jueves, septiembre 12, 2013

cataluña post diada, mito, corrupciòn y ruina





CATALUÑA 2013-09-12
Mañana te pegaré
Eduardo Goligorsky

Nunca pude borrar de mi mente la impresión que me causó leer una historia que Raúl Larra cuenta en la biografía de Roberto Arlt. Aparentemente, el padre de quien sería más tarde un talentoso novelista y cronista argentino castigaba sus travesuras infantiles atormentándolo con una amenaza de refinado sadismo: "Mañana te pegaré". Y así el niño pasaba la noche atormentado por la perspectiva del demorado castigo. No sé por qué, o sí sé por qué, asocio automáticamente este recuerdo con la impresión que me causó el discurso de Artur Mas cuando amenazó con mantener en vilo a la sociedad catalana, ya cruelmente crispada, desmembrada y descapitalizada, hasta dentro de tres años. Para no mencionar la cara de compasión con que el resto de España, toda Europa y buena parte de Occidente contemplarán, durante ese lapso, el espectáculo bochornoso de la algarada histriónica.

Típica artimaña totalitaria

Artur Mas prometió que si el Gobierno de España hacía valer la autoridad que le confiere la Constitución y no autoriza la consulta independentista en el 2014 se aplicará el manoseado Plan B, que consiste en atribuir un ficticio estatus plebiscitario a las elecciones legislativas catalanas del 2016. Una larga noche de agonía de la convivencia y el bienestar a la espera de que se cumpla el plazo del "Mañana te pegaré". "Mañana te pegaré" encarnado en la típica artimaña totalitaria del plebiscito.

Atentos a la que suponían que era la voz de mando, los cortesanos de la prensa subvencionada se entusiasmaron. Escribió José Antich (LV, 6/9), halagando a Mas:

Que no haya dudas sobre su papel de liderazgo y no de comparsa de Esquerra, su socio parlamentario, en una cuestión nuclear en Catalunya.

Y Marius Carol sumó su cuota de obsecuencia, disfrazada de ecuanimidad (LV, 9/9):

Mas no ha querido aportar melancolía a la Diada, pero sí recordar a los impulsores de la Vía Catalana que el calendario lo marca el president y que la política se debe hacer con emoción, pero no desde las emociones. Y, de paso, recordar a ERC que el aliado es el que va de la mano, no el que tira de ella.

Hasta que llegó el ventrílocuo Oriol Junqueras y mandó parar. El referéndum se celebrará, "sí o sí", en el 2014, ordenó. El referéndum se celebrará, "sí o sí", en el 2014, repitieron los muñecos disciplinadamente, con Artur Mas en la primera fila. Por supuesto, y dado que los genes cainitas son la seña de identidad de todos los secesionistas, éstos serán agentes del caos en cualquier comunidad donde conquisten el poder y terminarán tirándose los trastos a la cabeza los unos a los otros. En esto, y en muchas otras cosas, se parecen a los fundamentalistas religiosos.

El proceso puede eternizarse

Lo trágico es que, con Plan A o con Plan B, el proceso de desintegración de Cataluña puede eternizarse. El Plan A puede prolongar el "Mañana te pegaré" más allá del 2016 que figura en el Plan B, con el consiguiente empeoramiento de la descomposición.

Luis María Ansón explicó con claridad meridiana y con demoledora causticidad en su proyecto de "Respuesta de Rajoy a Artur Mas" (El Mundo, 15/8), del que cité otro párrafo en un artículo anterior, que si Mas pretendiera poner en práctica el Plan A dentro de la legalidad se necesitarían muchos años para alcanzar el objetivo propuesto:

