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domingo, enero 02, 2011
que te casco(s), mariano
Muchos pelos en la gatera
Escrito por Luis José de Ávila el 1 enero 2011
Los acontecimientos se precipitan este frío día de año nuevo y Francisco Alvarez-Cascos mueve ficha rápidamente enviando una carta a Mariano Rajoy en la que se da de baja del Partido Popular tras cuarenta y un años de militancia. Es el primer paso para la formación de una candidatura independiente que con él a la cabeza optará el próximo 22 de mayo a la presidencia del Principado. La ingenua, que lo es, Isabel Pérez Espinosa, ha quedado con la boca abierta tras manifestar que esperaba contar con la colaboración del ex secretario general del PP. Fuentes casquistas me indican que en Génova están asustados ante la cantidad de llamadas de teléfono que se están recibiendo de toda España, principalmente de Asturias, poniéndoles a caldo por haber defenestrado al ex ministro de Fomento para la presidencia del Principado. Fuentes gabinistas me indican todo lo contrario, que en Génova ya se ha brindado con sidra El Gaitero por haberse librado tan rápidamente de Alvarez-Cascos y el ala fachosa del partido, recordando a Esperanza Aguirre, entre otros. Hasta su portavoz se permite la broma de indicar que seguro que el concejal José Suárez Arias-Cachero encabezará para alcalde de Oviedo la lista de la nueva formación política deAlvarez-Cascos, algo que puede ser parecido al partido regionalista de Miguel Angel Revilla en Cantábria -no se pueden ni ver-, con tintes jovellanistas y melquiadistas. De lo que si estoy seguro es que Francisco Alvarez-Cascos no tendrá problemas de financiación en está última aventura política en la que está inmerso, hasta el punto que el incombustible Blas Herrero, por ejemplo, pueda ser una de las patas inversoras del mismo.
He aquí por donde caigo en la cuenta de que una vez que dentro de unos días Francisco Alvarez-Cascos anuncie su decisión de presentarse a las elecciones autonómicas en el Principado de Asturias la nueva formación -Viva Asturias, manque pierda- podría coligarse con IDEAS, esa agrupación de candidaturas independientes en ayuntamientos asturianos que ha colocado a otro ex pepero Juan Morales como candidato -obtuvo más del 40 por ciento de los votos en el último congreso regional del PP- e ir con Alvarez-Cascos de número uno y Juan Morales de número dos. Al fin y al cabo, desencantos del Partido Popular de Asturias que tan mal ha venido gestionando Ovidio Sánchez, no dejan de ser de derechas y tener ahora el objetivo común de gobernar Asturias. Divididos, poco podrán hacer. Juntos, habrá que pensárselo. Pero salga el sol por Antequera, lo cierto es que la fragmentada derecha asturiana va a dejar muchos pelos en la gatera en esta historia, y que al que ya se consideraba como el virrey de la derecha en el Principado, el alcalde Gabino de Lorenzo, a él y a su protegida la candidata Isabel Pérez Espinosa las cosas se le complican con el decidido paso que Francisco Alvarez-Cascos acaba de dar. Con toros Miura sobre el coso y diestros cercanos a aquel inolvidable bombero torero, el PSOE se ve de nuevo en el poder para otros cuatro años, con Javier Fernández al frente del negocio, aunque sea de nuevo apuntalado por IU.
Lo dije en mi comentario anterior. Puede, pese a todo, que para Asturias no sea malo haber saltado a las primeras páginas esta semana. Y lo que va a estar en ellas. Lo importante es que hablen de nuestra desorientada comunidad autónoma aunque sea para bien.
http://www.deavila.eu/?p=587
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DECLARACIÓN
DE
FRANCISCO ÁLVAREZ-CASCOS
Asturias, 2 de enero de 2011
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Ayer, día 1 de enero de 2011, he comunicado por carta al Presidente Nacional mi decisión firme de causar baja como militante del Partido Popular. El contenido de dicha carta es público y no es necesario que reitere los motivos que justifican mi decisión.
Quien me conozca sabe que no soy partidario ni de las profecías ni de las improvisaciones. Los actos concretos que jalonan la cadena de acontecimientos ocurridos que desembocaron en mi salida eran fácilmente previsibles a medida que se iba confirmando la inhibición antiestatutaria de la dirección nacional y del Comité de Derechos y Garantías, pero hasta el último momento he concedido margen de confianza y de tiempo para rectificar, como hice públicamente en Santander el
día 17 de noviembre pasado, sin éxito alguno.
Cada petición de amparo que dirigí a los órganos nacionales del partido fue debidamente registrada.
En la medida en que la dignidad personal está, pienso yo, por encima de las obligaciones corporativas de cualquier militante y sin ella no es posible una convivencia democrática sana ni una militancia digna dentro del partido, jamás hubiera aceptado ninguna decisión ni nombramiento que no conllevara previamente la respuesta estatutaria obligada para proteger los derechos ofendidos
gratuitamente. Hago mías las palabras de Adolfo Suárez, en su anuncio de dimisión en 1981 como presidente de Gobierno “creo que tengo la fuerza moral para pedir que, en el futuro, no se recurra a la descalificación global, a la visceralidad o al ataque personal porque creo que se perjudica el normal y estable funcionamiento de las instituciones democráticas".
