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sábado, diciembre 18, 2010
el timo de los controladores/So this is how liberty dies…
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Urgencias artificiales
18 de Diciembre de 2010 - 11:20:46 - Luis del Pino
El pasado mes de noviembre eran detenidos en Madrid siete miembros de una misma familia, que se dedicaban al famoso timo del tocomocho. "¿Quién no conoce a estas alturas ese timo?", se preguntarán ustedes, pero lo cierto es que los detenidos llegaban a sacarse 3000 euros al día estafando a los incautos.
Quizá alguno de ustedes haya visitado algún país del Sureste Asiático en uno de esos viajes organizados por alguna agencia. O quizá conozcan a alguien que ha tomado parte en uno de esos viajes. Si es así, quizá les suene este otro timo que les voy a contar.
Resulta bastante habitual que a los grupos de turistas que viajan a esos países les ofrezcan comprar "auténticos" chollos, como por ejemplo "fidelísimas" imitaciones de relojes de marca, de ropa de marca, de zapatos de marca o de bolsos de marca a precios baratísimos.
Una de las maneras de timar a los turistas es la siguiente: el vendedor, que en muchas ocasiones está compinchado con el guía o con el personal del hotel, se pone en contacto con el grupo de turistas recién llegado y le ofrece, por ejemplo, un surtido de relojes de marca de imitación a precios inmejorables. El vendedor, con aire misterioso, se cita con los turistas en la habitación de uno de los miembros del grupo, haciendo mucho hincapié en que deben mantener la discreción, puesto que podrían buscarse todos un lío con la Policía local.
A la hora convenida, el vendedor se presenta en la habitación con su muestrario de relojes y lo despliega sobre la cama. Los turistas comienzan a valorar la mercancía y ven que la apariencia de los relojes es magnífica, pero es inevitable que desconfíen de que lo que se les ofrece a tan barato precio tenga la necesaria calidad. El vendedor, tratando de aparentar siempre un nerviosismo medroso, les jura y perjura que los relojes son de calidad superior, les anima a comprar, les mantiene entretenidos con su conversación, les canta las excelencias de la mercancía, ...
Entonces, de repente, unos golpes en la puerta sobresaltan a las personas que se encuentran en el interior de la habitación. El más sobresaltado de todos parece el propio suministrador de los relojes. "¡Es la Policía!", dice el vendedor con cara de pánico. "¡Rápido! ¡Rápido! ¡Si quieren comprar algo, háganlo ya, porque tengo que esconder la mercancía!". Por la mente de los turistas circulan las imágenes de tantas y tantas películas donde han podido contemplar la brutalidad con que la Policía trata a los extranjeros en algunos países y el sentimiento de miedo comienza a actuar.
Enfrentados a la urgencia, muchísimos turistas pican y abonan rápidamente el dinero que el vendedor pide por los relojes, mientras éste recoge su muestrario en un estado de aparente consternación.
"¡Abra la puerta!", le dice el vendedor al dueño de la habitación cuando ha terminado de guardarlo todo. Y el dueño de la habitación abre la puerta temblando y dos naturales del país con aspecto de siniestros agentes de la Ley entran a echar un vistazo y dirigen unas palabras al vendedor en un idioma que, por supuesto, resulta ininteligible para los turistas. El vendedor mantiene con los falsos policías una breve conversación y luego se dirige al grupo de extranjeros: "¡No pasa nada! Les he dicho que estábamos hablando de organizarles para mañana una visita a la ciudad". Los supuestos policías se van y poco después el vendedor abandona también la habitación del hotel.
Y los turistas se quedan tan contentos de que no les hayan llevado a la cárcel por traficar con relojes, se muestran agradecidísimos a ese amable vendedor que se ha jugado su libertad para que ellos pudieran comprar la mercancía y miran embelesados sus relojes recién adquiridos. Por supuesto, esos relojes son una malísima imitación, que no vale ni la décima parte de lo que han pagado por ellos, y a los dos días están llenos de desconchones.
Observen ustedes que en este timo hay tres elementos fundamentales: la escenificación, la apelación emocional y la sensación de urgencia. Si a alguno de esos turistas le hubieran preguntado, antes de emprender el viaje, si estaría dispuesto a gastar su dinero en un surtido de relojes de pésima calidad, por muy baratos que se los dejaran, habrían dicho que no.
Pero basta con construir la escenificación apropiada - la misteriosa cita en la habitación de un hotel -, basta con apelar a sentimientos profundos - el miedo y la avaricia - y basta con introducir una sensación de urgencia - la Policía aporreando la puerta -, para que en las personas prime la respuesta emocional sobre la racional y terminen cayendo en la trampa. La escenificación prepara el ambiente, la apelación sentimental fija las bases de la reacción de las personas y la urgencia impide que esas personas dispongan del tiempo suficiente para pensar.
Si a los españoles nos hubieran preguntado hace algunas semanas: "En vista del estado de crisis económica, ¿estaría usted dispuesto a autorizar que se usara al Ejército para reprimir conflictos sociales, en contra de lo que marca la Constitución, y estaría usted dispuesto a que se suspendiera temporalmente la posibilidad de convocatoria de nuevas elecciones?", la respuesta hubiera sido un sonoro "no".
Y, sin embargo, ha bastado con construir la escenificación apropiada - el conflicto larvado de los controladores y su posible efecto en las vacaciones navideñas -, ha bastado con apelar a sentimientos profundos - la envidia hacia un colectivo bien pagado y la ira por las cancelaciones de vuelos - y ha bastado con introducir la necesaria sensación de urgencia - "¡Nuestro espacio aéreo está cerrado! ¡Hay que solucionarlo inmediatamente!" -, para que en los españoles haya primado la respuesta emocional sobre la racional y hayan terminado cayendo en la trampa.
