Los 10 problemas empresariales de una Cataluña independiente
24.09.2013M.Menchén 66 La Unión Europea (UE) sigue argumentando que el proceso soberanista emprendido por Cataluña es una cuestión interna de España y no adoptará una posición formal si el Gobierno no se la reclama.
Sin embargo, advierte de que la jurisdicción es clara y que un nuevo país fruto de la segregación de un Estado miembro implica automáticamente su salida del club comunitario y la necesidad de iniciar, si se quiere, los trámites de adhesión. La Generalitat, por su parte, sigue negando la mayor, desafía a Bruselas a demostrar que los expulsaría si se independizan y alardea de que no se atreverán a dejarlos fuera del mercado común. “Cataluña es un mercado muy importante para España y para la UE. Ya se ocuparán ellos de no hacerse daño”, desafió el pasado jueves el presidente catalán, Artur Mas. Pese al discurso del optimismo iniciado por las formaciones independentistas, el énfasis de la UE en los últimos días para clarificar esta cuestión ha instalado el miedo entre algunos empresarios, como lo demuestran los acalorados debates en el seno de la patronal Fomento del Trabajo. Y es que las implicaciones empresariales de esta expulsión afectan de lleno a la economía: aranceles, pérdida de ayudas comunitarias, devaluación de la economía y pérdida de competitividad. Galí advierte de la fuga de capitales en Cataluña si se queda fuera del euro y acuña su moneda
1. Salida del mercado común La consecuencia más directa de la salida de Cataluña de la UE sería su inmediata expulsión del mercado comunitario. En otras palabras, el levantamiento de fronteras y la imposición de aranceles a las exportaciones e importaciones. Este nuevo escenario tendría un elevadísimo impacto para el tejido empresarial catalán, que perdería competitividad respecto a compañías del resto de Europa. La UE es la encargada de fijar el importe de estos aranceles, por lo que la Generalitat no tendría margen de maniobrar para minimizar esta consecuencia directa de su plan soberanista. Su única salvación sería negociar acuerdos bilaterales con cada uno de los países de la UE, un proceso que podría durar años y que dejaría un reguero de empresas por el camino.
2. Pérdida de los acuerdos con el resto del mundo España mantiene cientos de acuerdos bilaterales con países de todo el mundo, más allá de la Unión Europea. Estos tratados facilitan tanto la exportación e importación de productos con menores gravámenes arancelarios, como la exención de tributar doblemente en el país de origen de la empresa y donde desarrolla su actividad. Este punto gana especial interés, porque las empresas catalanas dejarían de beneficiarse, de facto, de acuerdos en regiones donde sus exportaciones están creciendo a doble dígito en los últimos años: Asia, América Latina y EEUU. En este sentido, cabe recordar que Cataluña quedaría fuera del gran tratado de libre comercio que negocian actualmente Europa y Estados Unidos.
3. Las ventas a España, hundidas Los estudios sobre el impacto que tendría la secesión de Cataluña en sus relaciones con España apuntan a una situación catastrófica. La caída de las ventas de empresas catalanas al resto del Estado hundiría el valor de las relaciones comerciales al que actualmente mantiene la comunidad autónoma con Francia, según Clemente Polo, catedrático de Fundamentos de Análisis Económicos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). La banca con sede en Cataluña debería cambiar de sede o abrir filial en España para acudir al BCE Es decir, que se pasaría de 50.000 millones de euros anuales, a apenas 10.000 millones. Se trataría de la puntilla final para el empresariado catalán, que ya vería penalizado su negocio exterior con la imposición de aranceles al resto de países de la UE. Esta caída se explica tanto por motivos logísticos, como emocionales, ya que muchas empresas españolas acabarían priorizando la compra de género a proveedores de su mismo país por los menores costes.