Convencido de ello, hace muy pocos días, en una intervención ante los generosos compañeros y amigos del Distrito del PP de Salamanca en Madrid, pensando en estos comportamientos, invoqué la necesidad de desarrollar una contratendencia basada en el ejercicio de la civilidad política, y añadí:
“Tenemos que asumir el liderazgo del movimiento de la civilidad política -dije textualmente- por obligación y, además, por devoción”. Hoy me reafirmo en esta necesidad y en este compromiso con la civilidad política.
Más allá de estas razones de carácter ético que se resumen en el valor irrenunciable del respeto personal, quiero referirme hoy, una vez recuperada amargamente mi independencia, a las razones de carácter político que también concurren en mi decisión, sobre las que hasta ahora solo hice públicamente algún apunte. La disponibilidad que ofrecí para volver a asumir responsabilidades de primera línea en la actividad política respondió única y exclusivamente al poder de convicción que
sobre mí han ido ejerciendo los cientos de personas que me pidieron, de una forma u otra, pero con un entusiasmo desbordante, que reconsiderara mi decisión de permanecer apartado de las mismas desde hace seis años. Más allá de la gratitud, tenía y mantengo con todas ellas un deber de corresponsabilidad en el compromiso de impulsar un cambio de rumbo en el escenario político de Asturias, aportando todos los activos disponibles para construir una alternativa de gobierno que ofreciera cambio y progreso, con garantías de solvencia en los equipos que la encarnen y de
credibilidad en los programas de acción que ofreciera, frente al panorama actual de pesimismo,desencanto, agotamiento e insatisfacción que ofrece la situación social y económica del país.
Esta necesidad de Asturias ha sido ignorada y esta petición de miles de asturianos ha sido menospreciada por quienes han hecho oídos sordos a la voz de más de siete mil afiliados que con sus firmas expresaban nítidamente la opinión de las bases del partido; han hecho oídos sordos a las razones basadas en datos aportados por alcaldes, concejales, diputados regionales y decenas de cargos locales a lo largo y ancho de Asturias; han hecho oídos sordos a las estimaciones reflejadas en las encuestas solventes que se hicieron en los últimos tiempos para tomar el pulso a la opinión de los asturianos. Han hecho oídos sordos a todo esto, inhibiéndose ante las campañas de acoso y derribo orquestadas contra sus propios compañeros, sin recibir ni escuchar a nadie en Madrid y, lo que es peor, sin pisar Asturias ni una sola vez.
Por lo que hemos visto, ha quedado meridianamente claro que actualmente a la dirección nacional del Partido Popular, Asturias le importa un comino. Lo menos relevante desde el punto de vista político es lo sucedido con mi indefensión como militante. Lo más grave es el menosprecio demostrado hacia miles de militantes asturianos del Partido Popular, hacia muchísimos asturianos de distintas profesiones e ideologías que a lo largo de estos meses han expresado de una manera o de otra su opinión, y hacia Asturias en su conjunto. Las necesidades y los intereses generales de Asturias han importado mucho menos que otros intereses particulares de los miembros de la dirección nacional del Partido Popular, y principalmente de su Presidente Nacional.
El Principado de Asturias es un país pequeño, alejado y aislado por barreras suficientemente poderosas -incluidas las barreras políticas regionales- como para que sus problemas se conozcan y preocupen, y los asturianos apenas cuentan en las decisiones de los centros de poder, incluida lasdirecciones nacionales de los dos grandes partidos estatales. Esto no era así en el Partido Popular hasta 2004, pero lamentablemente hoy es así.
Pensando en esta situación, dije el día 1 de agosto del año pasado en Valencia de D. Juan que “tenemos que recuperar el orgullo de ser asturianos, que ahora solo depende de los goles de Villa o de los triunfos de Alonso. Porque somos una región viva, con historia y con futuro, que debe de
convertirse en protagonista de la modernización de España. En dos palabras: lo necesita Asturias para levantarse, y lo necesita España para ser mejor”.
Hoy lo quiero repetir con mucha más convicción dirigiéndome a cuantos sientan con decepción o, incluso, con dolor y con tristeza, infravalorada o menospreciada su voz o su opinión. La indignación como desahogo es ineficaz para encontrar una salida. La acción como respuesta es la única fuerza capaz de cambiar el destino. A todos cuantos esperan de mí una palabra que exprese mi estado de ánimo, les confirmo que lo sucedido en los últimos días no ha afectado en lo más mínimo a mi disponibilidad para abordar la tarea de recuperar el orgullo de ser asturianos, ni he dudado un minutoen mantenerla ante todos cuantos siguen creyendo que puedo ser útil para sumar en tan honroso proyecto. Recalco el compromiso de sumar, porque solo un equipo numeroso y bien organizado puede alcanzar con éxito una tarea tan difícil.
