CATALUÑA 2012-09-13.Independencia y mentiras Antonio Robles
Ya no es hora de advertir. Quien no se haya despertado a estas alturas, no lo hará nunca. El nacionalismo catalán ha logrado el éxito más increíble. No me refiero a las 300 ó 600.000 personas sacadas a la calle, sino haberlo hecho envuelto en aires de libertad y pose de víctimas con un discurso profundamente reaccionario, sin que nadie parezca percibirlo como tal. Ese es su peligro, y no su número. De ahí la superioridad moral que exhiben contra la progresividad fiscal sin ni siquiera ruborizarse. Y sin que la izquierda y los sindicatos digan ni mu. Bueno, en realidad personajes como Pepe Álvarez de UGT sí dicen, pero a favor de todos los mantras nacionalistas. Un mafioso no serviría mejor al señor que le paga el bocadillo.
Ha cristalizado una confianza infinita en el sueño de la independencia. Ya no respetan el tabú que hacía de la secesión un abismo. De tanto traspasar la línea roja sin que haya consecuencia alguna ni reproche, han acabado por creerse de verdad que pueden alcanzar el sueño. Se han vuelto inmunes a la responsabilidad, todo les parece posible sin coste alguno. Una gran mentira, pero ¿quién se quiere ocupar de esa nimiedad cuando al otro lado de una simple manifestación está la tierra prometida?
No se sienten con ningún deber ético ni democrático con el resto de ciudadanos españoles, ni les importa un carajo la separación de poderes. Ellos están por encima de ellos, porque la democracia es española. Hasta el respeto a ésta pasa por el adjetivo catalana: sólo es democracia si es catalana. Por eso incumplen cualquier sentencia que cuestione su construcción nacional.
Si ese medio millón de personas tuviera frente a ellos a los socialistas del PSC, al resto de la izquierda, y junto a los liberales no nacionalistas plantaran batalla, esa manifestación de esteladas, con sus marchas de antorchas encendidas, sólo sería la ultraderecha tópica y racista de cualquier país europeo actual. Un peligro, sin lugar a dudas, pero reducido a la nada por la oposición poderosa de la razón y los valores de la libertad.
Desgraciadamente, no estamos en ese escenario democrático, sino en el de los típicos contextos fascistas (postmodernos). No tienen oposición. Han alcanzado la hegemonía cultural y con ella se ha disparado el desprecio por todo cuanto no es idéntico a ellos mismos. Cuando hace años denuncié en una conferencia en la Universidad de Salamanca que el ejército de Cataluña eran los maestros y los periodistas, me dijeron de todo. Hoy ese ejército ha envenenado la mente y el corazón de dos generaciones de jóvenes y ha desatado los instintos más resentidos de los humillados por el franquismo. El monstruo pronto exigirá a sus creadores el tributo envenenado de pesadillas que le inocularon para arrastrarle a asustar a Madrid.
Pero la realidad es tozuda. El independentismo miente, manipula nuestras emociones y nos convierte en irresponsables. Dentro de la masa, todos se sienten inmunes. Pueden decir y hacer cuánto se les antoje. Y llevar adelante las peores empresas. Incluso contra sí mismos.
Políticos y periodistas son lo mismo en Cataluña: Mònica Terribas, la exdirectora de TV3, y actual consejera delegada y editora del diario independentista ARA, citaba al catalanista Joan Sales en el acto institucional de la Diada del 11 de septiembre: "Desde hace 500 años los catalanes hemos sido unos imbéciles". Y se preguntaba con voz engolada: "¿Se trata, pues, de dejar de ser catalanes? No, se trata de dejar de ser imbéciles".
Jugar a la puta y a la ramoneta durante 30 años con el resto de españoles y presentar al catalanismo de CiU como un sincero colaborador del Estado, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
Asegurarnos que España nos roba, mientras CiU ha esquilmado 3.000 millones de euros del Palau de la Música, y Felix Millet sigue en la calle, eso sí que es tomarnos por imbéciles a los ciudadanos catalanes.