Conforme al artículo 168 de la Constitución, la aprobación de la pretensión de Mas requiere una mayoría cualificada: los dos tercios de la Cámara, es decir, 234 diputados. Vamos a suponer que Artur Mas, con su insolente desfachatez, y Oriol Junqueras, con su carita de cura preconciliar, deslumbran al Congreso y consiguen que los dos tercios de los diputados, rendidos al hechizo y a la sabiduría de ambos líderes, aprueben dócilmente la reforma que ambos solicitan. A continuación, el texto debe pasar al Senado, que precisa también de los dos tercios de sus miembros para confirmarlo. El artículo 168 de la Constitución exige que, de forma inmediata, se disuelvan las Cortes Generales y se proceda a convocar elecciones legislativas. El nuevo Congreso deberá aprobar por dos tercios de sus miembros y el nuevo Senado por la misma proporción la reforma propuesta por Junqueras y por Mas, su marioneta, tan sota (sic), por cierto, tan áspera, tan seca. Y a continuación, referéndum nacional con participación de todos los españoles, libres e iguales ante la ley, pues la escisión de una parte del territorio nacional corresponde decidirla al entero pueblo de España.

Asedio sectario

La fractura de Cataluña viene de lejos y afecta zonas vitales de su entramado social. La economía, la educación y la convivencia son las principales víctimas de la ofensiva secesionista, que se alimenta de enfrentamientos artificiales entre ellos y nosotros. Enfrentamientos entre conciudadanos, amigos, vecinos, socios, familiares e incluso fieles de una misma religión. Ningún entorno está a salvo. Y esto pretenden prolongarlo durante tres o más años. Con TV3 y los medios oficiales y subvencionados vertiendo permanentemente sus dosis rutinarias de veneno y con los centros de enseñanza viciados por el adoctrinamiento y el proselitismo.

Hay ejemplos de invasión de competencias con fines espurios que claman al cielo. El asedio sectario a la Iglesia católica roza el escándalo. La Assemblea Nacional Catalana dispuso que las iglesias del trayecto de la Vía de la independencia debían marcar con un repique de campanas, a las 17:14, el momento en que los participantes en la cadena se cogían las manos. Confesó el somatén mediático (LV, 8/9):

Sin embargo, esta idea de la ANC de involucrar a las parroquias en la transmisión del santo y seña de inicio de la cadena ha encontrado resistencia en la cúpula eclesial. Al menos tres obispos, los de Solsona, Tortosa y Sant Feliu de Llobregat, han pedido a las parroquias de sus diócesis que se mantengan neutrales y no repiquen las campanas. También el arzobispado de Tarragona se ha mostrado reticente a la iniciativa aunque deja la decisión a los rectores.

En mi artículo "El cisma identitario" (Libertad Digital, 28/3/2012) ya advertí de que al obispo de Solsona, Xavier Novell, lo acusaban de ser lo que Hilari Raguer había definido (LV, 9/1/1997) como un "cura lerrouxista". En el 2010, entrevistado en TV3 por Josep Cuní, respondió a una pregunta capciosa con un enfático: "¿La Iglesia catalana existe? Existe la Iglesia en Cataluña". Para agregar luego:

Soy catalán, hablo esta lengua, pero como pastor me toca ser servidor y pastor de todos (…) La Iglesia está en Cataluña e intenta hablar la lengua de aquí, en catalán, pero también en castellano porque hay gente que habla castellano.

Más tarde, cuando el obispo de Vic dio una respuesta parecida a la del de Solsona, Salvador Cardús i Ros, celoso guardián de la ortodoxia secesionista, arremetió contra ambos… y contra la sintaxis castellana (LV, 21/3/2012):

Sí: es de risa de que dos jóvenes obispos "en Catalunya" –lo digo así para evitar que se sientan ofendidos si digo "catalanes"– quieran zafarse del envite de una pregunta como esta, sugiriendo su fidelidad a la Iglesia Católica Universal (sic). Sobre todo porque ellos saben muy bien que sí existe una Iglesia española, con un perfil nacional muy definido en sus múltiples documentos, algunos de los cuales muy recientes. Dos obispos jóvenes, por otra parte, ejemplo del dramático retroceso de la Iglesia institucional catalana en relación a su compromiso con las esperanzas de su pueblo.