4. ¿Usar el euro o nueva moneda? Cataluña, en el hipotético caso de constituirse en un estado independiente, deberá decidir si acuña su propia moneda o intenta mantener el euro como divisa oficial. Esta última opción es posible, ya que existen países como Andorra, Mónaco o Montenegro que utilizan el euro sin formar parte de la UE. Sin embargo, la Generalitat perdería cualquier opción de influir en la política monetaria que afectaría a sus ciudadanos, como el establecimiento de los tipos de interés –que acaba afectando a la inflación y, por lo tanto, al precio de la vida– o la decisión sobre los activos que la banca puede canjear a cambio de liquidez ante el Banco Central Europeo (BCE). “En el euro estaremos seguro”, enfatizó la semana pasada Mas. Lo que no admitió el president es que quedarían fuera del sistema y que la última decisión también será de Europa en función de si Cataluña sigue cumpliendo la legislación financiera. Cataluña también podría crear su propia moneda para influir sobre ella, pero Jordi Galí, director del Centre de Recerca en Economia Internacional (Crei) y partidario de la independencia, advierte de sus riesgos en un artículo: “En las circunstancias de debilidad económica y fuerte endeudamiento público y privado, la anticipación de la creación de un sistema monetario propio podría generar expectativas de depreciación de la futura moneda, lo que provocaría una salida masiva de capitales”, vaticina. El Instituto de Estudios Económicos (IEE) estima en un informe que la devaluación sería superior al 50%. “Es automáticamente hiperinflación”, opinó José Luis Feito, presidente del think tank de la CEOE, en la presentación del estudio. Cataluña dejaría de acceder a los fondos de cohesión, de los que ha captado casi 10.400 millones
5. Sin acceso a la financiación Todo el debate sobre la permanencia en la UE o la zona euro desemboca en un problema mucho más perceptible y que podría generar aún más dificultades para el tejido productivo catalán: el acceso al crédito. CaixaBank y Banco Sabadell, de mantener su sede en una Cataluña independiente, no podrían acudir a las subastas que realiza periódicamente el BCE para tratar de impulsar el crédito. Tan sólo podrían hacerlo con el traslado de su sede o la apertura de una filial en un Estado miembro, como España. Además, la banca podría toparse con que los recursos que capta con el canje de deuda catalana o de sus empresas sería muy inferiores a las que reciben por empresas de otro estado comunitario, en función de las decisiones de un consejo ejecutivo del BCE en el que Cataluña no estaría representada. La Generalitat también tendría idéntico problema con su deuda pública, ya que por ejemplo la banca española ha ayudado al Gobierno porque sus bonos podían ser entregados como colateral en el BCE para obtener liquidez. A todo esto se le suma que Cataluña dejaría de tener el paraguas del Estado para refinanciar su deuda, que actualmente asciende a 51.779 millones. La comunidad autónoma lleva tres años fuera de los mercados y el Estado le ha tenido que facilitar préstamos por más de 22.000 millones de euros para amortizar varios créditos con la banca e inversores minoristas. El IEE agrava el problema de la deuda pública, ya que en su estudio estima que la Generalitat debería asumir unos 150.000 millones de euros de la deuda del Estado, en tanto que es su parte correspondiente por peso en el PIB y que ese dinero ha servido para financiar infraestructuras, servicios compartidos como Defensa o la corrección del déficit de la Seguridad Social. Las empresas ya no se beneficiarían de tratados bilaterales y doble imposición con muchos países
6. Fondos europeos y la PAC (política agraria común).Las consecuencias negativas de salir de la UE no cesan, y es que la inversión en innovación e infraestructuras también podría verse resentida. Desde 1989, Cataluña ha recibido casi 10.400 millones de euros de los distintos fondos de cohesión europeos con los que ha financiado múltiples proyectos y ha subvencionado la actividad de investigación de muchos centros. Con la inversión pública bajo mínimos y sin estas ayudas, la Generalitat difícilmente podría suplir esta ausencia con fondos propios. Esta cifra no incluye los 314 millones de euros que, según el sindicato catalán Unió de Pagesos, reciben de media los agricultores catalanes gracias a la PAC (política agraria común). La pérdida de estos fondos dejaría al sector en una posición de desventaja competitiva respecto a España.
