domingo, diciembre 16, 2012

Boris I Rey de Andorra independiente

Aprenda usted de Boris

16 de Diciembre de 2012 - 18:29:15 - Luis del Pino

Editorial del programa Sin Complejos del domingo 16/12/2012

Boris Skosirev nació en 1896 en Vilna, la capital de Lituania, que por aquel entonces formaba parte del Imperio Ruso.

Al parecer, Boris pertenecía a una familia de buena posición, y al estallar la Revolución Rusa en 1917, buscó asilo político en Inglaterra. Allí, su carácter simpático y su tremendo desparpajo harían que terminara colaborando con el servicio secreto británico, que le envió a varias misiones a Japón y Estados Unidos. Sin embargo, por motivos que desconocemos, en 1925 abandona su trabajo de espía y se traslada a vivir a Holanda, donde comienza a utilizar el inexistente título de Conde de Orange.

Como buen vividor, se propuso encontrar a alguna mujer que lo mantuviera y, efectivamente, en 1931 se acabó casando con una acaudalada francesa de Marsella diez años mayor que él. Y a la que pronto, como cabía esperar, comenzó a engañar con otras mujeres de menos edad.

Y siguiendo los pasos de una de esas mujeres, una joven inglesa, Boris trasladó su residencia a Andorra, donde continuó viviendo del cuento y haciendo ostentación de su inexistente título nobiliario. Pero, convencido de su propia facilidad para engañar a todo el mundo, cometió el error de ponerse a conspirar con algunos importantes andorranos para que le nombraran rey, lo que hizo montar en cólera al obispo de la Seo de Urgel, co-regente del principado. Por ello, el Consejo General de los Valles de Andorra decretó su expulsión del territorio el 22 de mayo de 1934.

Sin embargo, ni corto ni perezoso, Boris Skosirev empezó a moverse frenéticamente, concediendo entrevistas a medios europeos y americanos; trabando relaciones con los legitimistas franceses; imprimiendo folletos monárquicos que hizo distribuir por Andorra; redactando un proyecto de Constitución andorrana que definía al principado como un paraíso fiscal (al estilo de Mónaco o San Marino) y haciendo correr el bulo, entre sus contactos andorranos, de que contaba con grandes inversores internacionales que estaban dispuestos a convertir el diminuto país en un gran centro de negocios europeo.

Con lo que el 7 de julio de 1934, menos de dos meses después de la expulsión de Boris, el propio Consejo General de los Valles de Andorra decidió hacer caso omiso de las advertencias del obispo y, por votación casi unánime, acordó nombrar a Boris Skosirev rey, con el título de Boris I de Andorra. El nombramiento se hizo oficial diez días más tarde.

Todo esto que les cuento, que parece el argumento de una novela cómica, es rigurosamente cierto: en 1934, Andorra fue una monarquía independiente y tuvo un rey con el título de Boris I.

"¿Y cómo acabó la historia?", se preguntarán ustedes. Pues muy sencillo: cuatro días después de la proclamación de Boris como rey, se presentaron en Andorra dos parejas de la Guardia y un sargento, y detuvieron al flamante monarca en aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes. Lo llevaron detenido a Barcelona, y de ahí a Madrid, donde fue juzgado.

Poco antes de emitirse la sentencia, Boris se larga a Portugal, no se sabe bien si para huir de la cárcel o porque el gobierno de la República lo expulsó del país. El caso es que el 22 de noviembre de 1934 la policía portuguesa lo detiene cuando intentaba entrar en aquel país.

A partir de ahí, la pista de Boris se vuelve confusa. Dicen que terminó volviendo a Francia a reunirse con su mujer y que allí fue internado en un campo de prisioneros tras la invasión alemana. Algunos afirman que murió en 1944. Otros, sin embargo, sostienen que luchó junto al ejército alemán contra el ejército de Stalin en el frente ruso y que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial. Nadie sabe con certeza qué fue de él.

Lo que es indudable es que fue rey de una Andorra independiente durante cuatro días, episodio éste que ilustra hasta qué punto de demencia pueden llegar las cosas cuando alguien se empeña en echarle a los asuntos la jeta suficiente.

Si traigo a colación la historia es, por supuesto, porque aquí en España también tenemos nuestros propios aprendices de Boris, empeñados en autonombrarse reyes del mambo de algún estado ficticio.

Les recomiendo a esos buenos muchachos que se echen un vistazo a la historia de este falso noble de origen ruso, para ver cómo acaban algunos aventureros. Más que nada, porque el final de su breve reinado ilustra algo importante: que para detener a quienes decretan independencias artificiales saltándose la ley, no hace falta enviar ningún ejército.