Antoni Puigvert atribuye textualmente "el bullying sobre el obispo de Solsona", hostigado ahora por una fracción de sus feligreses, a las "muchas dificultades para admitir matices" (LV, 9/9). Extraños feligreses estos, que no reaccionan indignados cuando a la bandera catalana, reducida a camiseta del Barça, la profanan con el nombre de un emirato salafista donde está proscripto el cristianismo, y simultáneamente no admiten los matices de un obispo que no los acompaña en sus insurgencias políticas. ¿Otros tres o más años de tránsito por estas tinieblas?

La peronización de Cataluña

El profesor José Luis Álvarez aborda este fenómeno involucionista con un diagnóstico a mi juicio inédito pero sustentado por datos sociológicos de llamativa verosimilitud (LV, 9/9). Según el profesor Álvarez, las clases medias, que tienen mucho que ganar de la globalización, son las más interesadas en evitar un conflicto imprevisible y de alta intensidad con el Estado, pero

perdieron con CiU en el otoño del 2012 el control del catalanismo a favor de grupos sociales no metropolitanos, del interior del país, aquellos para los que, por estar ubicados en nichos de menor valor económico añadido para la globalización, estancados definitivamente sus estándares de vida, la interdependencia es irrelevante; los grupos representados por ERC.

Esos nichos de menor valor económico añadido para la globalización, forman el núcleo radical de una sociedad donde, advierte el profesor Álvarez, "muchedumbres y no votos marcan agendas políticas". Y describe, sin proponérselo, cómo los "grupos sociales no metropolitanos" asaltaron el poder, que todavía usufructúan, en Argentina. O sea que describe, asimismo, la creciente peronización y tercermundización de Cataluña. Mañana, o dentro de tres años, nos pegarán. Ya nos están pegando.


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CATALUÑA 2013-09-12
Secuestrados por un mito
Antonio Robles


El nacionalismo tiene un proyecto: la independencia. España no tiene ninguno. Eso es todo. Ayer, 11 de septiembre de 2013, asistimos a la culminación de una ficción construida durante los últimos cien años que ha logrado convertirse en una amenazante realidad. Porque si esta ficción independentista es hoy algo, es, ante todo, realidad. Importa poco si está levantada sobre mitos, mentiras o victimismo. Que nadie se engañe, los cuatrocientos o quinientos mil ciudadanos que salieron ayer para obedecer la consigna independentista de la ANC son reales, y su entusiasmo por la independencia, una necesidad vital. No verlo, o no reconocer este éxito del nacionalismo, es suicida, además de necio.

Pero, a la vez, la vía catalana a la independencia de ayer fue la plasmación más diáfana de la muerte del periodismo en Cataluña, de la utilización partidista de los medios públicos y de la insurrección de las instituciones del Estado en Cataluña contra la legalidad vigente española. Los síntomas del futuro patológico que nos espera. Nada bueno trajo nunca excitar a la tribu.

La realidad ya no es la calle, es la tele, es la radio. TV3, Catalunya Radio, RAC 1… son verdaderos centros de mando, desde los cuales se dan consignas, se distribuyen tareas y se gestionan los guiones que deben prevalecer para la agitación interna y la propaganda externa. A esto último le llaman "internacionalizar el conflicto". Un constante agip prop donde los periodistas forman parte del guión diseñado por el gran hermano nacionalista. Una verdadera ruina para la pluralidad y la libertad de expresión en Cataluña.

Es paradójico: una sociedad que se encadena de norte a sur para exigir libertad, hace todo para negarla. Y con entusiasmo. Pasarán a la historia de la manipulación política las sesiones de radio que nos han dado estos últimos días para exaltar ese parque temático del independentismo en que han convertido cuatro ruinas y mil mentiras en el antiguo mercado del Borne. La desvergüenza ha llegado a señalarlo como la "zona cero" de Cataluña. No se pueden distorsionar más los hechos históricos para acomodarlos al mito de la nación oprimida y al Estado perdido que nunca existió. A la altura de la comparación de Artur Mas con Martin Luther King.

