Escena de la sandalia en “La vida de Brian”,
Las religiones del Running
Por PreMarathon el 1 gener, 2014
Cuando empiezas a correr no sabes que detrás de esta actividad deportiva hay un mundo completo, pero en “pequeñito”, los corredores son un reflejo de la sociedad pero donde todos llevan zapatillas de correr, bueno todos no, algunos no comulgan con lo de llevar zapatillas.
Al final los que corremos no somos más que gente común llena de inseguridades y al igual que el resto de mortales, a veces necesitamos creer que hay algo importante detrás de todos los kilometros que hacemos, creer que hay una luz que nos guía cuando las cosas se tuercen. Da igual si creemos en algo que realmente no llegamos a entender, las religiones del running son muchas veces una cuestión de FE.
Se define religión como un conjunto de creencias o dogmas acerca de una divinidad (el hecho de correr), de sentimientos y de temor hacia ella (el temido muro o las lesiones), de normas morales para la conducta individual (no recortar) y social y de prácticas rituales (aquí podemos incluir las series, tiradas largas o las carreras a “tempo”), principalmente la oración y el sacrificio (correr descalzo una maratón de montaña) para darle culto.
Un día decides salir a correr, porque tu vecino, amigo, novio,…, te ha dicho que es “lo más de lo más”, aunque realmente salimos porque hemos leído en el “Hola” de la peluquería que correr es el ejercicio que más adelgaza. Eres un corredor sin ideas preconcebidas, sin prejuicios, abierto a cualquier nueva tendencia y con banda ancha en tu casa para consultar cualquier web de running del mundo. Eres “carne de cañón”. Por desgracia llegará el día en el que te asalten las dudas, no encuentres respuestas en la ciencia médica a ese dolor en la punta del dedo gordo del pie, y ese día probablemente te plantearás adoptar alguna de las siguientes religiones:
Pronación: Religión que clasifica a todos los corredores en tres grupos: supinadores, neutros y pronadores. Es de las más aceptadas por todos los corredores ya que es bastante fácil de entender y seguir, una tipología de zapatilla para cada una de las clasificaciones anteriores y todo resuelto. Podríamos decir que es la religión mayoritaria, la que casi todos los corredores adoptan en los primeros meses de vida como corredor.
Plantilleros: Donde los sacerdotes también se llaman “podólogos” y en la que en tu bautismo te regalan por un pequeño donativo unas plantillas que deberás llevar el resto de tu vida porque sin saberlo has estado pisando mal desde que naciste. Sueles llegar a esta religión cuando la “pronación” no da suficientes respuestas a todos tus dolores.
Minimalismo: Menos es más y sobre todo en los pies. Esta religión tiene como precepto que correr con zapatillas modifica la forma natural de correr, de forma que: cuanto más sencilla sea la zapatilla, más “natural” será nuestra forma de correr y menos problemas tendremos al hacerlo. Dentro del minimalismo hay una rama dura, como en casi todas las religiones, los que corren descalzos y no por penitencia.
Los traileros: Corredores de asfalto que un día descubrieron que en la montaña no esta mal visto pararse y mucho menos andar cuando estás cansado. Un religión que conforme pasan los días gana más adeptos.
Tecnócratas. Corredores que disfrutan más haciendo técnica de carrera que corriendo. Cualquier problema de un corredor se resuelve haciendo saltos o andando de puntillas. Conocen el santo grial del corredor, la cadencia optima, los 180 pasos hacia la “eternidad runner”.
Anti-Taloneadores. De esta religión primigenia salieron muchos minimalistas y tecnócratas. Tienen su base ideológica en el error cometido por la marca Nike al introducir la amortiguación en el talón de las zapatillas de running, cambiando en ese momento la forma de correr de millones de corredores, con los consiguientes problemas en rodillas y pies.
Los testigos del running. Pueden adoptar alguna de las religiones anteriores y su particularidad es que pueden sacar el tema del running en cualquier situación o conversación. Son gente que en un entierro es capaz de soltar frases del tipo: “Es que corría con mala técnica” o “Si fuera corredor aún estaría vivo”.