Yo diría, además, que es un gran reto para espíritus valientes. García de Cortázar nos recordó hace poco tiempo en una tercera de ABC las palabras de Harper Lee, descendiente del general Lee, en la novela “Matar un ruiseñor” que protagonizó magistralmente en el cine Gregory Peck, premiado con el Oscar: “uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida de antemano, lo intenta a
pesar de todo y lucha hasta el final, pase lo que pase. Uno raras veces vence, pero alguna vez vence”.
Contamos para “la batalla” con un arma poderosa: la confianza que depositen en el equipo los asturianos que compartan nuestras inquietudes y nuestras aspiraciones. Dar o quitar la confianza es el derecho más formidable que la democracia garantiza a todos y cada uno de los ciudadanos por igual. Utilizarlo o no corresponde a la libre decisión de cada uno. Pero esa decisión es capaz de mover los mayores obstáculos imaginables, y todo el mundo dispone de esa facultad.
Quiero agradecer muy sinceramente las múltiples llamadas, los apoyos y la solidaridad expresada conmigo por cientos de asturianos, pero hay que convertir las emociones en acciones. Ahora toca defender Asturias, que no es defender nuestros intereses particulares, sino que es defender el porvenir de un país, de unas generaciones jóvenes que viven en la incertidumbre, que están bien formadas pero que están abandonadas a su suerte, impulsadas a emigrar, olvidadas por los poderes
públicos, sin presente ni futuro en la tierra que aman.
Asturias ha tenido siempre dos grandes activos: el capital moral construido por su sentido de la solidaridad y del sacrificio compartido de sus hijos, y el capital humano construido en la gran expansión ultramarina e industrial, que han convertido a Asturias en una región de referencia nacional, de referencia histórica, política, económica y cultural en el conjunto de España. Se trata de eso, de volver a ser una región de referencia en España, porque no sólo fuimos protagonistas de su5
construcción histórica sino que también lo fuimos como destacados protagonistas de su desarrollo y modernización hasta hace muy poco tiempo.
Sin embargo ahora, estos últimos años, Asturias ha dejado de ser un referente, una luz, una identidad, a la vez integradora y abierta. Ya no es una tierra de futuro como lo fue en los últimos siglos y es necesario y urgente que entre todos lo vuelva a ser. De eso se trata, de volver a ser un lugar de progreso, como fue en su momento la tierra de los ilustrados, de los grandes reformistas, la tierra de los mineros esforzados y de los emprendedores audaces, la tierra de los políticos de Estado,
la tierra, en fin, de los españoles de la cabeza clara, como nos llamó Ortega y Gasset, la tierra orgullosa de su obra y de su porvenir. El reto es éste: construir una nueva Asturias anclada en lo mejor del pasado -que es tan memorable- y en un proyecto de futuro integrador, una tierra donde quepan todos los asturianos, una tierra que no expulsa a sus mejores hijos, una tierra acogedora para vivir y para trabajar.
Por nuestra tierra, por Asturias, aquí estamos, para empujar, para tirar del carro junto con los miles de compatriotas que creen que nuestra región debe y puede tener un futuro mejor si los asturianos nos juntamos -como en aquellas tradicionales sextaferias- para emprender esta gran tarea. Unas décadas atrás el presidente norteamericano Kennedy les decía a sus compatriotas que no preguntaran lo que su país podía hacer por ellos sino lo que ellos podían hacer por su país. Era un gran mensaje de futuro que podemos compartir. Pero hoy el problema de Asturias es que cientos y miles de asturianos no pueden aunque quieran hacer nada por su país. Darles esa oportunidad es la mejor obra que podemos hacer por los asturianos.
Hace poco moría un gran asturiano, un destacado socialista que vino de México para servir a la construcción de la Asturias democrática, y lo hizo con un talante abierto, integrador y generoso.
Rafael Fernández fue un ejemplo para quienes le conocimos y tuvimos el honor de trabajar y de aprender a su lado. Como el propio Rafael Fernández, por mi parte siempre he querido servir y no servirme de Asturias
Es un reto gigantesco devolver a nuestro país a la primera división de la política y de la economía españolas. Y éste debe de ser un objetivo de todos los asturianos. Sentadas todas las premisas anteriores, estoy en disposición de intentarlo. Juntos, en equipo, organizados y con vocación de trabajo. Concedernos la confianza para sumar y coronar con éxito la aventura ya no depende de mí ni todos nosotros: será cosa del conjunto de los ciudadanos. Creo que vale la pena el esfuerzo para
recuperar el orgullo de ser asturianos. Por mí no va a quedar.
Oviedo, 2 de enero de 2011
http://www.cascos2011.com/media/AlvarezCascos02012011.pdf
alvarez cascos en facebook
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