Pero hoy, en esta sugestión colectiva en que vive Cataluña, todo vale y todo cuela. Un entusiasmo enfermizo se ha apoderado de cientos de miles de personas, al ritmo de las imágenes emitidas por TV3 con todos los ingredientes de un drama, donde los niños y los adolescentes son utilizados para servir de referentes a los de su edad. Hay que encadenar a las nuevas generaciones al proyecto independentista como se tararea un estribillo publicitario diseñado por una marca comercial. Detrás no hay razonamiento alguno, sólo la fuerza de la emoción. Secuestrados por un mito, hoy cientos de miles de nacionalistas han simplificado la realidad hasta reducirla a su perímetro mental. Un abismo en el que se cae fácilmente pero del que ya no se sale nunca.

P.D: La culminación del agip prop de TV3 fue la película Fènix 11.23, dirigida por Joel Joan y Sergi Lara. Un documento de simplicidad extrema donde el Estado aparece como el gran opresor frente a un niño inocente que es tratado como un terrorista por defender el catalán. El hecho que la inspiró es bien distinto, pero eso es lo de menos en la Cataluña donde un Joel Joan subvencionadísimo dijo unos días antes de la Diada independentista de 2012: "Cuando se dé la vuelta a la tortilla, los que no sean independentistas serán traidores". La intención de TV3 al proyectar esa cloaca ética subvencionada por la Generalidad inmediatamente después de la cadena humana no podía ser otro que envenenar la sangre de todos los catalanes. Una verdadera corrupción moral. ¡Y después dicen que no tienen nada contra España!


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LA PEOR GESTIONADA DE ESPAÑA
La UE sitúa a Cataluña como una de las regiones más corruptas de toda Europa
Ocupa el puesto 130 de un total de 172 regiones en el ranking europeo de limpieza y eficiencia pública, y es la región más corrupta de España.



M. LLAMAS SEGUIR A @MANUEL_LLAMAS 2013-09-12
Cataluña ha sufrido un sustancial declive económico y financiero a raíz de la radicalización nacionalista, más allá de la actual crisis. No en vano, ha sido superada por Madrid en los principales indicadores económicos a lo largo de la última década. Sin embargo, este particular deterioro también se refleja, muy especialmente, a nivel institucional, ya que Cataluña es la región más corrupta de España y una de las peor gestionadas de toda la UE, según revela la propia Comisión Europea.

En los últimos meses, el reguero de escándalos políticos y corruptelas que han afectado de forma directa a la Generalidad catalana y, en concreto, a la formación nacionalista de Artur Mas, ha sido muy amplio. Ahí está, por ejemplo, el caso Palau y la presunta la trama de financiación irregular en torno a CiU; el caso Pallerols, un asunto de corrupción ligado a la financiación ilegal de Unión Democrática de Cataluña (UDC) que se remonta a 1994; o la trama de las ITV, que afecta de lleno al clan Pujol y por el que ha sido imputado Oriol Pujol, hijo del expresidente de la Generalidad y secretario general de Convergencia Democrática de Cataluña, por posible tráfico de influencias. Casos, todos ellos, de primer orden a nivel mediático, político y judicial. En el inconsciente colectivo ya ha quedado grabado a fuego aquella célebre acusación lanzada por Pasqual Maragall a Artur Mas en 2005 en el Parlamento catalán: "El problema de CiU se llama tres por ciento", en referencia al presunto cobro de comisiones ilegales por la concesión de contratos y licitaciones públicas.

Pero esto es tan sólo la punta del iceberg a la vista del elevado grado de corrupción que sufre esta autonomía. Bruselas advierte de que las administraciones catalanas salen muy mal paradas en cuanto a calidad y transparencia. La región presenta la peor nota de España en esta materia y una de las peores a nivel europeo, según el último estudio de la Comisión Europea sobre la corrupción política e institucional en los países de la UE-27 y un total de 172 regiones europeas.

En concreto, Cataluña se sitúa en el puesto 130 de este particular ranking continental, a la altura de algunos de los territorios más corruptos y opacos de Europa, situados en Italia, Grecia y las repúblicas exsoviéticas. Además, es la región peor calificada de España.



