"NADIE ME VA A PROHIBIR PENSAR"
Gabriel Moris: "¿Quién ha sido? ¿Por qué? ¿Para qué?"
Ni su enfermedad, ni el paso del tiempo, han podido acabar con las ganas de luchar de Gabriel Moris.
* Audio: Discurso de Gabriel Moris | Federico entrevista a Ángeles Domínguez
* Ángeles Domínguez: "Vuestra ayuda nos ha llevado adonde estamos"
2011-03-10
M.J. Grech
Llevan 53 meses consecutivos concentrándose en Alcalá de Henares, en unos actos sencillos de homenaje a las víctimas y de reivindicación de la verdad del 11M.
Gabriel Moris une a su condición de víctima del 11M, como padre de Juan Pablo, la de haber participado en el juicio del 11M como perito de parte en la pericial de explosivos ordenada por el juez Gómez Bermúdez. Por ese motivo es una persona cualificada y legitimada para hablar del 11M, y para exigir que se investigue hasta el final con todas las consecuencias que de ello se deriven, porque "no se puede olvidar lo inolvidable".
En el verano de 2008 una grave y rara enfermedad le mantuvo muchos meses al borde de la muerte. Tras una durísima rehabilitación, siempre acompañado por su mujer, Pilar Crespo, ha conseguido superar gran parte de las secuelas físicas provocadas por esa enfermedad. Sin embargo, ni la dolencia, ni las limitaciones físicas que le provocaron, han podido terminar con su voluntad de seguir peleando y reivindicando la verdad del 11M.
Además de escribir centenares de artículos en diferentes medios de comunicación, Gabriel ha vuelto con fuerza a las concentraciones que los 11 de cada mes se organizan en la Plaza de Cervantes de Alcalá de Henares. Y no asiste como mero espectador sino que, mes a mes, hace gala de su inteligencia y sentido del humor delante del micrófono, y de su incansable lucha reivindicando una nueva investigación sobre los atentados.
Hoy les ofrecemos su última intervención, el pasado 11 de febrero. Gabriel explica, en primer lugar, los motivos por los que vuelve a la plaza un mes detrás de otro: "Mis razones para estar aquí es que ese desdichado día perdimos para siempre a nuestro hijo Juan Pablo con sólo 32 años. Era una persona con una capacidad enorme de relación y de comprensión. Sobre todo para con la gente más sencilla. Iba a trabajar, como casi todos los que iban en los trenes".
Enseguida empiezan sus reproches: "Ni sindicatos, ni partidos políticos, ni parlamentarios, ni la sociedad en general, quiere saber nada de lo que pasó el 11M. Todo eso se gritaba el día que mataron a tantas personas. Alguien dijo que España no se merecía un Gobierno que le mintiera. Ese mismo 'alguien' no ha vuelto a repetir la frase hoy, a pesar de que no sabemos quién lo hizo, ni por qué lo hizo, ni para qué lo hizo".
Y lanza un reto: "Reto a cualquier autoridad, representante de nuestro Estado de Derecho, que fue elegida por nosotros, que viven de nosotros, a que me convenza de que lo que estoy diciendo no es cierto". En relación al único imputado, Moris quiere que "los representantes de nuestro Estado de Derecho me digan a mí si ese solo señor pudo cometer los atentados. Si no fue él, o si no fue él sólo, ¿qué hace el Estado para salir de la situación que tenemos?".
Se pregunta Gabriel que "si los que nos faltan estuvieran viéndonos ¿estarían contentos de nosotros como familiares, o estarían contentos de la sociedad en la que han vivido y han trabajado y han arrimado el hombro para que la sociedad fuera más libre y más justa?"
En otro momento, habla de aquellas manifestaciones del "No a la guerra" y comenta: "Si alguien nos dice mañana que se ha vuelto a cometer un atentado similar al del 11M seguro que nos encolerizábamos todos. Con seguridad, no me cabe duda. Pero por las manifestaciones que se hicieron pidiendo paz aquel día, ¿hemos logrado algo? ¿Había guerra para cometer el atentado? ¿La guerra de Irak tuvo algo que ver? ¿Por qué seguimos en guerra en Afganistán?"
Mes a mes, Gabriel se hace preguntas sobre porqué se ha actuado así ante la masacre del 11M y porqué no se quiere investigar hasta el final: "¿Qué no podría salir si se abriera como debe de hacerse una nueva investigación del 11M? La verdad es que todas estas preguntas nos hacen pensar lo peor".
Haciendo gala de su sentido del humor, Gabriel dice que "aunque me prohíban fumar, incluso en la calle, nadie me va a prohibir pensar. Y cuando algo se oculta, habrá alguna razón para hacerlo".