Asegurarnos que el expolio fiscal es el culpable de los 48.000 millones de déficit y no el despilfarro y la desastrosa gestión del gasto público de los diferentes gobiernos de la Generalitat, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
Difundir que Cataluña se puede separar de España sin traumas y seguir en la Unión Europea, cuando la realidad jurídica es que se quedaría fuera de la UE, y su retorno sería complicadísimo por tener que ser admitida por unanimidad –cuando Francia, por ejemplo, sería la primera interesada en que no cundiera el ejemplo en Córcega, la Bretaña, Aquitania, el Rosellón o el País Vasco francés–, eso sí que es tratarnos a los ciudadanos catalanes como imbéciles. O reconocerlo, como ha hecho Jordi Pujol, para añadir a continuación "que no sería tan grave", eso es tomarnos por imbéciles y con recochineo.
Encizañar a los catalanes con el expolio fiscal sin contraponer las ventajas del mercado español como cliente, y los peligros de perderlo, eso sí que es tomarnos por imbéciles. Lograr convencernos de que estudiar en la lengua materna era un derecho humano inalienable cuando los niños catalanohablantes eran obligados a estudiar en castellano, y decirnos lo contrario ahora, para impedir que tengan ese mismo derecho a estudiar en la lengua materna los niños castellanohablantes, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
Ocultar que, una vez fuera de Europa, nadie aseguraría las pensiones de nuestros jubilados, porque no hay dinero ni para los gastos corrientes del mes que viene, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
Hacernos creer que una vez logrado el Estado propio, la cohesión social sería aún mayor porque la lengua catalana sería la única oficial y habríamos salvado la cultura catalana, cuando semejante racismo cultural provocaría el enfrentamiento, eso sí que es tomarnos por imbéciles. Vendernos que la democracia consiste en el derecho a decidir, incluso por encima de la separación de poderes, la constitución y el cumplimiento de las sentencias judiciales, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
Decirnos que lo primero es la independencia y después ya veremos, eso sí que es tomarnos por imbéciles y jugar con nuestra hacienda y nuestras vidas.
Convencernos de que si Cataluña se separa de España, igualmente podría seguir jugando la liga de fútbol con ella, eso sí que es tomarnos por imbéciles; o lo contrario, que si nos separamos –para los nacionalistas no existe el principio de contradicción– el Barça y el Español jugarían siempre la champions leage, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
Enzarzarnos con el resto de españoles, insultarlos, despreciarlos, y pretender que sigan comprando nuestros productos, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
Pretender convencernos de que con la independencia las tensiones sociales se reducirían a cero, nuestra hacienda pública acabaría con el paro y la renta per cápita se dispararía, cuando es con ella donde empezarían las frustraciones, la inestabilidad, la desconfianza de los mercados, y los odios entre los excluidos por el nuevo orden, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
Enseñar que la Guerra de Sucesión a la corona de España fue una guerra entre España y Cataluña y sacralizar a Rafael de Casanova por morir heroicamente en el cerco a Barcelona de 1714, cuando lo hizo a los 82 años como un español más, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
Difundir que salimos a la calle dos millones de personas, cuando matemáticamente es imposible que en el espacio ocupado quepan más de 600.000, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
"No hay manera de llevar adelante un Estado propio sin una hacienda propia", acaba de decir Oriol Pujol ayer por la mañana en RAC-1 para seguir jugando a la puta y la ramoneta con España y preparar la secesión de Cataluña. El presidente del Gobierno ya lo sabe. Cualquier cesión insolidaria con el resto de españoles, será empleada para la secesión.
P.D. No han ganado la guerra, sólo una batalla, la de la propaganda y la sugestión. España aún no ha hecho nada en estos 30 años. Han avanzado como el ejército alemán en Polonia. Sin oposición alguna. Es hora de que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición dejen sus tentaciones partidistas y se unan para contrarrestar tanta demagogia. España debe movilizar a sus líderes culturales, políticos, económicos y deportivos. La guerra populista que nos preparan la están ganando con el control de los medios de comunicación y la escuela. Despierten. O mañana será tarde. Nada está perdido. Todo es posible todavía.
http://www.libertaddigital.com/opinion/antonio-robles/independencia-y-mentiras-65568/
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ENTREVISTA A CONVIVENCIA CÍVICA."Los catalanes recibimos 4.000 millones más de lo que pagamos"
Antonio Sanz, de Convivencia Cívica de Cataluña, ha desmontado "las fantasías del gobierno catalán a nivel de balanza fiscal".