Basta con mandar una pareja de la guardia civil y aplicar a los delincuentes la Ley de Vagos y Maleantes.

http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/aprenda-usted-de-boris-11834/ ...-.-.-.-.-.-

LA OTRA BIOGRAFIA.BORIS I, REY DE ANDORRA POR UNA SEMANA

DANIEL UTRILLA

Como caído del cielo. Como un extraterrestre de gran envergadura, políglota y con tres ojos (siempre llevaba monóculo), el noble exiliado ruso Boris Skosirev se presentó en 1934 ante el pueblo andorrano para prometerle prosperidad bajo su cetro, un bastón con empuñadura de plata del que nunca se separaba. Quería ser su rey. Y lo fue, aunque su sueño duró poco.

Con el mismo desconcierto que debió de causar Yuri Gagarin en 1961 cuando se le apareció a una campesina tras regresar de su pionero vuelo cósmico, así cayó este ex militar entre los escasos 4.000 habitantes que en los años 30 poblaban Andorra, un coprincipado agrario, aislado y feudal, dependiente tanto del presidente de Francia como del obispo de Urgel. «Era un hombre de unos 40 años, muy bien vestido, con una cara agradable, labios finos. Era un hombre con porte, con clase». El retrato nos lo hace Antoni Morell, escritor andorrano que investigó la vida de este insólito visitante llegado de más allá de Europa antes de publicar en 1984 su novela Boris I, Rey de Andorra (traducida el año pasado al castellano).

En 1934 muchos andorranos acabaron abducidos y seducidos por este monarca advenedizo de ojos azules que hablaba en francés y que les prometía que vivirían a cuerpo de rey bajo su reinado.El 8 de julio de ese año Boris obtuvo el apoyo del Consejo General (23 votos contra 1) para autoproclamarse rey y promulgó su Constitución.

Skosirev había nacido en 1896 en Vilnius, actual capital de Lituania, que entonces formaba parte del Imperio Ruso. Tras servir como oficial en la flota báltica del zar, escapó como otros muchos rusos blancos de la revolución bolchevique de 1917. Sin embargo, a diferencia de muchos compatriotas nobles exiliados que se vieron obligados a trabajar en cualquier oficio, como chófer o camarero, el ambicioso veinteañero tenía planes mucho más grandilocuentes.

«Skosirev había triunfado en los salones del París de la época, e incluso la reina Guillermina de Holanda le concedió la orden de los Orange», explica Morell. Ciertos estudiosos lo vinculan con el espionaje británico, en cuyo servicio pudo realizar misiones secretas en Siberia, EEUU y Japón al más puro estilo 007.

En 1933, Skosirev visita Andorra por primera vez -poco antes, en 1932, había sido expulsado de Mallorca- y recibe la ciudadanía local. Aunque se había casado en 1931 con una marsellesa rica llamada María Luisa Parat, al Principado acude acompañado por una millonaria estadounidense, Florence Mazmon, locamente enamorada de Boris. Estamos ya en 1934, en la población de Santa Coloma.Y el ex zarista se dedica a exponer sus propósitos reales a varios consejeros del Gobierno.

En principio, todos le responden que deje en paz a los andorranos.Skosirev aprovechó para ganarse al pueblo para su causa y entrevistarse con campesinos, artesanos y políticos locales a los que explicaba su intención de modernizar Andorra (construyendo carreteras y ferrocarriles) y de convertirla en foco de inversiones y paraíso fiscal.

Empeñado en ocupar el trono, el exiliado volvió a la carga apenas dos meses después. Se instaló en la localidad de Torredembarra, y comenzó a dar entrevistas a diarios internacionales en las que se presentaba como Rey de Andorra, y en las que llegó a acusar a la República Española de vejar los derechos de los españoles residentes en Andorra.

Tras obtener en julio de 1934 el apoyo del Consejo General para proclamarse rey, Skosirev promulgó una Constitución de 17 artículos que recoge su ideario progresista y la transformación del coprincipado en un paraíso de libertades individuales, eso sí, bajo la sombra de su cetro.

A sus 38 años, Boris Skosirev se había encaramado a los Pirineos como una especie de exótico king kong albino, pero no tardó en ser apresado. El conseller d'Escamp, el único que votó en contra de su coronación, contó lo sucedido al obispo de la Seo de Urgel, que desautorizó el reinado ipso facto y pidió ayuda a Madrid después de que Skosirev le declarese la guerra. El 14 o el 20 de julio cuatro guardias civiles y un sargento arrestaron al zar, que al parecer tomaba té en bata cuando fue aprehendido.Se le aplicó la ley de vagos y maleantes e ingresó en la cárcel La Modelo de Madrid.