Runners del último día. Los adeptos a esta religión solo corren para poder comprar o hacer “reviews” en sus blog de los últimos productos, les da igual el que, pero tiene que ser el último modelo. Buscan la exclusividad de tener “lo último “. Cuando tu estrenas las Kayano N, ellos ya llevan las N+2. La industria deportiva los vigila y agasaja constantemente.
Planistas: Runners que necesitan un plan de entrenamiento para fijar todas sus esperanzas y frustraciones en él. A igual que las tablas de los 10 mandamientos, todo lo que dice el plan es palabra de Dios, inamovible y perfecta para ellos. Perder un entreno del plan supondrá una penitencia de 10 series de 3 km con recuperaciones a ritmo de series de 100.
Yo soy mi propia religión: Corredores con conocimientos o desconocimientos tan suficientemente arraigados y estrambóticos para formar su propia religión.
Hay muchas más religiones y en el futuro habrá muchas más ya que correr esta muy de moda y, como en la vida real, de toda religión suelen salir “corredores” que deciden montar la suya propia y si quieres difundirla por el mundo, algunas marcas deportivas no tendrán problemas en patrocinar tu religión si con ello pueden aumentar sus ventas.
A la hora de elegir religión, los corredores no somos personas de creencias inamovibles y, al igual que podemos abandonar la marca de zapatillas a la que hemos sido fieles durante años cuando un modelo no nos termina de acoplar, la religión que profesamos hoy no será la misma durante toda nuestra vida de corredor. Un corredor, en cuanto aparecen los primeras dudas (lesiones) empieza a desconfiar de sus propias creencias e intenta buscar respuestas en otras religiones aunque antes las haya tildado de “palabrería de satán”. Un corredor que durante unos años ha sido un fiel “plantillero” puede acabar apostatando de esta religión y convertirse al minimalismo más radical sin que medie más que una pequeña fasictis plantar. A veces el cambio de religión también es debido a la necesidad de pertenencia a un grupo de corredores, al igual que cuando estábamos en el colegio y eramos rockabillys, góticos o monaguillos.
Algunas de las religiones anteriores tienen su propios profetas: Anton kupricka o el fallecido McDougall en el minimalismo o Kilian Jornet en el Trailrunning, otras sin embargo son más de repartir por el mundo misioneros para que esparzan su mensaje (podólogos por el mundo).
Como en todas las religiones, también hay “talibanes”, gente que le pondría plantillas hasta a un perro o aquellos que obligarían a su madre a ir descalza a comprar los garbanzos, gente que desprecia a todo corredor que no lo hace tal y como dicta su religión. Creerse con la verdad absoluta es un arma muy peligrosa, sobre todo para los que te rodean. Junto al “rol de Taliban”, los corredores adoptan a veces otros como
El creyente no practicante, como por ejemplo aquellos que sabemos que la técnica de carrera nos ayudará pero que no la hacemos ni soñando.
El predicador, normalmente blogueros que destinan toda su actividad en las redes sociales y su blog a hablar de su religión y/o criticar a quien no comulgue con sus mandamientos.
Los inquisidores, cuando por la religión dejamos a un lado lo importante, corredores que ya no corren por el placer de correr, cuando lo importante ya no es correr sino el hecho de ir descalzo, ganar a todos tus compañeros de entreno, llevar el último gps o lo que les dicte su religión en cada momento.
Los misioneros, aquellos que llevan la religión a sitios a los que aún no ha llegado ni la TDT.
He pasado por varias de las religiones anteriores, digamos que ahora soy más de los que van cogiendo un poco de cada una y adaptándola a mi particular forma de ver esto del correr, pero cuando veo a “fundamentalistas” de cualquiera de las religiones del running o de la vida real siempre me viene a la cabeza la escena de la sandalia en “La vida de Brian”,
http://www.labolsadelcorredor.com/las-religiones-del-running/
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