ESRADIO 2012-09-21
Dieter Brandau ha entrevistado en Es Noticia a Antonio Sanz, responsable de asuntos económicos de Convivencia Cívica de Cataluña, organización que ha realizado recientemente un informe llamado Las trampas de la balanza fiscal de Cataluña. En el documento "ponemos los números muy claros y éstos no corresponden con las fantasías que vende el gobierno catalán".
De esta forma, ha explicado Sanz, "los famosos 16.000 millones de euros que nos venden todos los días de expolio fiscal, nosotros pusimos de relieve que en realidad eran 4.000 millones de euros, pero de superávit fiscal". Es decir, "4.000 millones más que estamos recibiendo los ciudadanos de Cataluña por encima de lo que pagamos en impuestos al Estado".
Según Antonio Sanz, "a nadie tiene que sorprender este dato porque mientras en la Comunidad de Madrid el Estado recauda 70.000 millones de euros al año, en Cataluña sólo recauda 30.000".
Por tanto, lo de los 16.000 millones famosos "es un mantra que está plagado de artificios contables, infla los impuestos que pagan los catalanes agregando impuestos que pagan en realidad el resto de ciudadanos de España".
Sanz ha puesto como ejemplo el IVA: "cuando un ciudadano de Sevilla, Madrid o Gijón compra un producto catalán, el IVA de ese producto lo ha pagado él, sin embargo el gobierno catalán se lo atribuye en la balanza fiscal a Cataluña".
Preocupación empresarial
"Creo que existe una gran preocupación en los empresarios catalanes, pero percibo una sensatez que esperemos que al final pare este intento de llevarnos al abismo", ha matizado Antonio Sanz.
Por último, ha indicado que "las empresas catalanas venden al resto de España 7 veces más de lo que venden a Francia". De esta forma, "hay unos señores que quieren poner una frontera y que nosotros vendamos al resto de España lo mismo que vendemos a Francia lo que significaría 60.000 millones de euros menos del PIB".
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Entrar en la favela.22 de Septiembre de 2012 - 11:59:28 - Luis del Pino
Editorial del programa Sin Complejos del sábado 22/9/2012
La Rocinha (que quiere decir algo así como "El ranchito") es la segunda mayor favela de Río de Janeiro, con más de 860.000 metros cuadrados de superficie y casi 70.000 habitantes. La densidad de chabolas y casuchas es tal, que sólo el 20% del barrio es transitable en automóvil: por el resto de sus callejuelas sólo puede irse a pie o en moto.
Durante décadas, La Rocinha ha sido territorio vedado para las autoridades policiales, que no osaban poner un pie dentro de ella. A todos los efectos, quien controlaba la favela de La Rocinha era la banda de narcotraficantes denominada "Amigos de los amigos". El Estado brasileño no existía en la práctica en esa favela de Brasil, como en tantas otras.
El 9 de noviembre del año pasado, el Gobierno del país puso en marcha una operación para la toma de control de La Rocinha. La razón era, por supuesto, limpiar las calles de Río de Janeiro de cara a las Olimpiadas de 2016. El barrio entero fue cercado por centenares de efectivos de la Policía y del Ejército y el líder de "Amigos de los amigos" fue detenido mientras intentaba eludir el cerco.
A partir de ahí las fuerzas del orden volvieron a patrullar esa favela. Y a pesar de las amenazas de las distintas bandas de narcotraficantes, que sellaron un acuerdo frente al enemigo policial común, lo cierto es que "Amigos de los amigos" quedó completamente desarbolada y que ninguna otra banda de narcos ha conseguido volver a hacerse con el control de ese territorio hasta entonces sin ley.
Hace dos días, el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, inauguraba por fin en La Rocinha la primera comisaría de policía del barrio, con lo que las fuerzas del orden han vuelto a tener una instalación permanente allí. El estado brasileño ha reconquistado, después de 30 años de ausencia, ese territorio.