«Cuando la Guardia Civil lo llevó de Seo de Urgel a Barcelona, y de allí a Madrid, en un vagón de tercera, de esos de madera; él se quejó porque, insistía, debía recibir un trato de aristócrata», explica Morell. Desde Madrid fue expulsado a Portugal, donde pasó un tiempo en Estoril para luego viajar durante cuatro años por Lisboa, Tánger y Gibraltar. En 1938 los francesas le permiten volver a Aix, donde se reunió con su primera esposa. En 1941 el régimen de Vichy lo recluyó en un campo de concentración con antifranquistas y antifascistas italianos. Algunos fechan su muerte en 1944.

«Me interesaba el personaje, que bien podía ser de cualquier revista de las de ahora, del ¡Hola! o de Lecturas. Imagine lo que debió de suponer que en una sociedad agraria, cerrada y pequeña de 4.000 personas y pico apareciera un individuo muy bien trajeado, hablando no se cuántas lenguas, y que se autoproclame rey y haga incluso una Constitución», explica Morell. Su obra ya ha sido llevada al teatro y la actriz Assumpta Serna aboga por llevarla a la gran pantalla.

Escurridizo para la historiografía oficial, este zar oportunista y mujeriego, también ha inspirado a un compatriota suyo, Boris Solpelniak, que acaba de publicar en Rusia Vosjozhdenie (La Ascensión), novela basada en su peripecia, y que ya busca traductor al castellano./ DANIEL UTRILLA (Moscú)

Apoyo

l Nacido en Vilnius (Lituania), fue militar al servicio del zar.Huye con la Revolución de Octubre de 1917. Se hace espía para Inglaterra.

l Logró, en 1934, ser nombrado rey de Andorra como Boris I.

Novela. En Rusia acaba de salir «La Ascensión», inspirada en su vida. En 2007 se publicó en castellano «Boris I, rey de Andorra», de Antonio Morell (Ed. Destino).

http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2009/694/1233442814.html

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The Skossyreff Dynasty

By James Conway / January 12, 2010 / Born this day, Majesty, Pretenders /

One of Nicolas Sarkozy’s lesser known titles is Prince — sorry — Co-Prince of Andorra, the mountainous micro-nation wedged between Spain and France (his fellow ruler is the Bishop of Urgell). One of those pint-sized geo-political anomalies which dot Europe like chocolate chips, Andorra keeps largely to itself and rarely troubles headlines.

Ruling the pocket principality, you might think, is hardly a two-man job, a thought that also occurred to Russian adventurer Boris Skossyreff in 1934, who on July 6 of that year declared himself King Boris I of the newly created Kingdom of Andorra (which — quelle co-inky-dink — he’d just created).

Like little known King Otto of Albania, actually a German circus performer who apparently claimed the throne of Albania for almost a week in 1913, Skossyreff had taken advantage of unrest, confusion and poor communications to install himself as a monarch just because he damn well could. In his brief reign, Boris designed his own flag (above), printed up 10,000 copies of his constitution, declared war on the Bishop of Urgell and laid out a surprisingly forward-thinking plan for his Pyrenean eyrie based on the Monégasque model of casinos and tax breaks. Just two weeks into the Skossyreff Dynasty, however, it all went royally tits up and King Boris was unceremoniously carted off by Spanish police.

Skossyreff’s life before and after (and indeed during) this short-lived adventure is a matter of dispute and conjecture. He was possibly born this day in 1896, or five months or even two years later. His birthplace was probably Vilnius (in present day Lithuania, then part of the Russian Empire), his family most likely minor Russian nobility. After the Russian Revolution he claimed asylum in Britain and apparently worked in espionage for the Foreign Office. He allegedly moved to the Netherlands and was ennobled by the Dutch queen (actually this is the least likely of his claims, although he did have a Netherlands passport).

After his Andorran interlude Skossyreff’s story gets hazier still (I’ll stop with the qualifying adverbs; just assume that any “fact” recorded here is to be treated with suspicion). The outbreak of World War II found him in a French internment camp, though despite reports he didn’t die there in 1944, but was sent to Siberia after the war, in 1948, returning to Germany in 1956. Whether the Soviets objected more to his status as a White Russian or as an Andorran absolutist remains unrecorded. Settling into life as a commoner in West Germany, Skossyreff died without issue in 1989.

http://strangeflowers.wordpress.com/2010/01/12/the-skossyreff-dynasty/

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