Los mismos españoles que jamás hubieran consentido que nadie se saltara otra vez la Constitución para arrebatarles nuevas libertades, han terminado aplaudiendo con las orejas al Gobierno timador que se las arrebata.
Como les decía al principio, lo más sorprendente de los timos es que, a pesar de estar todos inventados, continúan funcionando una vez y otra.
A medida que la crisis financiera se vaya ahondando, y con ella la necesidad de nuevos recortes, y a medida que la legislatura se vaya acercando a su final, el Gobierno va a acelerar los acontecimientos, para tratar por todos los medios de que los españoles no dispongan de tiempo para pensar, lo que garantiza que reaccionen de forma emocional y sean, por tanto, manipulables.
Desconfíen ustedes de las apariencias, porque quienes nos gobiernan son expertos en construir escenificaciones.
Desconfíen ustedes de las apelaciones sentimentales y traten de decidir analizando sólo los argumentos racionales esgrimidos.
Y desconfíen, sobre todo, de quienes les planteen la necesidad de decidir precipitadamente. Pregúntense qué interés tienen quienes quieren obligarles a decidir a toda prisa.
La única defensa con la que ustedes cuentan para protegerse frente a quienes quieran manipularles desde el poder es la capacidad de reflexión. No renuncien a ella.
Ni dejen que se la roben con artificiales sensaciones de urgencia.
http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/urgencias-artificiales-8725/
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So this is how liberty dies…
Sábado 18 de diciembre de 2010 16:35h
Anoche emitieron en Neox una película que he visto muchas veces: el episodio III de Star Wars, “La Venganza de los Sith”. Esta escena que os traigo es, desde luego, la más simbólica de la película. Desde la tribuna, el canciller Palpatine, que ha ido acumulando cada vez más poderes con el pretexto de ganar una guerra que él mismo avivó, proclama la creación del primer imperio galáctico para “preservar el orden y la seguridad de la sociedad”.
El Senado acoge con una ovación el anuncio del nuevo emperador, que supone liquidar de facto la república democrática existente hasta entonces. Desde su escaño, la senadora Amidala le dice en voz baja al senador Organa: “So this is how liberty dies… with a thunderous applause” (Así es como muere la libertad… con un estruendoso aplauso”). He pensado muchas veces en estas palabras, que me recuerdan a otras pronunciadas por Benjamin Franklin en el siglo XVIII, una cita que dos horas antes de ver esa peli en Neox le recordaba yo a uno de mis mejores amigos, votante de izquierdas, charlando sobre la actualidad: “Aquellos que sacrifican una libertad imprescindible para conseguir una seguridad temporal no merecen ni libertad ni seguridad.”
Estos últimos días he llegado a pensar que la Humanidad no ha padecido a lo largo de la historia a un número suficiente de salvapatrias como para que mucha gente caiga en la cuenta de la gran verdad que enunció Franklin. Parece que la memoria es una facultad que se cotiza a la baja. El siglo pasado estuvo acribillado de ejemplos de personajes que aprovecharon situaciones de dificultad e incluso las propiciaron para presentarse ante la sociedad como los salvadores que todo el mundo esperaba, pidiendo a cambio de su servicio al pueblo un sacrificio en materia de libertades. Ayer mismo Martha Colmenares me avisaba del nuevo zarpazo de Hugo Chávez a los derechos individuales con una ley que implanta la censura en Internet. Hoy Martha nos advierte desde su blog que Chávez ha logrado poderes especiales para gobernar por decreto durante año y medio. ¿El pretexto? Salvar a Venezuela de los daños causados por las últimas lluvias torrenciales en el país. Una vez más, un déspota se vale de una situación excepcional para liquidar la libertad.
En España no llegamos al extremo de Venezuela, pero se han dado pasos muy graves que, para sorpresa y desilusión de muchos, han sido acogidos con agrado por la mayoría de la opinión pública, incluso por los sectores más críticos con el gobierno. Así, y habiendo mecanismos legales ordinarios para resolver la situación, el gobierno atajó un conflicto laboral declarando hace dos semanas el Estado de Alarma, un instrumento constitucional no usado en situaciones tan graves como el 23-F o el 11-M. Saltándose la Constitución, el gobierno se ha basado en esa declaración para militarizar a todos los controladores aéreos, una posibilidad que la Carta Magna sólo permite en Estado de Sitio. En el colmo de la injusticia, el gobierno ha militarizado tanto a los controladores que hicieron huelga como a los que fueron a trabajar. Ante estos abusos, en el parlamento la oposición ha sido muy escasa. El PP, que se ha limitado a abstenerse, ha sido señalado desde el partido del gobierno como participante en un “golpe de Estado” por no apoyar ciegamente al gobierno en esta situación. Y entre tanto, tanto la izquierda como la derecha, desde las filas socialistas e incluso desde las filas liberales se ha aplaudido la reacción del gobierno presentándola como el único remedio posible en una situación extrema. Y así es, amigos míos, como la libertad muere: con un ehttp://www.blogger.com/img/blank.gifstruendoso aplauso.
Me pregunto si tendrán que hacer una película en la que se dramatice todo lo ocurrido y en la que Hugo Chávez, Alfredo Pérez Rubalcaba, José Blanco o Zapatero aparezcan caracterizados como el siniestro emperador Parpatine, para que así mucha gente empiece a darse cuenta de donde nos han metido. En fin…
http://www.outono.net/elentir/2010/12/18/so-this-is-how-liberty-dies/
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