¡Y no ha pasado nada, oiga! O mejor dicho: sí ha pasado. Ha pasado que los delincuentes que dirigían la favela e imponían su ley han desaparecido. Y todas sus amenazas de tomar represalias si la Policía osaba entrar en La Rocinha han resultado ser solo bravatas.
Esta semana hemos asistido a un acto más de la farsa con la que el gobierno de Artur Mas trata de encubrir el hecho de que Cataluña está en quiebra, como casi todas las autonomías, y de que es el nacionalismo el principal responsable de esa ruina.
Envolviéndose en la bandera, Artur Mas y sus huestes intentan a la desesperada que los ojos de los catalanes se dirijan hacia Madrid, para que a nadie se le pase por la cabeza pedir cuentas a quienes han despilfarrado el dinero de los catalanes en mantener un chiringuito del que viven tantas decenas de miles de paniaguados.
Cataluña es una auténtica favela democrática, en la que los cada vez más estrechos callejones del pensamiento único nacionalista han ido ocupando de manera lenta, pero constante, los campos de la libertad de pensamiento. Una favela en la que una banda de delincuentes (porque delincuente es quien a sabiendas incumple la ley y desobedece las sentencias judiciales) impone su ley al margen de la Ley. Una favela en la que el Estado desapareció hace 30 años y los traficantes de ficticios sentimientos nacionales campan a sus anchas.
Los sucesivos gobiernos han renunciado a poner un pie en ese territorio prohibido. Atemorizados ante las cada vez más directas amenazas, o quizá cómplices a través de vaya usted a saber qué mordidas, permiten que los ciudadanos catalanes vivan desprotegidos, al albur de los deseos de quienes mandan por la fuerza de los hechos consumados.
Y lo más sangrante es que no tendría por qué ser así. Bastaría con que el Gobierno de la Nación quisiese, para que ese estado de anormalidad legal y democrática terminara. Porque la inmensa mayoría de la población española, y buena parte de la catalana, está ya harta de tanto cuento, de tanto desafuero y de tanta tontería. No es verdad que los delincuentes sean más: simplemente hacen más ruido.
Así que ya es hora de que quienes tienen que actuar actúen y vuelvan a imponer la Ley en ese territorio sin Ley llamado Cataluña.
Y si así se hace, no pasará nada, oiga. O mejor dicho: sí pasará. Pasará que el Estado volverá a estar presente en esa región de la que desertó hace 30 años. Y que los delincuentes dejarán de poder vivir a costa del dinero y de los derechos de los demás. Y que los catalanes podrán por fin gozar de la misma libertad de la que gozamos en otras partes de España.
Así que, señor Rajoy: ¿no cree usted que ha llegado la hora de entrar en la favela?
http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/entrar-en-la-favela-11607/ .-..-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Los españoles deberíamos convocar un referéndum para darle la independencia a Cataluña. Seguro que prosperaría, y el resultado sería algo así:
Cataluña se convertiría en un Estado independiente, como es hoy Túnez o Marruecos. No pertenecería a la Unión Europea, ya que, para ello, tendría que solicitar formalmente su adhesión y cumplir con los requisitos previos; esto podría durar años. Además, España tendría que dar el visto bueno para su entrada, y, podría oponerse durante más años todavía. Tendría su moneda propia que podría ser el "catalino", por poner un ejemplo.
Estarían separados de España y de Francia por una frontera bien definida, controlada por Aduanas, o por los antiguos fielatos, donde tendrían que pagarnos los correspondientes aranceles.
Como no pertenecerían a la Unión Europea para conseguir cualquier mejora en sus relaciones con Europa tendrían que obtener el apoyo de España. Su moneda tendría un cambio flexible con el euro y probablemente se devaluaría con lo que, para evitar una inflación importada, tendrían que trabajar más que ahora, pagar más impuestos que ahora y ser más pobres que ahora.
Los españoles allí residentes tendríamos pocas diferencias con el trato discriminatorio que recibimos hoy. Al estar en un país extranjero tendríamos que educar a nuestros hijos, como ocurre hoy, en catalán. Y si quisiéramos montar negocios, como ocurre hoy, tendríamos que hacerlo en catalán, o sea, que para nosotros los españoles habría poca diferencia con lo que nos ocurre hoy. Pero su trato hacia nosotros mejoraría porque les aportaríamos nuestra divisa, los euros. Y siempre al cambio saldríamos ganando.