7. El boicot del cava en mente La caída de las ventas de empresas catalanas podría verse acrecentada si se tiene en cuenta el posible boicot a sus productos, a tenor de lo que sucedió en 2005 con el cava catalán en pleno debate sobre el Estatut de Cataluña. Modest Guinjoan y Xavier Cuadras, ambos profesores universitarios y autores del libro Sense Espanya, tomaron este caso para hacer una extrapolación al conjunto de la economía, con un efecto muy duro: caída del 4% del PIB y pérdida de 130.000 empleos. Mikel Buesa, catedrático en la Universidad Complutense de Madrid, se muestra mucho más pesimista: las ventas catalanas al resto de España caerían un 52% y el PIB retrocedería un 20%.
8. Corredor Mediterráneo, adiós La expulsión de Cataluña de la UE también podría tener efectos perniciosos para el gran proyecto de infraestructuras que defiende la Generalitat: el Corredor Mediterráneo. Bruselas ha dado prioridad a este proyecto en detrimento del Corredor Central, pero su visión podría cambiar: ¿tiene sentido financiar una línea ferroviaria que cruza por una zona arancelaria y encarece el coste del transporte?, se preguntaron los promotores del estudio del IEE en su visita a Barcelona en marzo de este año.
9. Menos libertad para viajar El alzamiento de fronteras y la posible salida del espacio Schengen también tendrán un efecto privatizador a la libertad de movimiento de los catalanes. Los ciudadanos de Cataluña, en caso de no poder mantener la nacionalidad española, deberían viajar por la Unión Europea con pasaporte y, en muchos casos, deberían solicitar permisos de residencia para estudiar en el extranjero y de trabajo para poder crecer profesionalmente fuera de la región.
10. Fuga de multinacionales Ante este panorama, son muchos los expertos –incluso del ala proindependentista– los que vaticinan una fuga, mayor o menor, de empresas. Desde 2010 ya son más de mil firmas las que han dejado Cataluña para instalarse en Madrid, con una fiscalidad más atractiva y –tras un hipotético proceso de secesión– con un marco jurídico y político mucho más estable. También son muchos los pequeños empresarios que trasladarían su sede a la capital de España por su rechazo al proceso soberanista, como quedó de manifiesto en la visita de Esperanza Aguirre al Círculo Ecuestre de Barcelona la pasada semana. También está por ver si las multinacionales que hoy aún mantienen su sede para España en Barcelona la trasladarían a otros puntos de España, puesto que sería el mayor de los mercados ibéricos para muchos grupos de gran consumo. De hecho, P&G ya ha llevado la sede de Arbora Ausonia de Barcelona a Madrid.
http://www.expansion.com/2013/09/24/economia/politica/1379976719.html
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Volkswagen Barcelona tiene ya diseñado el abandono de Cataluña y el traslado de la sede corporativa a Madrid por la amenaza independentista de Artur Mas
Volkswagen Audi España quiere anticiparse a una eventual independencia de Cataluña.
La cúpula de la multinacional alemana ha mantenido ya reuniones al más alto nivel para diseñar una operación de traslado de su sede corporativa de El Prat de Llobregat (Barcelona) a Madrid.
Fuentes empresariales catalanas de alto nivel, a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital, confirman que en la cúpula de Volkswagen Audi España existe máxima preocupación por la deriva independentista iniciada en Cataluña por Artur Mas, y por las consecuencias que pueden derivar en el futuro para las grandes multinacionales con sede en la Comunidad si se sigue por ese camino.
“Nos iremos de Barcelona”
Los máximos directivos de la multinacional alemana no están dispuestos a que el nuevo escenario les pueda coger desprevenidos.
De hecho, hace un año, tras la gran manifestación de la Diada en Barcelona, el presidente de Volkswagen Audi España, Ludger Fretzen, ya lo advirtió, igual que otros importantes empresarios como José Manuel Lara (Planeta), diciendo: “Si Cataluña continúa por la vía de declararse independiente, sacaremos nuestra sede de Barcelona”.
http://www.elconfidencialdigital.com/dinero/087255/volkswagen-barcelona-tiene-ya-disenado-el-abandono-de-cataluna-y-el-traslado-de-la-sede-corporativa-a-madrid-por-la-amenaza-independentista-de-artur-mas#CIu3GgrJ5TVG02DU
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