Dicho índice mide la "calidad del Gobierno", en función del nivel de corrupción, seguridad jurídica, eficacia en la gestión pública y transparencia, tanto a nivel nacional como regional en la UE. En resumen, si un determinado gobierno es o no corrupto, imparcial y eficiente. Además, este indicador refleja una serie de efectos indirectos, ya que las calificaciones más altas suelen relacionarse con un elevado bienestar económico y social, así como un alto nivel educativo y sanitario, y viceversa.

En cuanto a países, España se sitúa en puesto 13 de la UE, según este mismo ranking. Es decir, en la parte media de la tabla, por detrás de Malta, Bélgica y Francia, y por delante de Portugal, Chipre y Estonia. Los peores en esta materia son Rumanía, Bulgaria e Italia. Por el contrario, los escandinavos y anglosajones son los que disfrutan de las administraciones más limpias, eficientes y transparentes. En concreto, Dinamarca, Suecia y Finlandia encabezan la lista.

El citado estudio, publicado en 2012, incluye datos referidos a 2009 y es el último índice que recoge la Comisión Europea. Sin embargo, uno de los principales autores del informe, Nicholas Charron, politólogo y profesor de la Universidad sueca de Göteborg, está en plena elaboración del índice correspondiente a 2013.

Y los resultados no mejoran: Cataluña cae del puesto 130 al 134 del ranking regional, mientras que España pasa del 13 al 14. Esto demuestra que el problema de la corrupción y la eficiencia institucional es estructural y, por tanto, va más allá de unas u otras siglas políticas. En 2009, Cataluña era gobernada por el PSC, en coalición con ERC e ICV, el tripartito bajo el que se gestó el nuevo Estatuto catalán, recrudeciéndose así la deriva nacionalista; el índice de 2013 se elabora bajo la Generalidad de CIU, que preside Atur Mas; a nivel nacional, en 2009 gobernaba el PSOE y ahora, sin embargo, gobierna el PP.

El peor rating crediticio

Otro dato a tener en muy cuenta es el rating de la deuda catalana, muestra de la solvencia de una determinada administración pública. Cataluña también es la peor parada de España en este ámbito, junto a la Comunidad Valenciana, ya que su calidad crediticia está por debajo del bono basura.

Tanto es así que no por casualidad Cataluña ha pedido prestados a los diferentes fondos habilitados por el Estado (FLA, ICO y pago a proveedores) un total de 20.156 millones de euros en los dos últimos años para evitar la quiebra, con lo que es la comunidad que más asistencia financiera ha solicitado de toda España. Según datos de Hacienda, la Administración catalana pidió prestados en 2012 un total de 8.758,1 millones de euros y este año lleva solicitados unos 11.398 millones.

http://www.libremercado.com/2013-09-12/la-ue-situa-a-cataluna-como-una-de-las-regiones-mas-corruptas-de-toda-europa-1276499234/?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook

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La UE sitúa a Cataluña como una de las regiones más corruptas de toda Europa...

D. SORIANO SEGUIR A @SORIANODOMINGO 2013-09-12
Si hay un argumento que el nacionalismo catalán ha utilizado en los últimos años para sumar adeptos a la causa del independentismo, ése ha sido el económico. Del "Madrid ens roba" a las balanzas fiscales, los partidos políticos secesionistas y sus medios afines han repetido hasta la saciedad el mantra de que una de las claves del continuado declive económico catalán en los últimos 40 años reside en un injusto sistema de financiación, que hace que el resto de España viva de la riqueza de su región.

Y no hay duda de que su interiorización por parte de la sociedad catalana ha sido uno de los motivos del auge del independentismo en los últimos años. Los nacionalistas lo saben y actúan en consecuencia. Si consiguen que los ciudadanos de Barcelona o Gerona se lo crean, tendrán mucho ganado en su lucha por desmembrar España.

