlo, “intuición” ciclista o cómo queráis llamarlo, me giré, viendo que el camión cargado me estaba a punto de arrollar, tuve que pegarme al muro de hormigón con una pierna sobre el muro y parando repentinamente en el borde derecho de la calzada. Además de casi terminar con mi vida, el señor profesional de la conducción me increpó, como si yo fuera un parásito de la carretera, un estorbo. Me quedé ahí parado, petrificado, blanco y llorando no por el temor, sino por la impotencia en la que me vi sujeto en aquel momento.
Estando parado en ese momento todos los demás vehículos que iban pasándome por el lado no tuvieron el mínimo ápice de respeto y continuaron adelantándome a menos de un metro.
En absoluto pedía que pararan, sólo que adelantaran como es debido (1’5 metros).
Todo esto pasó en treinta segundos, después me monté sobre la bici y volví a pedalear.
Quizá sea la última vez que lo haga sobre una bicicleta de carretera.Si he de decir que los vehículo a motor (excluyendo motos) han vencido la batalla lo haré. Es una vergüenza que en este país no haya respeto alguno al vulnerable, que se digan a ellos mismos que son los profesionales de la carretera, que tomen conciencia de que somos personas con familias, que somos seres humanos y que sobre todo somos gente haciendo deporte, cómo lo haría cualquier otra persona en otro lugar. Sólo veo que estamos indefensos, que somos un colectivo muy desprotegido y desamparado.
Entiendo conductores profesionales que tengas ustedes prisa, pero no hay prisa alguna que remplace la vida de un ser humano.
* Vi, en treinta segundos la vida pasarme por los ojos, sólo espero que no penséis que me estoy excediendo en mi discurso, que soy un exagera. Creo que todo ciclista ha vivido momentos duros como este. Para mí el de hoy a puesto punto y final a una carrera.
Gracias por vuestro tiempo.
Claudio Franco Smeets ,Vive en Roquetes, Spain
https://www.facebook.com/Klausfranki?fref=nf
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