Por último, se lamenta de la actitud de los políticos hacia las víctimas: "¿Por qué no se da la palabra a las víctimas para que nos expresemos libremente en el Parlamento?" se pregunta, para reflexionar a continuación: "Sí, se han llevado a víctimas allí. Pero se han llevado de espectadores y de objeto de conmiseración por parte de los políticos que tienen tan buen corazón que las reciben allí como si fueran bichos raros. Si el nicho electoral de las víctimas fuera del 20% de la población, igual cambiaban su actitud".
Mañana, 11 de marzo, Gabriel volverá a coger el micrófono en la Plaza de Cervantes de Alcalá de Henares. Todos los que siguen queriendo saber la verdad, están invitados a los actos que las víctimas han organizado para conmemorar el séptimo aniversario de la masacre.
http://www.libertaddigital.com/nacional/gabriel-moris-quien-ha-sido-por-que-para-que-1276416740/
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11-III-2011
11-M: La vergüenza que no cesa
EDITORIAL
La enfermiza y delictiva obsesión por tapar con un manto de obsceno silencio todo aquello que tenga que ver con el 11-M constituye el mayor escándalo político, judicial y moral de la democracia.
2011-03-10
Siete años después de la masacre del 11-M, la única verdad incuestionable es el sufrimiento de las víctimas, un dolor multiplicado por el abandono, el olvido, la exclusión y el aislamiento a los que han sido sometidas por el Gobierno y por la oposición, por casi todas las instancias judiciales e institucionales, por la mayoría de los medios de comunicación y por quienes tendrían que investigar y llegar hasta el fondo de la mayor matanza terrorista de la historia de Europa.
La enfermiza y delictiva obsesión por tapar con un manto de obsceno silencio todo aquello que tenga que ver con el 11-M constituye el mayor escándalo político, judicial y moral de la democracia y pone al descubierto la catadura de quienes llegaron al poder a rebufo de la tragedia y de quienes con el objetivo de recuperarlo pagan el peaje de un mutismo vergonzoso.
El hecho de que en coincidencia con el séptimo aniversario una juez haya llamado a declarar a todos los componentes de los Tedax es una prueba más que evidente de que la historia judicial del 11-M dista mucho de haber concluido. Es un factor que puede procurar consuelo a quienes padecen las secuelas del atentado, pero también muestra hasta qué punto de deterioro ha llegado la Justicia en España, algunos de cuyos más ínclitos representantes parecen juramentados en un siniestro pacto con políticos y policías para ocultar pruebas, indicios, relaciones, autores, causas y consecuencias de la masacre.
En este contexto y bajo esas condiciones, Libertad Digital reafirma y renueva su compromiso de mantener viva la llama del recuerdo y dedicar todos los esfuerzos posibles al esclarecimiento de unos hechos cuya secuencia dramática comenzó el 11 de marzo de 2004 y aún no ha concluido.
http://www.libertaddigital.com/opinion/editorial/11-m-la-verguenza-que-no-cesa-58786/
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2011-03-10
11-M
Siete años no bastan
Cristina Losada
España se dividió entonces como en otras ocasiones amargas, que así devinieron momentos crepusculares, instantes en los que el fiel de la balanza se inclina no sólo por la fuerza bruta de los hechos, sino por el comportamiento que emerge en ese trance.
Siete años desde aquel día aciago y no son suficientes. No lo son para borrar por completo de la memoria la conmoción, el espanto, el dolor, las preguntas sin respuesta. Pero tampoco para recordar como es debido a las víctimas directas, a los inocentes –siempre es inocente la víctima del terrorismo– muertos en los trenes, a los heridos, a los que perdieron hijos, hermanos, padres, amigos y conocidos. Ni han bastado siete años para que fragüe en la conciencia de la nación. ¿Nación? España se dividió entonces como en otras ocasiones amargas, que así devinieron momentos crepusculares, instantes en los que el fiel de la balanza se inclina no sólo por la fuerza bruta de los hechos, sino por el comportamiento que emerge en ese trance, por el modo en que se le hace frente. Nada está escrito, no estaba predeterminado, pero volvió a suceder y sucede aún.