Para poder renovar su actual Carnet de Identidad español, los catalanes tendrían que demostrar que tienen una residencia fija en España y que pagan sus impuestos en España. Lo mismo les ocurriría con el Actual Carnet de conducir español, la tarjeta de la Seguridad Social , etc. Incluso les podríamos pedir Visado de entrada cuando quisieran hacer turismo en España.
Nosotros, el resto de los españoles, nos ahorraríamos todo el coste que hoy nos cuesta su Seguridad Social, sus pensiones, su paro, sus vacaciones, etc. Y lo mismo con lo que nos cuesta hoy mantener a los inmigrantes que ahora residen allí, que cada vez son más numerosos, sobre todo los que provienen de países árabes.
Todos los que tenemos el dinero en alguna entidad de allí, podríamos depositarlo en el Santander, o el BBVA o Caja Madrid, que al final revertiría en la empresas españolas; por no hablar de las participaciones que tiene las entidades financieras catalanas en las principales Compañías españolas, habría que obligarlas a devolver las acciones ya que, al no pertenecer a Europa, el gobierno español podría "nacionalizar" las mismas.
Nos ahorraríamos todo lo que hoy nos cuesta la cantidad de Diputados y Senadores catalanes que nos desprecian. Sus viajes en primera a Madrid, sus estancias en hoteles de lujo, sus dietas, sus vacaciones, sus sueldos millonarios de por vida, sus guardaespaldas, sus comilonas, etc. Y serían sustituidos por Diputados y Senadores españoles que trabajarían por España. Nos ahorraríamos los traductores que ellos nos exigen, cuando solo por buena educación deberían hablar en español, idioma en el que todos nos entendemos. También ahorraríamos en las "embajadas" que tienen por todo el mundo. Dejaríamos de pagar a los Mozos de Escuadra que, por si no lo sabes, no los paga la Generalidad , sino el Ministerio del Interior, como a los Policías y a los Guardias Civiles, sólo que les paga más.
Los ríos que nacen en España y luego entran en Cataluña podrían ser desviados para regar zonas secas de España, y no como ocurre ahora que hay que pedirles permiso para hacerlo así y que siempre lo deniegan. Además podríamos construir un buen pantano en el Ebro en la provincia de Zaragoza y convertir en regadío el desierto de los Monegros.
El cava se lo pueden meter por el c.., ya que tendrían que pagar impuestos a la exportación, y no olvidar que el 80% del cava catalán se vende en el resto de España. Nosotros no tendríamos inconveniente en tomar champán francés (que con los impuestos saldría por el estilo de precio) o la buena sidra asturiana , que fresquita está de muerte, y los asturianos son unos chicos muy majos que se sienten orgullosos de haber iniciado la reconquista desde Covadonga.
Si necesitaran dinero para hacer carreteras, para ampliar sus puertos y sus aeropuertos lo podrían pedir prestado a España, claro que, pagándonos los correspondientes intereses y gastos. Podrían tener su selección de fútbol, y el Barca jugaría la liga con el Nastic, el Reus y el Sabadell, así generaría buenos ingresos para futuros fichajes. Además, ganaría siempre la liga, ya que no tendría rival. Lógicamente Messi, Pujol, Busquets, Xavi, Iniesta, Valdés, Pedrito, Alves, etc. buscarían equipos más competitivos en España o Italia, pero esto, a los catalanes de pro, no les importaría mucho, lo importante sería "sus señas de identidad".
Pero por encima de todo, los españoles, nos liberaríamos de una buena cantidad de gente que nos desprecia, de políticos que solo piensan en su tierra, y de un montón de gente que nos usa según lo que les conviene y que muchas veces lo hacen con el dinero de los impuestos que pagamos el resto de los españoles.
Será divertido verles allí macerándose en catalanismo. Y cómo, mirándose unos a otros, descubrirán con asombro lo pequeños que son al no pertenecer a España.
Cataluña tendría entonces la dimensión que le corresponde. La del PPV (un País de Paletos Provincianos.)
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