El problema es que hay muchos datos que no apuntan precisamente en esa dirección. Si quisieran, los partidos políticos con implantación nacional (básicamente PP y PSOE) podrían responder al nacionalismo en el campo de juego que éste ha escogido. No son pocos los argumentos que apuntan a que, en realidad, una Cataluña independiente no sólo no saldría ganando, sino que podría desplomarse víctima de una debilidad económica que es culpa, fundamentalmente, de los mismos políticos que se envuelven en la estelada cada día.

Al borde de la quiebra

La Generalidad catalana debe 50.945 millones de euros, más de una cuarta parte del total de la deuda de las 17 autonomías. Es una cantidad equivalente al 25,7% del PIB de la región, una ratio en la que sólo está por detrás de Castilla-La Mancha y Valencia. Por hacernos una idea, Madrid, una región con un peso en el PIB nacional muy parecido, debe 21.960 millones (un 11,7% de su PIB regional).

Eso dejaría al Gobierno de una Cataluña independiente al borde de la quiebra. Porque además, también tendría que hacerse cargo de su parte correspondiente a la deuda del conjunto de España. Y el problema es que su historial no deja mucho margen a la confianza. Desde la llegada del tripartito y luego de Artur Mas, las finanzas públicas catalanas se han hundido.

La excusa siempre es el sistema de financiación, pero Madrid, que aporta bastante más que Cataluña a la caja común y podría erigirse como la gran agraviada del sistema, casi ha mantenido el equilibrio presupuestario durante la crisis, siendo la región que menos déficit ha sumado y menos deuda ha acumulado.

En este sentido, las últimas colocaciones de bonos patrióticos han evidenciado que los inversores no confían en los políticos nacionalistas. Sólo el aval del Gobierno central y los fondos de liquidez autonómica (de ese "Madrid" tan odiado) han permitido a Artur Mas colocar su deuda y seguir financiando su escalada secesionista. Los servicios públicos catalanes se pagan gracias a que el Ministerio de Hacienda financia al Ejecutivo de CiU con una generosidad que no aplica con otras regiones.

Balanzas 'maquilladas'

Éste es el gran argumento del independentismo, repetido hasta la saciedad en los últimos años, a pesar de todas las falsedades que encierra. En todos los países, las regiones más ricas (y las ciudades o los barrios) aportan más con impuestos de lo que reciben en inversiones. En realidad, habría que recordar que los territorios no pagan tributos. Son sus ciudadanos los que lo hacen. Y si la renta per cápita de éstos es superior a la media, es lógico que las cuentas totales también salgan deficitarias.

El problema es que ni siquiera eso se cumple con Cataluña. Tal y como ha denunciado Convivencia Cívica Catalana (CCC), en los últimos años ha habido varios ejercicios en los que la balanza fiscal real ha tenido superávit para esta región. Las cuentas que Artur Mas ha presentado ante la prensa han sido convenientemente maquilladas.

No sólo eso. Cabría preguntarse por qué la Generalidad catalana, que tanto defiende la publicación de estos datos de las balanzas fiscales a nivel nacional, no publica las que tiene a su alcance: las regionales. Según los mismos criterios que Mas defiende para España, el resultado sería que Tarragona, Gerona o Lérida expolian a Barcelona. El Gobierno de CiU gasta mucho menos en esta provincia de lo que le correspondería. Por eso, en una Cataluña independiente, el argumento de las balanzas fiscales se volvería como un bumerán contra aquellos que llevan años lanzándolo.

Pensiones en rojo

En 2011, último año con las cuentas completamente cerradas, los gastos de la Seguridad Social en Cataluña ascendieron a 19.541 millones de euros, mientras que los ingresos se quedaron en 18.445 millones. Es decir, hubo casi 1.100 millones de déficit en las cuentas del organismo sólo en lo que tiene que ver con los pensionistas catalanes.

Habrá quien le eche la culpa a la crisis, que ha hundido el mercado laboral español. Pero no todas las regiones están igual. Por ejemplo, Madrid tuvo unos gastos en Seguridad Social en 2011 de 14.291 millones, mientras que sus ingresos llegaron a los 17.328 millones. Con esos tres mil millones de superávit se enjugaron, en parte, los números rojos catalanes. En caso de independencia no habría ese recurso. ¿Quién pagaría entonces las pensiones de los ancianos de la región?