Las ceremonias para rendir homenaje a las víctimas, acogerlas y acoger lo ocurrido en la historia y la memoria colectivas, han ido menguando, adelgazando de peso institucional, hasta que han aparecido relegadas a la condición de actos locales. Al menos, Madrid no olvida, cómo podría. Todavía meses después del atentado, se percibían la pesadumbre y un silencio cabizbajo que ahogaba el natural bullicio urbano. Pero incluso a los siete años, minimizados y todo, los actos sirven para marcar distancias. De un lado, Manjón y los suyos inauguran "su" monumento y hacen gala de hostilidad hacia la parte y el partido contrarios. Del otro, los demás hacen sus ofrendas en compañía de pocos representantes institucionales, a tenor de lo anunciado. Aquel mundo de la cultura que tanto buscó y encontró el primer plano durante unos días que debieron ser de llanto y fueron de odio, ha elegido la fecha para dedicarla a Garzón, otro guión para la misma película. Mismos protagonistas y el director que anunció a la prensa internacional que el Gobierno Aznar estaba dando un golpe de Estado. Un cine en blanco y negro.
Vaya panorama, siete años después. Pero qué poco ha cambiado. Es, sin embargo, lo que cabe esperar cuando se carga la culpa de un atentado sobre un Gobierno y se muestra así, con pasmosa naturalidad, la disposición a someterse al terror. De esa indignidad que fue instigada por unos y compartida por tantos, este tenso olvido de muchos.
http://www.libertaddigital.com/opinion/cristina-losada/siete-anos-no-bastan-58782/
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2011-03-10
11-M
Abogado de parte
Emilio Campmany
No estaría de más que Manzano recordara la suerte final que, con ocasión de la investigación de los crímenes del GAL, corrieron tantos que estuvieron defendidos por magníficos abogados pagados por otros.
Juan Jesús Sánchez Manzano tiene hoy un problema que no tenía ayer. Cuando el abogado de uno tira, como estrategia de defensa, del insólito recurso de solicitar que su defendido sea imputado por un delito más grave de aquel del que en principio se le acusa, uno debería plantearse si ese abogado le está realmente defendiendo a él. Por eso, quizá Manzano debería preguntarse si a ese abogado suyo lo está pagando él o lo está pagando otro. Y si lo está pagando otro, debería hacerse una pregunta ulterior, si lo que está defendiendo ese abogado son sus intereses o los de quien paga.
Porque esta sorprendente estrategia, si tanta benevolencia esperan de los jueces de instrucción de la Audiencia Nacional, podía haberse adoptado desde el principio. Sin embargo, no fue así. Se recurre a ella ahora, cuando Interior, ante las amenazas de la juez, ha empezado a aflojar la información que se le estaba solicitando. Dicho de otra manera, Interior no está dispuesto a arriesgar una acusación de obstrucción a la Justicia por defender a Sánchez Manzano. Y ese, precisamente ese es el momento en que su abogado clama por trasladar lo actuado a la Audiencia Nacional. Lógicamente, cabe esperar que el abogado, antes de dar tan chocante paso, haya hablado con su representado y le haya explicado que allí, en la Audiencia Nacional, le van a tratar con más cariño. Y lo más probable es que quien era responsable de los Tedax cuando el atentado del 11-M lo haya creído.
Pero, yo, si fuera él, no estaría tan seguro. Los jueces de la Audiencia Nacional pueden tener, y a veces de hecho tienen, cierta tendencia a mostrarse comprensivos con las cuestiones que puedan poner contra las cuerdas al Estado. Pero, cuando piensan en el Estado, lo ven encarnado en sus más altas figuras, no en un comisario. Si todo ha de quedar en una condena a Manzano por una actuación negligente constitutiva de delito, allí no va a encontrar mayor comprensión de la que pueda hallar en la Plaza de Castilla.
Cuando además el abogado amenaza a la juez con la misma suerte de Garzón, del que hay que recordar que todavía no ha sido condenado, da la impresión de que lo hace para defender a otros, no a Manzano, que ya no puede evitar que sus subordinados testifiquen acerca de las muchas muestras que aquel fatídico día recogieron y que luego, bajo la custodia del comisario, desaparecieron. Lo que a su vez implica que, en la Plaza de Castilla o en la Audiencia Nacional, Manzano tendrá que explicar qué fue de aquel cúmulo de vestigios que desaparecieron sin que hasta hoy nadie haya dado ninguna explicación.
No estaría de más que Manzano recordara la suerte final que, con ocasión de la investigación de los crímenes del GAL, corrieron tantos que estuvieron defendidos por magníficos abogados pagados por otros. Y que lo natural es que el abogado defienda los intereses de quiénes le pagan. Incluso en el caso de que Manzano pagara los honorarios, debería preguntarse si no hay otros redondeando la minuta. Por lo tanto, un consejo: asegúrese de que su abogado es en efecto el suyo. Y, si no está seguro, cambie rápidamente de letrado antes de que sea demasiado tarde.
http://www.libertaddigital.com/opinion/emilio-campmany/abogado-de-parte-58784/
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