Madrid vs Barcelona

El nacionalismo asegura que Cataluña podría ser la "Holanda del sur de Europa", pero habrá quien piense que también puede ser "la Grecia del oeste del Mediterráneo". De hecho, viendo las cifras de deuda y déficit público que apuntábamos antes, la imagen recuerda más al país heleno. La clave de la prosperidad futura del nuevo país residiría en su política económica y en su apertura al exterior. Lo ocurrido en los últimos años no invita al optimismo.

En los años 70, tras casi tres siglos de supuesto "centralismo opresor", Cataluña era la región más rica de España. En 2013, tras más de tres décadas de nacionalismo omnipotente, ya no es así. Cuanto más poder han tenido los políticos catalanes, más peso ha perdido su autonomía en la riqueza nacional.

El intervencionismo ha sido la norma, tanto con CiU como con el tripartito. Mientras en Madrid Esperanza Aguirre ponía en marcha las políticas económicas más liberales de España, los nacionalistas imponían restricciones en el comercio, en los horarios o en los impuestos, hasta convertirse en un auténtico infierno fiscal y en una de las regiones más intervencionistas.

La consecuencia es que la Comunidad de Madrid ha adelantado por la derecha al otro gran polo económico del país en renta per cápita (29.385 a 27.248 euros) y casi lo ha igualado en términos absolutos aunque tiene un millón de habitantes menos. No sólo eso, en las últimas décadas se ha dado una auténtica fuga de empresas desde Barcelona hacia la capital de España.

Hasta los años 80, cuando una gran multinacional se instalaba en nuestro país, casi siempre escogía la Ciudad Condal. Eso ha cambiado, y mucho, desde que los nacionalistas controlan el poder regional. Ahora, no sólo la mayoría escoge Madrid, sino que incluso aquellas que ya estaban en Barcelona están empezando a mover sus sedes. Nadie en el independentismo parece preguntarse cuál será la causa de este fenómeno.

Los modelos

A nadie se le oculta que dos de los grandes modelos para el nacionalismo catalán son Escocia y Quebec. El problema es que en lo que hace referencia a su desempeño económico, el independentismo de ambas regiones deja mucho que desear.

En Canadá, desde que a mediados de los setenta el movimiento quebequés tomó fuerza, comenzó el declive de su economía. Montreal, hasta entonces el motor del país norteamericano, dejó paso a Toronto, que poco a poco le fue superando en todos los indicadores. Quebec ha crecido menos que la media nacional, ha visto desplomarse su población activa y ha contemplado una auténtica fuga de cerebros hacia otras partes del país. Y al igual que en Cataluña, las grandes empresas han escapado hacia su gran rival. Ni siquiera ha hecho falta la independencia, sólo con la amenaza, la región francófona ha perdido la posición predominante que tradicionalmente había disfrutado.

En Escocia, el referéndum ya está previsto para 2014. El Gobierno británico, anticipándose a los nacionalistas, ha publicado varios estudios sobre las consecuencias económicas que tendría un "Sí". Y no son muy atractivas: caída en los flujos comerciales, incremento del gasto público, salida de profesionales de nivel medio-alto y desconfianza en los mercados internacionales.

Todos los informes sobre la cuestión alertan de la existencia del llamado efecto frontera: esa barrera imaginaria que, incluso en áreas de libre comercio, separa a dos regiones limítrofes de dos países distintos. Vamos, que es más fácil que una empresa catalana venda en Cádiz que en Lyon, aunque la ciudad francesa le quede más cerca y en la UE no haya barreras comerciales.

Los cálculos de Convivencia Cívica Catalana (CCC), con datos de ventas de Cataluña al resto de España y al mediodía francés, son significativos. Hablamos de pérdidas en las ventas superiores al 60%, de deslocalización de grandes empresas (sobre todo, aunque no sólo, multinacionales) y huida del capital humano. Hasta un 20% del PIB catalán podría estar en riesgo.


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